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¿Qué sabes de Tanzania?
En mi caso, poco sabía de este impresionante país cuando decidí vistarlo tras mi paso por Madagascar y Mozambique .
Sin embargo, desde que puse mis pies en su territorio, quedé impresionado por su riqueza cultural y la variedad de las actividades que pueden realizarse. Como viajero, puedes adentrarte en aldeas perdidas en las que sólo se habla swahili o conocer las ancestrales tribus masai. Puedes visitar parques naturales repletos de jirafas, rinocerontes, leones, leopardos y hienas e incluso relajarte en playas paradisíacas bajo un sol tropical.
Pero si algo me marcó de mi estancia en el país fue poder ascender el Kilimanjaro, el techo de África, con una altura de 5.892m. Organizar el ascenso y culminar la cima fue un verdadero reto y una experiencia inolvidable que merece ser contada. Si, además, estás pensando en llevar a cabo a esta apasionante aventura, este artículo va a resultarte de gran utilidad. Así pues, comencemos por el principio…
Contents
- 1. La llegada hasta Arusha, el campo base del trek
- 2. En busca de un turoperador fiable para subir al Kilimanjaro
- 3. ¿Qué ruta escoger para ascender al Kilimanjaro?
- 4. Los primeros cuatro días de ascenso al Kilimanjaro
- 5. El día de la verdad. Coronando el techo de África, a 5.895 metros
- 6. Lo que también deberías saber sobre el ascenso al Kilimanjaro
- 7. Conclusiones y despedida
1. La llegada hasta Arusha, el campo base del trek
La mayoría de viajeros organizan el ascenso al Kilimanjaro desde Arusha tras pasar por Dar-es-Salaam, la ciudad más importante del país o la paradisiaca isla de Zanzíbar. En mi caso, había pasado casi una semana en Zanzíbar con Vicky, una buena amiga que había decidio acompañarme durante las últimas semanas de mi viaje por África.
Desde el puerto de Zanzíbar llegamos a Dar-es-Salaam en un par de horas horas y, nada más poner los pies en tierra firme, un taxista nos ofreció sus servicios para ir a la estación de bus de Ubungo por 20.000 shillings (10 euros). Le dije que ayer había hecho el mismo trayecto por 10.000 shillings, lo cual era completamente falso, pero sirvió para que bajara el precio a 12.000 shillings, un precio más acorde con la información que aparecía en mi guía.
Eran casi las diez de la mañana, la hora de salida del último bus hacia Arusha. Por suerte, durante el trayecto, el conductor de taxi había estado haciendo unas llamadas. No entendí nada de lo que dijo, pues hablaba en swahili, pero comprendí las dos palabras básicas: mzungu (blanco) y Arusha, así que deduje que el hombre estaba moviendo hilos para facilitarnos nuestro transporte. Efectivamente, nada más llegar a la estación dos individuos nos estaban esperando para acompañarnos a comprar los billetes hacia Arusha, con lo que logramos salir sin problemas pocos minutos después.
Tardamos once horas en recorrer los más de setecientos kilómetros que nos separaban de nuestro destino. A nuestra llegada estábamos cansados y hambrientos, pues era Ramadán, por lo que ni siquiera paramos para comer, así que cenamos algo rápido y fuimos directamente al único hostal al que había podido contactar por teléfono durante el trayecto. La noche fue especialmente ruidosa, por cierto, pues lo cánticos en árabe de la mezquita de al lado no dejaron de sonar, lo cual hizo que éstos se mezclaran extrañamente con nuestros sueños. La lección fue obvia: nunca tomes un alojamiento cerca de una mezquita si viajas a un país musulmán.

