Este artículo está dedicado a la gente que no hace nada.
Pero, también, a aquéllos que acusan a los demás de no hacer nada. A veces de forma despreocupada, malintencionada o carente de empatía.
Además, aprovecharé para compartir algunos detalles de mi vida personal, puesto que yo mismo pertenezco a ese grupo de gente que no hace nada.
Pero empecemos con una pequeña historia, la que me ha motivado a escribir este artículo…
Los ataques de la gente ejemplar que lo hace todo. Y bien; por supuesto
El otro día charlé con una persona muy cercana. Me comentó que, desde hacía meses, su familia la acusaba de no hacer nada con su vida, de gandula y de vivir del cuento.
Su madre le echaba en cara haberle pagado sus estudios. “Total, para lo que has acabado haciendo”. Y la instaba a buscarse una faena “normal”, como todo el mundo.
Su hermano la tachaba de parásito, asumía que ella disponía de todo el tiempo del mundo, y la acusaba de vivir en un mundo paralelo.
Él mismo suele ponerse como ejemplo de ciudadano modelo. Tener un trabajo fijo, ir al gimnasio, gozar de una visión realista del mundo y la vida…
Su madre es ama de casa, y ha tenido una vida de lo más estándar.
Su hermano, que ronda los treinta, es un simple asalariado que aún vive con sus padres: tiene un carácter de ideas fijas, siempre cree tener razón en todo, y es alguien emocionalmente inmaduro que sólo sabe comunicarse con ella discutiendo y gritando.
Ella, sin embargo, nunca pide ayuda y, desde muy jovencita, se ha independizado de su familia para ser autosuficiente.
Ha trabajado durante muchos años, siempre en puestos de gran presión y responsabilidad, echándole un sinfín de horas extras y días festivos.
Ha viajado por todo el mundo, incluso por motivos laborales, y habla 5 idiomas con fluidez.
Tras varios accidentes laborales, uno de los cuales casi acaba con su vida, estuvo un año y medio de baja. Durante este tiempo, además de acudir a rehabilitación y reaprender a hablar e incluso a comer, decidió cambiar de vida y de trabajo.
Para lograrlo, se dedicó a estudiar a tiempo completo realizando 4, 5 y luego 6 formaciones a la vez. Paralelamente, tras un largo proceso judicial, le denegaron una jugosa indemnización por el accidente; pero, aun y así, no se desanimó y siguió adelante.
Actualmente, sigue lidiando con secuelas físicas; pero ello no le ha impedido sacarse sus títulos, montar su página web y empezar a trabajar de lo que le gusta. Ayudar a los demás. Que si coaching, que si yoga, que si Feng-shui, que si teatro terapéutico…
Con la pandemia, su compañero de piso se fue, y tuvo que pagar ella sola un considerable alquiler. No encontró a nadie durante meses, pero decidió aguantar a pesar que se le estaba terminando la baja laboral y, con ello, su principal fuente de ingresos.
Poco a poco, empezó a tener clientes satisfechos. Muchos. Por ello, cada vez tiene más faena. Incluso, la invitaron recientemente a la radio.
La cosa empieza a irle bien. Y sigue formándose, creando cursos online, realizando sesiones individuales y, en definitiva, creciendo como trabajadora freelance.
Pero, según su familia, ella no hace nada con su tiempo ni con su vida. Por consiguiente, le exigen que, además, se ocupe de gestionar unas propiedades familiares y su venta.
La cuestión es que, en lugar de protegerla, animarla y darle soporte, ¿qué hacen?
No paran de exigirle continuamente que haga algo de provecho con su vida, que deje de vivir del cuento, y que se busque un trabajo “de verdad”.
Así es como la tratan a ella. Foto por Tanaban Chuenchai, vía Shutterstock
Yo también fui una de esas personas ejemplares que lo hacía todo bien
Si no conocéis mi historia y mi pasado, podéis cotillear un poco clicando aquí…
Al igual que “ella”, he ejercido durante muchos años mi profesión. Primero como entrenador, y luego como fisioterapeuta y osteópata.
