Te voy a contar un secreto…
A veces, rendirse es la mejor alternativa que tienes.
Tal vez leer esto va a chirriarte. Especialmente si eres de los que no desiste en sus objetivos, de los que siempre va a por todas, y de los que nunca se da por vencido.
A mí me hubiera chirriado leer este consejo tiempo atrás. Porque una de mis mayores virtudes es la fuerza de voluntad, el insistir, el entregarme al cien por cien por una causa; a veces, hasta la obsesión.
De hecho, la sociedad nos inculca este valor, el de no rendirse nunca. El de ir a por lo que quieres; aunque acabes llorando, sangrando o arrastrándote por el suelo.
Las películas, libros o vídeos virales siempre se focalizan en personas así: un empresario que se hizo millonario desde cero, por insistencia; una madre soltera que sacó a sus hijos adelante tras superar mil dificultades; un corredor de fondo que terminó una ultramaratón tras caer deshidratado varias veces…
Los casos así son inspiradores. Estoy de acuerdo.
Por el contrario, ¿quién va a interesarse por aquél que dice “ya basta”, o por aquél que decide no invertir más tiempo y energía en algo en lo que ya no cree?
Eso no vende, ni es digno de admiración. Es de fracasados.
Pues lo siento, no siempre es así. Ni mucho menos.
Cuando insistir es lo peor que puedes hacer
Te lo digo con conocimiento de causa.
Yo mismo he sido un especialista en destrozarme a base de insistir, de perseverar y de darlo todo por causas perdidas.
Ésta es la consecuencia de no saber gestionar bien una desmesurada fuerza de voluntad. De estar ciego. O de ser excesivamente tozudo.
En el pasado, a base de insistir:
- Me trituré ambas rodillas haciendo deporte, pues era capaz de ignorar las señales del cuerpo, y continuar a pesar del dolor.
- Perdí varios años sacándome un título universitario en contra de las señales de la vida, que me indicaban claramente que mi camino no era aquél.
- Me rompí el corazón insistiendo en relaciones tóxicas que, por mucho que me esforzara, terminaban siempre en drama.
Por tanto, creo que estarás de acuerdo conmigo en que, a veces, insistir es lo peor que puedes hacer.
A veces, insistir es lo peor que puedes hacer. Foto por Ollyy, vía Shutterstock
Unas veces hay que rendirse, otras hay que insistir
No estoy diciendo que rendirse sea siempre la mejor opción. Por supuesto que no.
Unas veces hay que rendirse y abandonar; mientras que otras, debemos ser tenaces e insistir hasta el final.
Si quieres montar tu propia empresa, debes estar dispuesto a superar muchos obstáculos, a echarle infinidad de horas, e incluso a endeudarte. Si realmente haces lo que amas y actúas inteligentemente, acabará valiendo la pena.
Pero, si te has metido en un negocio que no conoces, o que ni si siquiera te gusta; y ves que para seguir adelante vas a tener que sacrificar tu salud, tu familia o tu vida social; tal vez debas rendirte, ¿no crees?
Para tener amigos de verdad debes ofrecer tu tiempo, hacer favores siempre que puedas y prestar tu ayuda. Incluso cuando las cosas van mal.
No obstante, si se aprovechan de ti, no te respetan o no recibes su apoyo cuando te hace falta, quizás sea el momento de no insistir más y cambiar de amigos, ¿cierto?
Lo mismo ocurre con tu pareja, o con la familia. Amar es aceptar, estar ahí cuando el otro te necesita y dar lo mejor de ti mismo. Siempre, hasta en tus peores días.
En cambio, si no sientes cariño, ayuda o facilidad para ser quien realmente eres, puede que debas rendirte y buscar todo eso en otras personas.
Unas veces, debemos rendirnos; otras, debemos insistir. Foto por Undrey, vía Shutterstock
¿Pero, para qué sirve rendirse o insistir?
