Todavía recuerdo aquella clase magistral de química en el instituto: la ley del equilibrio químico.
Sólo con el título, la mayoría de alumnos de la clase ‒de segundo año de bachillerato‒ nos pusimos a temblar.
‒¿Qué complicado suena esto, profe? ‒decían algunos.
‒¡Menudo rollo, esto para qué diablos nos sirve! ‒decían otros.
Eso mismo pensaba yo también, lo admito. Sin embargo, tras la lección de aquel día, me di cuenta de que, en realidad, había aprendido cosas importantes que me servirían para toda la vida.
A continuación te explicaré cuales son estas cosas. En primer lugar, te contaré de forma amena qué es la ley de equilibrio químico y, finalmente, te explicaré cómo aplicarla a tu vida cotidiana para sacarle el máximo partido.
Vamos allá.
La experiencia del equilibrio químico en un laboratorio
Aquel día, el profesor nos enseñó algo muy curioso. Había tres recipientes llenos de agua.
El primer recipiente con agua estaba dividido verticalmente en dos mitades iguales por una membrana impermeable, es decir, una membrana que no dejaba pasar ni solutos (cualquier sustancia disuelta en el agua) ni disolventes (el agua en sí).
La experiencia del equilibrio químico en el laboratorio. Foto vía Shutterstock
Disolvimos una sustancia (digamos, azúcar, pues no recuerdo exactamente qué era) en una de las dos mitades, y luego medimos la concentración de azúcar varias veces en cada lado del recipiente. En una mitad, la concentración siempre fue cero, mientras que, en la otra, la concentración se mantuvo siempre constante por encima de cero.
En el segundo recipiente, que era idéntico, hicimos lo mismo. No obstante, había una diferencia: las dos mitades del recipiente estaban separadas por una membrana semipermeable; o sea, una membrana que deja pasar ciertas moléculas o iones en función de las circunstancias, tal y como hacen las membranas de nuestras células.
En aquel caso, la membrana dejaba pasar el azúcar de un lado a otro por la diferencia de concentraciones. ¿Qué es lo que pasó? Que el azúcar fue pasando del lado más concentrado al menos concentrado hasta que se llegó a un estado de equilibrio químico, momento en que las concentraciones se igualaron y, por tanto, se mantuvieron estables.
Más sorprendente fue lo que ocurrió en el tercer recipiente. En este caso, la membrana –también semipermeable– sólo dejaba pasar agua, y lo que hicimos fue disolver en cada lado cantidades diferentes de azúcar. ¿Qué ocurrió? Que el nivel de agua subió en el lado más concentrado y, a su vez, disminuyó en el menos concentrado hasta que las concentraciones de azúcar en ambos lados se igualaron.
¡Impresionante!, ¿no crees?
–Pero, ¿de qué me sirve saber todo esto? –puede que estés pensando–. Pues, en realidad, te servirá para sacar muchas conclusiones.
A continuación te las cuento.
Cómo influye la ley de equilibrio químico en tu vida
Todos llevamos puestos membranas invisibles
En realidad, aparte de las membranas biológicas que se encuentran en el interior de nuestras células, todos llevamos puestos una enorme membrana que nos envuelve.
Todos llevamos puestos una enorme membrana que nos envuelve.. Foto vía Shutterstock
Esta membrana es invisible, y se relaciona con todo aquello que nos rodea, sea algo físico como el dinero o las personas, o bien conceptos más abstractos y sutiles; como los sentimientos, los valores, las ideas o la energía.
Las personas llevamos con nosotros todas estas cosas y, al relacionarnos con otras personas, se establece un intercambio; al igual que sucedía con las dos masas de agua separadas por la membrana semipermeable.
De hecho, nuestra membrana invisible es casi siempre semipermeable. Es decir, deja pasar cosas del exterior al interior –y viceversa– en función de nuestro carácter, de nuestra educación, de nuestra experiencia o de las circunstancias externas, por mencionar algunos factores.
Está claro que siempre hay casos excepcionales, pues todos conocemos personas que llevan puesta una especie de membrana impermeable que les permite permanecer aparentemente inalterables, pase lo que pase a su alrededor.
Otras, por el contrario, llevan una membrana tan permeable que se hinchan por culpa de la basura ajena que les llega; o bien pueden llegar a vaciarse completamente cuando están cerca de parásitos energéticos o personas tóxicas.