Hablo 5 idiomas fluidamente, y he viajado por todo el mundo; no sólo por placer, sino también por trabajo; que he realizado, en ocasiones, en lugares inverosímiles.
Durante años, he trabajado como el que más, como autónomo, a ritmo 50 horas semanales, sin contar tareas administrativas paralelas. A veces, estudiando al mismo tiempo. Sin apenas días festivos ni vacaciones.
Ganaba grandes salarios, pagaba muchos impuestos y descansaba poco. Eso sí, era un ejemplo para mis pacientes, e incluso para otros colegas de profesión.
Pero, en muchos momentos, me sentía vacío, ahogado, y estancado. No era del todo feliz. Y me apetecía vivir de otra forma.
Pero ahora yo también soy parte de la gente que no hace nada
Con el tiempo, decidí renunciar a 6 meses de salario por año. El resto del tiempo, empecé a dedicarlo a viajar por el mundo, a realizar formaciones y a practicar nuevos hobbies.
Menos dinero; pero menos impuestos, más tiempo para mí y más calidad de vida.
La cosa empezó a “degenerar” y, desde hace unos 5 años, decidí trabajar sólo 3 o 4 meses al año.
Con el resto de mi tiempo, aparte de viajar y divertirme, comencé a escribir libros, aprender diseño web y formarme por mi cuenta en finanzas, economía y otros muchos temas que me interesaban. También empecé mis estudios formales de astrología psicológica.
La culminación de todo el proceso llegó hace un año y medio, con el fallecimiento repentino de mi madre.
En aquel momento, estaba trabajando como fisioterapeuta en la isla de Martinica y, tras recibir la noticia, rescindí mi contrato y me mudé inmediatamente a las Islas Canarias, donde residía mi madre.
Desde entonces vivo en Canarias. Ahí, además de iniciar un largo proceso burocrático que todavía no he terminado, gestiono el día a día de una propiedad rural.
No he dejado de lado mi profesión de fisioterapeuta, pero ahora sólo ejerzo como tal durante 2 o 3 meses al año.
Quizás por ese motivo la gente me pregunta con frecuencia: ¿Pero ahora qué estás haciendo? O bien: ¿Ahora tienes mucho tiempo libre, no?
El tema es que, para la mayoría de personas, si no tienes el típico trabajo remunerado de 8 horas al día, no haces nada. Eres un vividor que tiene todo el tiempo del mundo.
Por tanto, yo mismo, a ojos de la gente, soy de esas personas que no hace nada con su tiempo y con su vida.
Así es como me ve mucha gente. A pesar de que no toco la guitarra. Foto por Christinarosepix, vía Shutterstock
¿Pero tú qué haces con tu vida, actualmente?
Desde que murió mi madre suelen preguntármelo mucho. Y lo entiendo, pues mi estilo de vida es atípico.
Es más, con frecuencia, me quedo en blanco a la hora de contestar.
Te cuento por qué y cómo suelo reaccionar.
Si la persona es desconocida o me la quiero quitar rápido de encima, le digo lo que quiere oír. O, más bien, lo que, por defecto, está pensando. Así no pierdo el tiempo.
No es que sea vidente, pero soy intuitivo y veo rápidamente por dónde va la gente. En este caso la respuesta es: “pues nada, me ocupo de mis asuntillos e intento vivir la vida”. Tras ello, unas risas y me voy.
Las personas que me conocen bien y que tienen un mínimo de empatía no me lo preguntan; porqué ya conocen mi historia y mi forma de ser. Y porque son capaces de entenderme y ponerse en mi piel.
La verdadera respuesta es tan amplia y tiene tantos matices que, no sólo me tomaría mucho tiempo expresarla, sino que sonaría a trola o a exageración. Por eso, evito contarla.
En ocasiones, me imagino acudiendo al famoso programa First Dates. Cuando me preguntaran a qué me dedico debería decir: fisioterapeuta, osteópata, astrólogo, escritor, blogger, gestor de casa rural, vendedor de fruta…
Vamos, un ególatra o un mentiroso que, en realidad, seguro que no hace nada.
La verdad sobre mi profesión y mi día a día
Pues ésta es la verdad, ¿qué queréis que os diga?