Rendirse e insistir son dos herramientas que sirven para un mismo propósito: enfrentarse a los problemas de la vida y lograr nuestros objetivos.
Sin embargo, lo hacen de formas radicalmente opuestas.
Insistir se asocia a la fuerza de voluntad, a la perseverancia, a la tenacidad, al trabajo y al gasto de energía.
Tradicionalmente, se nos ha enseñado que insistir es la mejor forma de conseguir nuestras metas, de rebasar nuestros límites y de salir de nuestra zona de confort. De esta forma, podemos hacer posible aquello que parece imposible.
Pero, como explicaba antes, si focalizamos nuestra energía en la dirección equivocada, terminamos alimentando relaciones tóxicas, ejerciendo trabajos que odiamos o tropezando una y otra vez en la misma piedra. En definitiva, nos autodestruimos.
Por el contrario, rendirse se asocia a la cobardía, a la apatía, a la pereza, a la vagancia, a la debilidad. También al desapego y al mínimo esfuerzo.
Por ello, rendirse es algo que se relaciona típicamente con perdedores y fracasados y, por ende, está mal visto. Se considera una actitud que, por lo general, te aleja de tus metas y objetivos.
En realidad, así es en muchas ocasiones. Decir lo contrario sería justificar a gandules y vividores que no dan golpe en todo el día. O en toda su vida.
Pero, por otra parte, si sabemos rendirnos en el momento adecuado, dicha rendición es la mejor estrategia para protegernos, evitar errores y, en último término, obtener el triunfo final.
Rendirse puede ser la mejor estrategia para obtener el triunfo final. Foto por Zoran Milic, vía Shutterstock
La clave para saber cuándo rendirse
Apuesto a que todo lo que te he contado ya lo sabías.
Pero también apuesto a que, en algún momento de tu vida, tú también has caído en la trampa de no saber rendirte. Quizás muchas veces.
¿Acaso nunca has insistido en mantener una relación que te hacía la vida imposible hasta que todo explotó de la peor forma?
¿O acaso alguna vez no supiste retirarte de aquel negocio, o de aquellos estudios, o de aquellas amistades; hasta que perdiste todo tu dinero, tu confianza, o tu salud?
Todos nos creemos gurús del desarrollo personal cuando se trata de ver los problemas ajenos. Pero, en la práctica, todos caemos en las mismas trampas.
Y, si hablamos de saber rendirse, la trampa radica en no saber sacar la bandera blanca en el momento adecuado.
A veces nuestro cuerpo nos permite insistir más allá de lo necesario. Por ello, debemos escuchar sus señales para saber cuándo parar, cuándo darnos un baño con espuma; o, simplemente, cuándo comer bien y dormir un poco más.
En ocasiones, nuestra mente nos engaña, pues es manipulable, y estamos saturados de creencias, ideas y valores ajenos a nosotros mismos que nos infunden desde que nacemos. Por ende, debemos cuestionarnos regularmente nuestra propia cosmovisión y ser críticos con nuestra forma de pensar.
Y, lo más importante, hay que escuchar permanentemente nuestra Esencia, pues es la única parte pura e incorrupta de nuestro ser. Por consiguiente, es ahí donde siempre encontramos la respuesta correcta, especialmente cuando tenemos dudas.
Para lograrlo, no es necesario ser un iluminado, ni tampoco acudir al típico gurú de turno para que sane nuestra alma tras revisar nuestro desafortunado karma.
Puede que sea tan simple como fiarse un poco más de la intución, escuchar las sensaciones del plexo solar, o aprender a leer las señales que nos manda la vida.
La clave para saber cuándo saber rendirse es simple, escuchar. Escucharse. Foto por LILAWA.com, vía Shutterstock
Pero no quiero insistir más, puesto que, si quieres profundizar al respecto, ya escribí un libro entero hablando de todo ello.
Y creo que, con todo lo anterior, la idea ha quedado bastante clara.