Pero, para no ser excesivamente abstracto, me gustaría mostrarte situaciones más concretas que te permitirán ver cómo influye la ley de equilibrio químico en tu vida cotidiana. Como, por ejemplo…
En tu economía (y la del planeta)
En el sistema económico actual, el dinero se ha convertido en la herramienta principal que nos permite sobrevivir. Desgraciadamente, existen muchas desigualdades entre los que más y menos dinero tienen.
¿Qué sucede entonces? Que por simple gradiente de concentración, el dinero tiende a fluir de los que más tienen a los que menos tienen con el objetivo de llegar a un “equilibrio químico” que reparta ese dinero de forma equitativa.
El dinero, tiende a ir de los que más tienen a los que menos tienen. Pero… Foto vía Shutterstock
No obstante, los que más dinero (y poder) tienen no quieren –obviamente– que eso suceda. Por tanto, luchan contra las leyes universales, como la del equilibrio químico, para que el flujo de dinero se dificulte o se invierta. ¿Cómo? De varias formas.
Una, creando sistemas que muevan o bombeen el dinero contragradiente, o sea, hacia donde más dinero hay. Eso se consigue, por ejemplo, creando un sistema bancario que favorezca a los ricos, remunerando generosamente actividades intrascendentes o nocivas (broker, futbolista de élite, empresas contaminantes, deforestación…) y remunerando de forma pobre actividades importantes y beneficiosas para la comunidad (profesores, médicos, arquitectos, filósofos, agricultores…).
Otra forma que se usa para alterar el flujo natural del dinero es crear “membranas impermeables” que impidan a la mayoría de personas acceder a ese dinero. Eso se consigue, por ejemplo, degradando los sistemas educativos públicos y fomentando la educación privada a la que sólo tienen acceso los ricos. Obviamente, sin una buena formación, es más difícil tener una profesión bien remunerada. O, por ejemplo, fomentando el consumismo, el endeudamiento de la clase media-baja y el aumento de impuestos para aquellos que menos tienen.
¿Cómo reacciona la gente dentro de este contexto social enrarecido y manipulado? De maneras diversas. Obviamente, si en un país hay más dinero que en otro, la gente tenderá a emigrar al país más rico para poder sobrevivir. Eso explica, en parte, los movimientos migratorios masivos que vive hoy en día el planeta. Yo mismo me encuentro dentro ese grupo, pues he realizado gran parte de mi carrera profesional en Francia debido a la precariedad laboral que hay en mi país.
En caso de que las fronteras se cierren (impermeabilización de las membranas), la gente va a acercarse a aquellas personas que más dinero tienen dentro de su mismo país o comunidad. ¿Ejemplos? Cualquier persona que veas que elige sus amigos en función de su estatus monetario. O, más fácil, cualquier matrimonio que conozcas que se haya formado por puro interés económico. El principio es obvio: únete de forma íntima con una persona adinerada y, por simple equilibrio químico, parte de su fortuna va a pasar a ti.
Pero emigrar a otro país o tener una pareja o un amigo rico no siempre es tan fácil. Entonces, ¿cuál es la siguiente solución? Agredir, robar o incluso matar por dinero. Es obvio que, si las leyes naturales no se facilitan, es la propia naturaleza quien acaba encontrando la forma de llegar al equilibrio. Y, a veces, esa forma puede ser bastante desagradable. Este es uno de los motivos por los que hoy en día cada vez hay más guerras, atracos y asesinatos por la simple plata.
El resultado final es un mundo cada vez menos seguro, menos humano y más brutal. Así pues, la conclusión es obvia: una sociedad en la que hay importantes desequilibrios económicos entre las personas acaba siendo un lugar violento y peligroso o, cuanto menos, inseguro.
Este problema es fácil de solucionar. Bastaría con limitar las diferencias económicas excesivas entre personas y permitir un flujo fácil y fluido de dinero entre ciudadanos. De este modo tendríamos un mundo más justo y pacífico. Pero no quiero extenderme más en este punto, puesto que ya hablé de este tema en otros artículos.
En tu inteligencia
La inteligencia (o la falta de ella) también está sujeta a la ley del equilibrio químico de alguna forma.