Precisamente, éste es uno de los objetivos de este post: exponer mi realidad. De esta forma, cuando alguien vuelva a preguntarme qué hago con mi vida, en lugar de gastar tiempo y saliva, podré pasarle este artículo.
En este artículo os contaré cómo es mi realidad cotidiana. Foto por Sfio Cracho, vía Shutterstock
Actualmente, mi profesión real y mis actividades cotidianas son:
1. Gestor de una propiedad rural
Gran parte de mi jornada la dedico a gestionar una finca rústica, donde vivo junto a mi tío.
El terreno tiene casi 8000 metros cuadrados, y cuenta con casi 300 árboles frutales, además de dos bonitas casas rurales. Una de ellas no la ocupamos, así que la alquilo por Airbnb y otros portales.
Por ende, me encargo de gestionar las reservas, dar la bienvenida a los huéspedes y procurar que todo esté impecable, tanto la limpieza como el mantenimiento de la casa.
Ello implica tener un trabajador polivalente dado de alta, gestionar los horarios de las 2 empleadas de hogar con las que trabajo u ocuparme de la página web de la propiedad…
Obviamente, a veces hay averías, escapes, roturas, problemas eléctricos…
Ello implica buscar a los profesionales adecuados o bien ir a comprar el material necesario para las reparaciones (baldosas, mortero, piezas de riego, tintes, bombillas, tela asfáltica, pintura…).
2. Vendedor de fruta ecológica
Los árboles frutales que tenemos producen una amplia variedad de fruta, que usamos para el autoconsumo.
Además, estamos dados de alta como productores ecológicos en el ICCA; así que, cuando tenemos excedente, me dedico a venderlo a algunas tiendas ecológicas. La cargo toda en mi coche y voy a repartirla.
Hace poco, incluso participé con mi tío en la feria del aguacate como productor local.
Sin ir más lejos, el otro día pasó el inspector a hacer su inspección anual; y revisó, parcela por parcela, cada árbol. También verificó todos los productos que usamos, que deben ser compatibles con el cultivo ecológico, y que yo mismo compro.
Yo y mi tío en la feria del aguacate
3. Experto administrativo especialista en herencias
Desde la muerte de mi madre, pasé semanas hurgando entre papeles y documentos.
Encontrar, clasificar y entender todas las escrituras, documentos notariales, permisos, fichas técnicas…me llevó varios meses.
Finalmente, firmé mi aceptación de herencia.
Ello requirió reunir a la familia varias veces. Una, para registrar unos terrenos que estaban medio olvidados. Otra, para registrar un piso, vaciarlo y ponerlo a la venta tras años prácticamente abandonado (esto llevó varios meses también).
Sin olvidar decenas de desplazamientos. Notarios, Registro de la propiedad, liquidación de impuestos en Hacienda, llamadas a topógrafos, ingenieros técnicos…
Tras un año y medio, he avanzado mucho. Todavía me queda oficializar dos excesos de cabida para mis propiedades (llevo esperando 5 meses el ok), pedir una cédula de habitabilidad, registrar unas tierras y recalificar a urbano una propiedad que tengo con varios primos y tíos.
Tal vez tengo para un año más, como mínimo.
4. Agente inmobiliario
Cuando murió mi madre, puse las casas rurales en venta con una inmobiliaria.
Preferiría vivir en una propiedad más pequeña y fácil de llevar.
De hecho, tengo pocas ambiciones materiales. Las mínimas para vivir y tener libertad. No para que consuman mi tiempo, mi energía y, paradójicamente, mi dinero.
Tras unos meses, he decidido rescindir el contrato con dicha inmobiliaria y ser yo mi propia agencia. Así pues, me he dedicado a sacar fotos y, en breve, colgaré yo mismo el anuncio en varios portales de Internet.
Obviamente, yo haré las visitas y, si alguien hace una oferta justa, cobraré (me ahorraré) mi primera comisión como pseudo-agente inmobiliario.
Paralelamente, también gestiono mi pequeño apartamento en Barcelona, donde residía antes de la muerte de mi madre.