La fuerza de voluntad y la perseverancia son la mejor forma para lograr lo que quieres, no lo niego. Pero, a veces, mal conducidas, pueden desviarte de tu camino y autodestruirte.
Simplemente, intenta ser un poco crítico contigo mismo, pues no siempre tenemos razón.
Y, de tanto en cuanto, para.
Sí, ya sé que el orgullo suele impedirnos decir basta tan fácilmente.
Rendirse implica reconocer que te has equivocado. Y no todo el mundo es tan valiente y honesto consigo mismo como para hacerlo.
Así pues, tómate un respiro y analiza la situación con tranquilidad.
¿Ha llegado el momento de rendirse?
Pregúntatelo sinceramente, sin prisas. No te culpabilices, ni te juzgues.
Rendirse no es fracasar, ni ser un perdedor, ni renunciar a tus sueños.
A veces, rendirse es sinónimo de triunfar, de renacer, o de no perder los mejores años de tu vida.
Rendirse puede ser, a fin de cuentas, la mejor estrategia para lograr tus objetivos.
En mi caso, ojalá hubiera aprendido a hacerlo antes.
Me hubiera evitado mucho sufrimiento y dolor innecesario.
#####
Y tú… ¿Qué opinas?
¿Sabes decir basta en el mejor momento? ¿O crees que rendirse es cosa de perdedores?
¿Te has dado muchos palos en la vida insistiendo en lo que no debiste?
Cuéntanoslo en los comentarios.
Seguro que tu aportación nos enriquecerá.
P.D. Foto de portada por Rachaphak, vía Shutterstock
Recuerdo en la escuela que me inventaron un premio para darme el título del «perseverantedel año». Es algo que me marcó. Desde ahí siempre me propuse ser perseverante, pero así como mencionás, llega un momento en el que tenemos que saber si es correcto seguir o ya es el fin de la guerra. Para no defraudarme conmigo mismo últimamente lo que decidí hacer es plantear condicionales que me ayuden a saber cuando es el fin de una etapa.
Efectivamente Gabriel, a veces querer ser algo, digamos perseverante, es cosa de ego y orgullo. Es querer seguir siendo destacable por una cualidad por la que fuimos reconocidos en el pasado. Pero esto mismo puede ser contraproducente, como comento en el artículo; pues, muchas veces, el presente requiere respuestas distintas. Ser capaz de ser de otra forma según las circunstancias es un síntoma de madurez y de evolución; y es algo que no sólo nos ayuda a estar en paz con nosotros mismos, sino también a lograr mejores resultados.
Así pues, ojalá consigas no ser tan perseverante cuando rendirse sea, realmente, la mejor opción para ti.
Yo soy un poco como tú, y me costó renunciar a esa perseverancia y fuerza de voluntad, pero ahora vivo mucho mejor y soy mucho más eficaz a la hora de lograr mis metas.
Un fuerte abrazo y gracias por compartir tu experiencia personal.
Hola Ubay,
Espero que estés bien 😊,
Si, Muy interesante, tú post,
Si, todos nos hemos equivocado,yo,la primera,,
Pero, cómo bien dices, el equivocarse es de humanos Y de Ello aprender, para evitar, la misma equivocación,,,
Cuántas más experiencias vividas,en todos los aspectos, más sabiduría,
Más inteligente , Y conocerse a uno mismo,
Más tranquilidad,Ya, qué, él cuerpo es limitado,,
Para, hacer según que actividades,,, Sí lo forzamos,sabemos lo que nos pasará,,,A veces,hace falta,,, Qué nos pase,,, Para, parar,,,,Un accidente,una lesión, una enfermedad,,
Mas o menos,,,,
Muchas gracias 😊
Un cordial saludo 🤗
Hola Toñi, me alegro que te haya gustado el artículo.
Equivocarse es, efectivamente, de humanos. Y rendirse en el momento adecuado es, además, de sabios. Especialmente para aquellos que son muy tozudos 😉
Un fuerte abrazo y gracias por pasarte por aquí.