
Tercer ojo. Foto vía laverdad-stage.coke.com
¿Cuántas veces has oído decir que hay que seguir la intuición y que, a veces, las primeras impresiones son las que cuentan? ¿Estás de acuerdo?
Sea cual sea tu respuesta, hoy en día, en un mundo dominado por la ciencia, la lógica y el raciocinio de cerebro izquierdo resulta cada vez más complicado utilizar estas herramientas sin ser considerado un irresponsable o un friqui.
De hecho, tras nuestra educación, formación académica y adoctrinamiento social la mayoría de personas son incapaces de volver a utilizar correctamente la intuición y las primeras impresiones en su vida y, por tanto, viven de forma parcial, ajenos a la otra mitad de su cerebro y a otras partes de sí mismos. Pero…
¿Por qué deberías usar la intuición y las primeras impresiones?
Te voy a dar mis 4 motivos de peso:
1. Para estar en armonía contigo mismo en todas tus manifestaciones
Como iba diciendo, vivir exclusivamente desde la razón y la lógica es hacerlo desde la mente a través de la parte izquierda del cerebro. Pero las personas no sólo somos mente, también somos cuerpo y Esencia. Y esas partes de nuestro ser se comunican con nosotros, entre otras formas, mediante la intuición, las emociones o las primeras impresiones. (Ver otros de mis artículos sobre la Esencia y sobre cómo ésta se comunica con nosotros)
Por tanto, vivir sólo desde la mente supone dejar de lado otras partes de nuestra persona que son igualmente importantes y, por tanto, caer en un desequilibrio que limita nuestra vida. De ahí mi siguiente argumento…

Tú eres el iceberg, tu mente sólo es la punta. Foto vía calebthompson.io
2. Para no limitar tu vida innecesariamente
La mente no sólo es limitada a la hora de comprender la complejidad de la existencia sino que también puede ser manipulada por agentes externos y convivir con el engaño y la mentira, no así la intuición o las primeras impresiones puras, que conectan siempre con la verdad y la Esencia de las cosas.
Por tanto, dejarte guiar exclusivamente por la mente te llevará a un lugar producto de sus propias limitaciones que, casi siempre, se encuentra lejos de tu felicidad.
3. Para ser dueño de tu destino
Cuando decides sólo con la mente quien decide realmente son aquellas entidades que la estructuran. Y quien la estructura es el modelo social dominante a través de los sistemas de información, educación y adiestramiento de que dispone. Así pues, si decides con la mente tu destino será el que la sociedad espera de ti.
Para encontrar tu propio camino y tu verdadero destino también debes usar las herramientas que permitan conectar directamente tu Esencia con la realidad física. La intuición y las primeras impresiones forman parte de estas herramientas. La mente, en ocasiones, actúa más bien como una interferencia en este proceso.
4. Para ahorrar tiempo, salud e incluso dinero
Cuando queremos decidir, juzgar u obtener una opinión acerca de una persona, lugar o hecho podemos hacerlo desde de la mente o abrirnos a nuestro sexto sentido. ¿Qué ocurre en cada caso? Pongamos, por ejemplo, que estás conociendo a una persona nueva y quieres formarte una opinión sobre ella sólo desde un punto de vista mental.
Habitualmente lo que sucede es que, de forma inmediata, tienes una primera impresión. Es decir, experimentas ese sentimiento puro que analiza de forma directa la Esencia que emana la persona, objeto o situación a la que te enfrentas. Eso sí, siempre y cuando sepas dejar de lado tus prejuicios y condicionamientos mentales, lo cual no haremos en este caso, pues dijimos que sólo usuraríamos la mente.
Posteriormente, esa primera impresión se acompaña de ciertas intuiciones que pueden llegan en cualquier momento y que nos dan algo más de información. La intuición o sexto sentido, es la capacidad de percibir información proveniente de fuentes internas o externas que van más allá de los cinco sentidos habituales. Pero, siguiendo nuestro ejemplo, tampoco vas a hacer caso de ella.
Finalmente, desde la mente sólo podrás conocer a esa persona y sus verdaderas intenciones cuando tengas suficientes datos “reales” y objetivos sobre ella y hayas podido analizarlos detenidamente de forma racional. Sólo en ese momento podrás tener una opinión sólida con conocimiento de causa. El único problema es que para llegar a ese punto pueden haber pasado semanas, meses o años y, por tanto, habrás perdido tiempo e incluso salud y dinero por el camino. Entonces…
¿Cómo puedes usar la intuición y las primeras impresiones?
Siguiendo con el ejemplo anterior y suponiendo que seas una persona de tipo racional deberás, como acabo de contar, esperar el tiempo suficiente para analizar todos los datos y hechos disponibles hasta tener una opinión consistente y definitiva sobre algo o alguien.
Es entonces cuando debes hacer el esfuerzo de recordar aquella primera impresión y las intuiciones que te fueron llegando desde el primer día. En muchas ocasiones, verás que éstas se han correspondido perfectamente con lo que el tiempo ha acabado dictando y, en otras, verás que no ha sido así.
Si repites esta experiencia de forma regular, poco a poco, por un simple proceso de ensayo y error, irás entrenando tu intuición y tus primeras impresiones hasta saber cuándo debes tenerlas en cuenta y cuándo no. De esta forma, aprenderás a utilizarlas de forma fiable a la hora de tomar decisiones y evitarás tener que recurrir al juez del tiempo, lo cual te ahorrará mucho tiempo y disgustos a nivel emocional, psicológico e incluso económico.