Siempre procuro que ahí viva alguien. Así pues, desde la distancia también gestiono los gastos, temas de limpieza, salidas y entradas de inquilinos/invitados…
5. Inversor y gestor de patrimonio
Hoy en día es importante saber dónde pones tu dinero.
Llevaba años sin informarme al respecto y, cansado de bancos estafadores y productos bancarios basura de baja rentabilidad y altas comisiones, decidí hacer algo al respecto.
Para ello, durante un período sabático, me formé por mi cuenta en economía y finanzas a base de devorar cientos de artículos, podcast y entrevistas.
Tardé meses en perder el miedo y dar el paso.
Finalmente, hoy en día invierto mi propio dinero en bolsa, fondos y diversos productos financieros que he ido descubriendo por el camino.
Cada día, miro la bolsa y consulto los principales índices bursátiles
Pero tengo la tranquilidad de tener mi propia estrategia económica, y de saber lo que hago con mi dinero.
6. Fisioterapeuta y osteópata
Como ya dije, sigo ejerciendo mi profesión de fisioterapeuta y osteópata, pero sólo unos 2 o 3 meses por año. No tengo tiempo para más.
Cuando lo hago, me desplazo a alguna isla francesa de ultramar, pues ya sabéis que me gustan los lugares exóticos. Además, tengo muchos contactos que me permiten encontrar trabajo con relativa facilidad; y, encima, pagan muy bien.
Sigo ejerciendo como fisioterapeuta, pero no todo el año.
Eso sí, cada desplazamiento requiere tiempo y planificación.
Primero, encontrar una buena oferta y ponerme de acuerdo con el centro de fisioterapia. Segundo, arreglar papeles como el seguro de responsabilidad civil o el certificado de autónomo desplazado. Tercero, comprar los billetes de avión. Cuarto, encontrar alojamiento y coche de alquiler…
Todo el proceso implica ponerse en marcha unos tres meses antes.
7. Contable
Soy autónomo y, obviamente, tengo que llevar una buena contabilidad.
Tanto la casa rural como mis inversiones y el resto actividades profesionales que ejerzo generan gastos e ingresos.
Y aunque tenga un contable, debo organizar y ordenar muy bien todas las facturas que recibo o emito.
Posteriormente, las paso al programa informático online que usamos e introduzco los datos en una tabla de excel personal.
Finalmente, cada trimestre se las paso ya masticaditas por Internet al contable, que es quien realiza mis declaraciones.
8. Blogger y diseñador web
Tengo dos páginas web, la de mi casa rural y la que estás leyendo. Ambas las creé yo mismo tras formarme en blogging y WordPress.
Las dos requieren un mantenimiento periódico, cambiar plugins de tanto en cuanto, reajustar su aspecto, crear pasarelas de pago…
Por si no fuera poco, en mi web de viajes y desarrollo personal me gusta crear nuevo contenido regularmente, así que también necesito algo de tiempo para escribir, publicar y promocionar nuevos artículos.
9. Escritor
Aparte de los artículos que escribo para mi web, también escribo libros.
En los últimos 5 años he escrito, diseñado y autopublicado 4 libros, incluyendo sus portadas y campañas de marketing correspondientes.
Actualmente, estoy escribiendo mi quinto libro, que está ya bastante avanzado. Así que, muchas tardes las dedico a esta tarea.
Te dejo aquí un enlace donde puedes ver los libros que tengo publicados por ahora.
Durante un período sabático, en 2017, empecé a estudiar astrología psicológica en una escuela formal. Y es que, hasta la fecha, sólo había estudiado esta disciplina por mi cuenta.
Tras 3 años non-stop, terminé mi formación y empecé a ejercer como astrólogo de forma oficial.
Actualmente, ofrezco mis servicios de astrología psicológica a través de esta misma página web. Encontrarás más información clicando aquí.
#####
¿Tienes ideas de cuántas horas a la semana necesito para llevar a cabo todas estas tareas, actividades y/o profesiones?
Te aseguro que más de 40…y 50.
Pero, a pesar de todo, si no tienes un trabajo “normal”, un horario “normal”, o un estilo de vida “normal”, muchos te siguen viendo como parte de “esa gente que no hace nada”.