La inteligencia de las personas también está sujeta a la ley de equilibrio químico. Foto vía Shutterstock
Toda ley universal afecta a todas las personas, conceptos o entidades dentro de la realidad en la que actúa; y la inteligencia no es una excepción.
No estoy diciendo que si una persona inteligente se rodea de personas con un bajo cociente intelectual, ésta acabe volviéndose tonta, ni mucho menos. A la inversa, una persona con retraso mental tampoco se va convertir en un genio rodeándose de un grupo de superdotados. Obviamente, tu inteligencia genética no va a cambiar de un día para otro; de la misma forma que tampoco vas a ponerte en forma sólo por apuntarte al gimnasio.
No obstante, dudo que nadie llegue a premio nobel sin rodearse antes de algunos libros y de algunas personas suficientemente inteligentes y preparadas para trasmitirle ciertos conocimientos y consejos. Y tampoco creo que un grupo de estudiantes sin ningún tipo de motivación y aptitud académica sea el mejor entorno para que un alumno con un gran potencial intelectual pueda desarrollar correctamente sus capacidades.
¿La razón? Por simple ley de equilibrio químico aplicado a la inteligencia de las personas. Y es que, de una u otra forma, la inteligencia (o la falta de ella), también pasa siempre de donde más hay a donde menos hay (o a la inversa).
En los valores, ideas y sentimientos de las personas
La ley de equilibrio químico también actúa a niveles menos obvios, como el de los valores, ideas y sentimientos.
Los valores, ideas o sentimientos también están sujetos a la ley de equilibrio químico. Foto vía Shutterstock
Piensa en personas racistas, machistas u homófobas. ¿Dónde suelen haberse criado? Probablemente en familias o ambientes racistas, machistas u homófobos que, por influencia directa a través de la ley de equilibrio químico, acaban transmitiéndoles esas ideas y valores.
Hay que tener mucho cuidado con esta última reflexión, pues se puede malinterpretar fácilmente. ¿Por qué? Porque las conclusiones más obvias no siempre son las correctas.
Por ejemplo, una mujer puede ser feminista por haberse criado en un ambiente feminista. Pero, tal vez, suceda lo contrario; que se haya vuelto feminista para rebelarse contra los continuos ataques machistas que sufrió en el pasado. Es decir, que por la ley de acción-reacción y de los extremos opuestos acabe pasando al otro lado de la balanza.
Tampoco podemos concluir que una persona sea homosexual por tener muchos amigos gays, o porque sus padres fueran homosexuales. ¿Por qué motivo? Porque las influencias externas no lo son todo; y porque es muy posible que aquello que yace en lo más profundo de nuestro ser –sea en nuestro código genético, en nuestra Esencia, o en nuestro destino– acabe saliendo a la superficie, por mucho que el ambiente externo no parezca propenso para ello.
Dicho en otras palabras: el ambiente externo siempre nos afecta a través de la ley de equilibrio químico; pero, simultáneamente, están actuando muchas otras leyes o influencias internas. El resultado final siempre es el producto de una ecuación en la que actúan todas esas leyes, variables e influencias y, por consiguiente, nunca es fácil de predecir.
¿Y qué hay de los sentimientos, como el amor, el odio o la tristeza? Pues sucede exactamente lo mismo que antes.
Al final, lo más habitual (y lógico) es que las personas que recibieron más amor durante la infancia sean aquéllas que más se quieren a sí mismas, y que más facilidad tienen a la hora de mostrar afecto a los demás. Del mismo modo, quienes fueron educados o tratados desde el odio o la tristeza, suelen relacionarse con el mundo desde el odio y la tristeza; mientras quienes fueron educados desde la libertad y la armonía tienen más facilidad a la hora de vivir desde la libertad y la armonía.
¿La explicación? La ley de equilibrio químico. Cuanto más amor, alegría o armonía absorbes, más hay en tu interior y, por tanto, más amor alegría y armonía eres capaz de mandarle al mundo de vuelta.
En la energía y las enfermedades
La ley del equilibrio químico también afecta nuestra vida de forma mucho más sutil; como, por ejemplo, a nivel de la energía y las enfermedades.
¿Te has fijado en que hay personas que, nada más entrar en un lugar, hacen que los demás se sientan bien y que se instaure un ambiente relajado y desenfadado donde prima el buen humor?