Una forma alternativa para entrenar la intuición y las primeras impresiones
Si no quieres pasarte años aprendiendo de tus aciertos y errores hasta tener suficiente experiencia prueba lo siguiente: estate siempre atento a la pequeña voz interior que te habla constantemente y, cuando lo necesites, formula al aire una pregunta sobre el tema que quieras. Puedes preguntar cosas como: “¿Es él/ella una persona con quien podría tener una relación de pareja satisfactoria?”, “¿Me conviene tomar esta oferta de empleo?”, “¿Es bueno para mí tomar este camino en la vida?”…
Una vez formulada la cuestión, escucha la respuesta intentando eliminar interferencias emocionales o mentales que puedan alterarla. Intenta captar la primera respuesta que te pase por la cabeza de forma instantánea, sin juzgarla ni pensar sobre ella. Si lo haces empezarás a contaminarla con tu razón, prejuicios sociales, miedos, inseguridades u otras influencias. A continuación, pregúntate cómo te hace sentir o qué emociones te despierta esa respuesta. La emoción nunca miente.
Todos recibimos respuestas e informaciones sutiles provenientes de lo más profundo de nosotros mismos. Si no estás acostumbrado a escucharlas de forma espontánea, deberás formular al aire una pregunta, tal y como acabo de explicar. En cualquier caso, la clave radica en escuchar las respuestas de tu voz interior sin el filtro de tu mente, ser sincero con lo que sientes y considerar la posibilidad de hacer lo que éstas te sugieran.
De nuevo, es cuestión de práctica. Y para terminar este artículo, quiero compartir una última reflexión para estimularte a que seas más intuitivo: “La vida es un gran puzzle para los que piensan, una tragi-comedia para los que sienten y un juego para los que además de pensar y sentir utilizan su sexto sentido”
¿Y tú? ¿Utilizas la intuición y las primeras impresiones en tu vida o vives desde tu mente racional? ¿Qué otras formas tienes para entrenar tu sexto sentido? ¡Me encantaría escuchar tu opinión al respecto!
Si, es así…. Los mejores años de mi vida , los más exitosos, aquellos en los que hice cosas imposibles a las que llamé milagros y de hecho lo son, viví a pleno y casi todo y en todo a base de intuición. Seguí mi intuición, eso era todo. Me escuchaba en alguna parte de mí y hacía lo que me decía a mí misma, más allá de cualquier opinión en contra, de las expectativas que tuviesen los demás o las ideas de fracaso que pudieran llegar a mis oídos. Muchas veces me visualizaba o visualizaba el lugar, lo que lo rodeaba, eran como pantallazos. Era natural, siempre lo fue, desde niña, nunca nadie me dijo nada. Tampoco me preguntaron como lo hacía. Estaba segurísima de todo! Recordarla me produce una sonrisa y vale! porque ahora estoy en una situación a la que sé que debo dar una solución y que solo yo la sé, que la tengo conmigo, pero me es difícil escucharla del todo, que salga a la luz. Sin embargo, voy siguiendo los pasos que siento que debo dar y de pasos…se hace el camino. Muchas gracias!!!
Hola Martha…
Sí, a veces ocurre que hay momentos de nuestra vida que conectamos con más fácilidad con nuestra parte más profunda, sutil y esencial. Entonces somos más sensibles a la intuición, las primera impresiones y otros tipos de información que pueden pasar desapercibidas para otras personas.
De todas formas, como tú ya has tenido un contacto directo y has sabido utilizar tu intuición en el pasado, es cuestión de tiempo que vuelvas a recuperar esa conexión. Puede que estés en una situación que te tiene un poco descentrada, o que haya algún tránsito planetario que te está apartando de tu parte más espiritual. En cualquier caso, como bien dices, no tengo duda que, en breve estarás de nuevo alineada con tu parte más profunda e intuitiva.
Un abrazo
Mi psicóloga me dijo que hay veces que hay que usar la intuición y otras la razón.
Tu psicóloga tiene muchas razón Marcelo; o, por lo menos, estoy completamente de acuerdo con ella.
Eso sí, la clave es saber cuándo utilizar una y cuándo utilizar otra.
Un fuerte abrazo
Hola Ubay, buscando recursos en la web sobre cómo practicar el desapego encontré tus post.
Me considero una persona muy racional, pienso mucho todo el tiempo y esto me agota, tanto que me muestro insegura de las convicciones a las que he llegado. En fin, creo estar lista hacer grandes cambios en mi vida, y creo que tus artículos son un gran beneficio para mí, es hora de ponerme manos a la obra.
Saludos desde Panamá
Hola Mariana,
No está mal ser una persona racional. El problema es cuando es sólo la racionalidad la que rige tu vida, puesto que, como bien sabes, el ser humano no sólo es mente, sino cuerpo y, por supuesto, alma.
La intuición te permite también conectarte a lo invisible, lo sutil y todo aquello que no siempre es racional. Y, como bien sabes, aquello que no se ve, muchas veces es más importante que aquello que sí es visible.
Espero que este artículo y muchos otros que he publicado puedan ayudarte.
Mucha suerte.
Un fuerte abrazo.