La persona que era y la persona que soy
Como has visto, yo mismo me he metido dentro del grupo de la gente que no hace nada.
Hace unos años estaba dentro del grupo de la gente cool, de la gente modélica, de los que siguen el camino marcado y socialmente correcto. Es decir, de los que sí hacen algo con su vida y su tiempo.
Tenía una faena estándar de 8-10 horas al día, un estilo de vida clásico, un mes de vacaciones al año… Y todo transcurría bajo los parámetros de lo comúnmente aceptado.
Pero no me sentía pleno ni feliz. Me sentía ahogado. Estancado. No estaba siendo yo mismo, ni escuchando los anhelos de mi Esencia.
Era un fisioterapeuta que no hacía más que ejercer la fisioterapia. Como la mayoría de personas, que se limitan a hacer su profesión, y poco más
Sin embargo, ahora que no hago nada, de repente, tengo conocimientos de contabilidad, de finanzas, de bolsa, de diseño web, de blogging, de escritura, de marketing, de astrología…
Esta es la persona que soy actualmente. Foto por Maslowski Marcin, vía Shutterstock.
Como por arte de magia, he ido desarrollando multitud de habilidades y competencias. Por consiguiente, tengo también muchas más fuentes de ingresos que antes y, por tanto, soy capaz de adaptarme mejor a cualquier situación de crisis que pueda haber.
Ahora que soy alguien que no da ni golpe; aparte de sentirme feliz y realizado, tengo mucha más libertad que antaño y, por si no fuera poco, soy financieramente independiente.
Mis conclusiones sobre la gente que no hace nada
La conclusión que saco de toda esta historia es que, en muchas ocasiones, la gente que no hace nada es, en realidad, la gente que hace de todo.
Las personas que no hacen nada pueden ser las más independientes, competentes o maduras. Y las que mejor se adaptan a los cambios.
Su único pecado es el de ser diferentes; salirse del camino establecido; o, simplemente, querer ser ellos mismos siguiendo los dictados de su yo más profundo.
Pero, en realidad, el verdadero problema no es suyo sino de aquellas personas que les acusan de no hacer nada.
Paradójicamente, suelen ser dichos acusadores quienes no dan ni golpe, y quienes se rigen por la ley del mínimo esfuerzo.
A veces, los que te acusan de no hacer nada son verdaderamente quienes no dan ni golpe. Foto por Andrey_Popov, vía Shutterstock
Son ellos quienes, incapaces de salir de su zona de confort, parasitan a los demás; y quienes viven con tanto miedo que no se atreven a tomar las riendas de su propia vida.
Son estos últimos los que realmente no hacen nada con sus vidas. Se limitan a seguir horarios y rutinas fijas, a obedecer ciegamente las normas y a seguir a rajatabla la vida que la sociedad, el entorno y su familia esperan de ellos.
Son ellos quienes acusan a los que quieren ser libres, felices o diferentes de no hacer nada; quienes señalan a todo aquel que se atreve a ser uno mismo desafiando los cánones preestablecidos.
Todos estos acusadores carecen de empatía, pues no son capaces de ponerse en la piel del otro y entenderte. Te envidian, porque no son capaces de hacer todo lo que tú haces. Y desean verte caer, porque les duele ver en ti la felicidad o la libertad que ellos nunca podrán lograr.
Obviamente, nadie necesita a gente así a su lado.
Necesitamos que nos entiendan, que nos ayuden, que nos apoyen. Todos necesitamos amor y, por supuesto, que nos deseen lo mejor.
Y esto te lo digo a ti; se lo digo a la persona que nombré al inicio del artículo. Y también se lo digo a todo aquel que haya sido acusado de no hacer nada con su vida.
Busca y comparte tu vida con personas que te den todo esto sin necesidad de pedírselo.
Al resto, ignóralas. Déjalas de lado.
No te merecen, ni te convienen.
Y, si quieres, pásales antes este artículo.
#####
Ahora, es tu turno para que puedas darnos tu opinión.
¿Qué piensas tú sobre la gente que no hace nada? ¿Eres uno de ellos? ¿Te han tratado así alguna vez?