Hay personas que, nada más entrar, suscitan este efecto en los demás. Foto vía Shutterstock
Por el contrario, ¿te has dado cuenta de que hay gente que, nada más llegar, hace que los demás se sientan incómodos y que se genere cierta tensión en el ambiente? Su presencia nos genera malestar y nerviosismo hasta el punto de querer irnos de allí.
¿Por qué ocurre esto? Porque la energía de las personas, de forma invisible, se transmite de unos a otros, mezclándose entre sí y creando diferentes tipos de reacciones.
Esa energía, como acabo de explicar, es capaz de cambiar nuestro estado de ánimo y, en función de las emociones que se generen, podemos experimentar alegría, tristeza, bienestar o angustia. Esto puede hacernos mejorar nuestra salud o, por contra, empeorarla.
Este hecho resulta muy obvio durante mi trabajo como terapeuta, puesto que me obliga a estar en contacto permanente con muchas personas –habitualmente enfermas– que manifiestan muchas emociones, casi siempre derivadas de algún tipo de patología. Como puedes imaginar, la tristeza, la desesperanza, la ira o la frustración son más habituales que la alegría, la esperanza o la armonía.
¿Qué le ocurre al terapeuta? No es que estar en contacto con los pacientes nos enferme (salvo que tengan enfermedades contagiosas), pero sí que a veces nos obliga a lidiar con energías y emociones negativas. Y esta situación, si no sabe gestionarse correctamente, sí que puede, a la larga, derivar en algún tipo de problema.
Es por ello que un terapeuta debe siempre hacer dos cosas.
La primera, aprender a protegerse energéticamente de sus pacientes para que su energía, en caso de ser negativa, no desestabilice la nuestra; lo cual puede llegar a enfermarnos. Conozco a muchos colegas (e incluso yo mismo) que, en ocasiones, al terminar la jornada (o incluso la primera sesión del día), están exhaustos a causa de su trabajo, ya que algunos pacientes tienen la capacidad inconsciente de vaciar o alterar nuestro estado energético.
Segunda, hacer el esfuerzo de estar sanos y emanar energía positiva. La razón es de una lógica aplastante: ¿si no estás bien contigo mismo, cómo vas a ayudar a los demás?
Para lograrlo, hay que tener una higiene de vida adecuada que incluya comer bien, descansar lo suficiente y hacer deporte. También es necesario estar emocionalmente fuerte, saber gestionar tus problemas y tener cierto equilibrio en tu vida afectiva. ¿De verdad crees que puedes ayudar o transmitir algo positivo a un paciente (o a cualquier otra persona) si estás cansado, si tu forma física es deplorable, si tienes problemas con tu pareja o si te encuentras en medio de una depresión? En este caso, tal vez deberías ser tú quien busque ayuda.
La energía también se trasmite entre personas hasta llegar a un equilibrio químico. Foto vía shutterstock
Todo esto no sólo ocurre durante la relación paciente-terapeuta, sino que es perfectamente aplicable al día a día de cualquier persona y de las relaciones personales en general.
Nuevamente, la ley del equilibrio químico nos brinda una explicación de por qué sucede todo esto. A fin de cuentas, el estado energético, emocional y de salud de una persona, de una forma u otra, afecta a las personas con las que ésta se relaciona. Hasta llegar a un punto de equilibrio.
“Si quieres seguir dando luz, debes aprender a recargarte continuamente. Y cuanta más luz haya en el mundo, más fácil será que todos podamos iluminarnos”
Cómo aplicar la ley de equilibrio químico a tu vida
Tras todo lo dicho, creo que hay poco más que añadir; así que, para terminar, quisiera resumirte los puntos clave de cómo aplicar la ley de equilibrio químico a tu vida.
Aplicando la ley de equilibrio químico a tu vida. Foto vía Shutterstock
Primero, recuerda que la ley de equilibrio químico es una ley universal que nos afecta a todos y a todas las facetas de nuestro ser (como cualquier ley universal): dinero, pensamientos, emociones, salud, energía…
Ten en cuenta que existen otras influencias y leyes universales que actúan de forma simultánea, así que esta ley no siempre es la más determinante, depende de cómo interactúen otras leyes y factores entre sí. Sin embargo, si sabes utilizarla a tu favor, jugarás con ventaja a la hora de lograr tus metas y tener una vida más acorde con tus objetivos.