Si tienes alguna experiencia que contar, no dudes en dejarla en los comentarios.
Siempre es un gusto leeros.
P.D. Foto de portada por Tero Vesalainen, vía Shutterstock
Hoola Ubay,
Me acabo de estresar con tanto, jajajja.. La verdad es que aunque pienso que tienes razón en lo que dices, llega un momento en la vida en la que dejas de justificarte y dar explicaciones. Como tu dices, la gente que no vale la pena mejor dejarla ir. Yo ahora estoy en un momento de mi vida en la que hago menos que nunca y a la vez es lo mejor que he hecho nunca, invertir mi tiempo en mi, creando un proyecto profesional y personal, disfrutando del silencio, de paseos por la playa, de despertarme a las 7h solo porque me hace feliz lo que hago, sin jefes, ni nadie que me calienta la cabeza. El dinero entra, la abundancia llega. Cuando estas en tu camino se abre un mundo nuevo, y me están llegando clientas que ni había pedido. Así que.. yo también me apunto al club de los que no hacen nada. Abrazoteee
Hola Susanna,
Bienvenida al club de los que no hacen nada. Como decía en el artículo, a veces, no hacer nada es la forma abreviada de hacer de todo. Y de atraer abundancia y crecimiento a tu vida.
Así pues, a seguir con esta rica y estimulante senda que lleva a tu libertad y realización personal.
Un abrazo
Buenas tardes Ubay, hace tiempo que no escribo en tú blog,,,
Espero que estés Y te encuentres bien,
Sólo, té voy a preguntar,ERES FELIZ,Y DISFRUTAS CON TÚ VIDA!???, Sí es si, Enhorabuena 👍👏🤗,,
Un cordial saludo
Hola Toñi,
Un placer volver a verte por aquí…
Sí Toñi, estoy feliz y disfruto con mi vida, a pesar de que en estos últimos meses (casi años ya) he pasado por un bache y muchas dificultades tras la repentina muerte de mi madre.
Pero, al final, poco a poco, los duelos se van haciendo, y las dificultades se van convirtiendo en aprendizajes que nos hacen más fuertes, capaces y preparados. Y ello me hace feliz…
En cuanto al último comentario, yo sí pienso que podemos cambiar el mundo, en cierta manera.
Tenemos la responsabilidad y la capacidad de transformar nuestro propio mundo interno y, como parte del universo que somos, ello tiene siempre una influencia en lo de fuera. Y, a veces, mucho mayor de lo que nos podemos imaginar. Y, por supuesto, lo que nos pasa ahí dentro lo acabamos proyectando, recibiendo o atrayendo allá fuera.
¡Un fuerte abrazo!
Muchas gracias por tus palabras,Ubay,
La verdad que sí,.Cuando ,nos pasan,
ciertas situaciones ,tan fuertes emocionalmente ,Nos pasa factura,en aprender a vivir,desde otra consciencia,desde otra perspectiva,Pero ,siempre siendo nosotros mismos ,,Nuestro carácter,,nuestros valores ,esto nunca se pierde ,todo lo contrario como muy bien dices,,,,Nos hacemos más fuertes y valoramos la vida desde otra dimensión,pasamos de ciertas personas y complicaciones ,,,,Que meramente ,tienen poco sentido ,perder el tiempo en ello,entre comillas,Buscamos ,transformación desde el crear y SER,,,,,AUTÉNTICOS CON NOSOTROS MISMOS,
UNA OPINIÓN MUY PERSONAL Y LA APLICO EN ESTOS MOMENTOS EN MI PROPIA VIDA ,DE CADA DÍA,…..
UN CORDIAL SALUDO ,,,,
Nosotros no podemos cambiar el mundo, O las personas que nos molestan, con palabras hechos,,,, Simplemente debemos cambiar nosotros mismos, para que nuestro mundo esté en equilibrio constante, Y atraemos a personas de similar vibración o personas de más baja vibración para aprender, algo pendiente,,
Cuando sentimos enfado, ira,, Algo de nuestro mundo anda mal (,interior),, Mientras estemos en esta situación, vendrán situaciones para aprender, Un tiempo o toda una vida