Por último, sabiendo que todo lo que te rodea tiende a llegar a un estado de equilibrio contigo mismo:
- Intenta crear tus propios recursos económicos y rodearte de personas que hagan lo mismo. El dinero tiende a pasar de quien más tiene a quien menos tiene. Por ello, sé generoso; pero evita aprovecharte de los demás y, por supuesto, que se aprovechen de ti.
- Rodéate de personas inteligentes o, por lo menos, de personas que tengan unos propósitos y una forma parecida y compatible de ver el mundo, pues tanto la inteligencia como la forma de ver el mundo se transmiten de unos a otros. La vida es más fácil si compartes metas y proyectos con personas afines.
- Cultiva el amor, la alegría, la armonía, la libertad, el desapego o cualquier otro sentimiento o valor que te haga sentir feliz, pleno y realizado. Y no dudes en compartirlo con los demás, será tu aportación a la comunidad. Por otro lado, evita que nadie te imponga nada que no esté alineado con lo más profundo de tu ser.
- Ten una higiene de vida sana: come bien, descansa lo suficiente y haz deporte. Y aprende a gestionar tus problemas y emociones, así como a llevar una vida afectiva satisfactoria. Esto te permitirá estar bien contigo mismo y, a la vez, a tener relaciones sanas y equilibradas con gente que se encuentre en tu misma frecuencia.
- En definitiva, elije cuidadosamente con quien te juntas, en que ambientes te mueves, cómo te muestras al mundo. Todo lo que te rodea se mezcla contigo para llegar a un equilibrio, y todo lo que eres se mezcla con el mundo para cambiarlo de una forma u otra.
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Aunque parezca mentira, estas fueron las conclusiones y reflexiones que saqué tras a aquella clase de química básica sobre la ley del equilibrio químico.
En el fondo, tal vez la química sea una disciplina mucho más útil de lo que creías, pues sus lecciones pueden utilizarse perfectamente en tu día a día para mejorar tu vida cotidiana. ¿No crees?
Y ahora, te paso a ti el turno de palabra, así que dime, ¿qué te ha parecido la ley de equilibrio químico? ¿Qué te han transmitido estas reflexiones? ¿Crees que puedes aplicarlas a tu vida? ¿Añadirías algo más?
No lo dudes y déjame tus comentarios aquí abajo. Siempre es un placer leer las reflexiones de los lectores.
P.D. Foto de portada vía Shutterstock
Hola Ubay ,
La verdad ,si que me he sorprendido con este artículo !!!!!
Has recopilado ,un montón de información que me imagino ,también por experiencias ,vividas, en primera persona ,que en realidad ,es cuando ,ves situaciones y personas ,con una auténtica realidad,
Comparto ,todo lo escrito ,y si ,en verdad ,Muchas ,situaciones ,,personas ,,,,Están cambiando ,el sistema de vivir ,de pensar ,de hacer ,de proceder ,y sobre todo de SER,
Como ,todos los anteriores artículos escritos ,tienen el mismo valor que este ,de diferente tema ,
En este ,se ve una gran madurez ,en todos los aspectos ,,,
Enhorabuena ,por tu gran trabajo y por la aportación a tus lectores ,[incluida]
Un saludo muy grande ,
Hola Toñi.
Me alegro que haber podido sorprenderte 😉
Realmente, me he vaciado escribiéndolo. Efectivamente, es un compendio de mis lecciones de química que tuve instituto, de mis propias reflexiones y de muchas vivencias personales. Me alegro que te haya resonado. Y espero que, tal vez, te haya hecho reflexionar un poco y te ayude a hacer algún cambio positivo en tu vida.
Gracias a ti por tus comentarios y por leerme.
Un abrazo
Muy buen artículo. Creo que,efectivamente, el equilibrio es importante, a todos los niveles. La naturaleza es un claro ejemplo de ello…
Como dices, cuando trabajas «de cara al público» se puede apreciar bastante bien cómo nos afecta la energía de otras personas. A mi me ocurre mucho en mi trabajo y aun no he llegado a un nivel de evolución suficiente para saber «protegerme energéticamente». Pero estoy en ello, jejejejejeje
Hola Amaya, pues sí, el equilibrio es necesario, en todos los aspectos de la vida. Y no es fácil de conseguir, pues estamos rodeados de factores que nos ayudan a perderlo.
En cuanto a sabe protegerse energéticamente de las personas, es verdad que a veces resulta difícil lograrlo. Llegado el momento, espero poder escribir algún artículo para dar algunas consignas al respecto. Así, tal vez pueda echarte un cable.
¡Un fuerte abrazo!
Hola Ubay!
Como siempre, qué buen artículo! Me encanta la sencillez y lo certero de tus palabras 🙂
La verdad es que es una locura ponerse a pensar en la cantidad de interacciones que tenemos y cómo como nos influimos unos a otros.
Esta frase del final me ha llegado y me la voy a quedar como mantra
«Todo lo que te rodea se mezcla contigo para llegar a un equilibrio, y todo lo que eres, se mezcla con el mundo para cambiarlo de una forma u otra».
Para mí es clave buscar el equilibrio de forma independiente en las distintas áreas de nuestra vida, pero al mismo tiempo tener en cuenta que éstas entre sí también interactúan y se retroalimentan.
Veremos a ver como encajan las piezas en esta etapa.
Un gran abrazo,
Elena
Hola Elena
Me alegro mucho que el artículo te haya gustado, y que hayas encontrado frases que las sientas como propias.
Efectivamente, todo está relacionado con todo; y todo lo que somos, vemos, sentimos y experimentamos con el mundo y con los demás interactúa en una gran sopa cósmica que tiende a llegar a un equilibrio. Espero que, como personas y como especie, logremos este equilibrio sin hacernos mucho daño, a nosotros mismos, al prójimo y al planeta.
Espero que encuentres tu equilibrio y, como bien dices, que las piezas te encajen a la perfección.
Un fuerte abrazo y gracias por comentar y compartir tus puntos de vista.
Grandioso Ubay, sin duda tu energía contribuye a equilibrar nuestro mundo, mi mundo, para mi eres una de esas personas con las que quieres rodearte, bendiciones.
Hola Caro, gracias por tus palabras.
Espero que el artículo te ayude a equilibrar tu mundo y a rodearte de las personas que saquen lo mejor de ti.
¡Un fuerte abrazo!
Excelente artículo, estoy comprendiendo por que mucha gente me genera angustia depresión y asta negatividad, no se si tenga que alejarme de ellos. lo que si comprendo es que yo tengo que estar atento con quien me relaciono . Gracias
Hola Grabriel,
Celebro que te haya gustado el artículo, y que te haya servido para saber lidiar mejor con las personas de tu entorno. Tal y como comentas, muchas personas tienen un efecto negativo y tóxico en nosotros y, en este caso, es bueno tomar medidas.
Tal vez tengas que trabajar cosas propias y, por supuesto, puede que lo mejor sea cambiar de amistades.
En cualquier caso, espero que tomes las mejores decisiones para ti.
Un abrazo y gracias por comentar y compartir.
Exacto,estoy muy de acuerdo con todo lo leído en este excelente artículo.Hasta lo compartí.
Pero siempre hay algo que me ha preocupado.La llamada persona tóxica o roba-energía.Como poner una barrera asertiva?Como de alguna manera (espejo) ver si estoy siendo tóxica yo y como evitarlo sin caer en eso de «la falsa espiritualidad» o algún concepto parecido?
Hola Adianez,
Me alegro que el artículo te haya gustado. En cuanto a lo que me preguntas, no sé si has leído este artículo que publiqué hace unos meses. Tal vez te dé algunas respuestas en cuanto al tema de la «falsa espiritualidad» que comentas. Te lo dejo aquí: https://viajealaesencia.com/falsa-espiritualidad-10-sintomas-ego-y-postureo/
Espero que te sea de utilidad
Un fuerte abrazo
Hola , muy bueno el artículo y muy interesante las reflexiones .
Quiero aportar una reflexión , en relación al flujo del dinero , la principal » capa impermeable » , para generar o atraer dinero , es tener un sistema de creencias limitantes , por ejemplo , si tengo la creencia que el dinero es malo , que corrompe a la gente y soy amigo o vecino de bill Gates , la ley del equilibrio químico , no me va a traer más dinero ….. Otro ejemplo sucede con las personas que se gana el premio millonario de la lotería , al cabo de 3 a 5 años , vuelven a su estado de pobreza …. La causa ?…. Si sistema de creencias