El trayecto de Zanzibar hasta Arusha, ciudad base para ascender al Kilimanjaro, entre Tanzania y Kenia. Foto: Google Maps
2. En busca de un turoperador fiable para subir al Kilimanjaro
Dedicamos el día siguiente a recorrer Arusha en busca de un turoperador fiable que organizara el ascenso al Kilimanjaro y, sin duda, estábamos en el lugar adecuado. En Arusha se encuentran gran parte de las 1900 agencias de safaris y trekking que hay en el país. En cada esquina te encuentras con una, y a cada momento hay algún personaje que te interrumpe para intentar venderte alguna actividad.
En el hotel había una agencia, que nos hizo su propuesta, pero quisimos ver más opciones antes de decidir, así que el mismo responsable se ocupó de llevarnos a otra agencia para que pudiéramos comparar condiciones y precios. En esa otra agencia, nos hicieron otra puesta y también se ofrecieron a llevarnos a otro lugar para que viéramos más opciones, y así sucesivamente hasta cinco veces. Nos sentíamos como mercancías, transportadas gratuitamente de un lugar a otro a la espera de que alguien hiciera negocio con nosotros, así que decidimos salirnos del circuito y visitar una agencia de nuestra elección. Nos despedimos del chófer del momento y tomamos un dalla-dalla (taxi) hacia uno de los turoperadores de nuestra guía.
El turoperador que habíamos elegido estaba en las afueras de la ciudad, en una zona bastante remota. Cuando llegamos, el conductor del vehículo tuvo que bajar y acompañarnos a pie durante unos diez minutos a través de un camino rural que se dirigía hacia unos cultivos. Aquello no me gustó nada y, bromeando a medias, le dije al taxista que mi único deseo era que nadie nos secuestrara y nos robara los órganos. Para calmarnos nos explicó que hay muchas agencias situadas en las afueras de la ciudad, ya que de esta forma pueden pagar menos impuestos. En cualquier caso, a nuestra llegada, el turoperador estaba cerrado así que nos quedamos con las ganas.
Por suerte o por desgracia, en Arusha todo el mundo trabaja en el mundillo del turismo, así que el propio conductor se encargó de llamar a una de las agencias para las que trabajaba a comisión. Veinte minutos más tarde apareció un 4×4 para llevarnos de vuelta al centro de la ciudad, donde tenían ubicada su sede principal.
Su propuesta nos pareció correcta. De hecho, estábamos viendo que casi todo el mundo ofrecía precios similares y, por lo que nos dijeron, lo importante era que eligiésemos un centro que tuviera las licencias al día y que estuviera registrado en la organización oficial de turoperadores (TATO), condiciones que ellos cumplían. El precio incluía también material complementario como saco de dormir, guantes y palos de trekking, accesorios que no todo el mundo ofrece de forma gratuita. Además, en la propia agencia hablamos con un par de clientes satisfechos que acababan de hacer actividades con ellos, así que aceptamos su oferta.
3. ¿Qué ruta escoger para ascender al Kilimanjaro?
La última cuestión a dilucidar era: ¿Qué ruta escoger?, pues es una cuestión realmente importante que puede marcar la diferencia a nivel de precios y de éxito. Básicamente existen dos rutas principales, la ruta de Marangu (de la Coca-cola) y la ruta Machame (del whisky). La primera opción trascurre durante cinco días, es más barata y requiere menos infraestructura para dormir y cocinar, pues hay cabañas a lo largo del trayecto. La segunda opción se demora seis o siete días, requiere más logística (porteadores, tiendas de campaña, saco de dormir, material para cocinar…) y es más cara. Además, los paisajes son mucho más bellos y no requiere volver por el camino de ida.
La mayoría de personas se decanta por la opción corta y barata pero se olvida de preguntar lo siguiente: ¿cuál es el porcentaje de éxito de cada ruta? Esa pregunta no te la responden a menos que la hagas de forma explícita. Pues bien, en la ruta corta (la de la Coca-cola) la tasa de éxito (llegar a la cima) es del 40%, mientras que en la ruta larga (la del whisky) el porcentaje aumenta hasta el 70%. El motivo es lógico: partiendo de 1.300m de altura, uno o dos días más pueden ser claves a la hora de adaptarse fisiológicamente a los casi 6.000m de altura que tiene la cima. Al final, tras valorar los pros y los contras, elegimos la ruta Machame o del whisky, es decir, la más larga (y cara).
El croquis general del trayecto vendría a ser algo así:

Esquema de la ruta Machame (del Whisky) para ascender al Kiliminajaro. Por Ubay Serra
4. Los primeros cuatro días de ascenso al Kilimanjaro
El primer día fuimos a la agencia para equiparnos con el material de montaña necesario y reunirnos con nuestro equipo al completo, formado por siete personas: Anderson, el guía principal; Julius, el cocinero; Vilax el camarero y cuatro porteadores más, Michael, Mandela, Leonard y James. Me pareció excesivo y surrealista ir con tanta gente, pues me hacía sentir como un colono blanco de principios del siglo XX, rodeado de esclavos negros al servicio de su amo. Sin embargo, seis días de ruta autónoma requiere una buena infraestructura y, por otro lado, también es una forma de dar empleo a la gente del país.
El siguiente paso fue tomar un todo-terreno hasta Machame Gate, el punto de partida del trekking, situado a 1.700m de altitud. Hecho el papeleo correspondiente, empezamos la ruta en medio de un entorno cubierto por niebla ligera y bosque tropical, del que destacaba una frondosa vegetación y extraños árboles de caprichosas formas cubiertos de musgo y lianas que colgaban de sus troncos. Ese día caminamos unas cuatro horas, suficientes para ascender unos 1.300 metros y llegar a la zona de acampada alrededor de las seis de la tarde, donde nos esperaba la cena ya lista.
El segundo día el paisaje se transformó rápidamente. El frondoso bosque tropical dejó paso a un ambiente más árido repleto de extrañas plantas y flores que, al poco de salir, se fue adornando por las fantásticas vistas de las ciudades de Arusha y Moshi, siempre cubiertas de una espesa capa de nubes. A lo lejos, la imponente silueta del Monte Meru emergía de la niebla matutina y mostraba en toda su plenitud sus más de 4.500m de altura.

Impresionantes vistas del Monte Meru (4.565m)
El tercer día empezó con un brutal ascenso de 850m hasta Lava Tower, una inmensa roca cuadrada formada por lava volcánica situada a 4.600m de altitud. Desde allí empezamos el descenso hacia nuestro campamento. Durante la bajada tuvimos espectaculares vistas de varios glaciales, situados cerca de los picos de las montañas que nos rodeaban. La orografía era preciosa, y estaba decorada de una vegetación exótica extrañísima compuesta, esencialmente, de Senesios, una especie de cactus sin espinas, hojas verdes en su parte superior y caprichosas formas que hacían recordar al paisaje típico del far-west americano. Era como estar en el cañón de Colorado.
Ese día empecé a tener cefaleas e incluso ligeras sensaciones de náuseas que me tenían inquieto. Por suerte, al final del día, tras el descenso desde Lava Tower, los síntomas desaparecieron.

El descenso desde Lava Tower, a 4.600m

Un paisaje digno del lejano oeste
Durante el cuarto día realizamos un ascenso de unos 850m en total y al llegar al campamento, a unos 4.600 metros de altura, recomenzaron los síntomas de mal de altura en forma de cefaleas. Por suerte, con el pasar de las horas, nuestro cuerpo se fue adaptando bien, pues ayer ya habíamos estado caminando a esa misma altura.
Es día fuimos a dormir alrededor de las siete de la tarde, pues antes de que acabar al día nos despertaríamos con la intención de coronar la cima del Monte Kilimanjaro. Recuerdo que mis pulsaciones en reposo eran superiores a cien por minuto, lo cual delataba mis nervios o, quizás, el esfuerzo que mi cuerpo estaba realizando para adaptarse a la altitud.
5. El día de la verdad. Coronando el techo de África, a 5.895 metros
Nos despertamos antes de medianoche y nos equipamos a conciencia para soportar las bajas temperaturas de la cima, de unos 20ºC bajo cero. En la parte inferior llevaba cuatro capas: mallas térmicas, pantalón, pantalón impermeable y paranieves; y en la parte superior otras cinco: camiseta, camiseta térmica, forro polar, cortavientos y chaqueta. También fueron necesarios dos pares de calcetines, dos pares de guantes, gorro térmico, luz frontal y gafas de sol.
Tomamos un tentempié a base de té caliente y galletas y empezamos el ascenso hacia la cima en medio de una noche despejada en la que las estrellas del cielo se confundían con las luces frontales de los montañeros que ya habían salido. El ascenso comenzó con una empinada cuesta de arena y rocas que fuimos superando poco a poco, a paso lento, muy lento, pues el oxígeno era cada vez más difícil de extraer del aire. En ocasiones, parecía que aquello, en lugar de un trekking, era una procesión de semana santa: todo el mundo cabizbajo, caminando lentamente y arrastrando los pies, como si estuviéramos haciendo penitencia por nuestros pecados.
A las tres horas de salir, Anderson, nuestro guía, se paró y, tras unos minutos sentado, nos dijo que no podía continuar, pues tenía fuertes cefaleas, mareos y dolor en los ojos. Sin duda, el mal de altura se estaba cebando sobre él. Así pues, nuestro guía principal tuvo que descender y seguimos en compañía de Leonard, uno de nuestros porteadores. Pero la cima aún quedaba lejos.
Proseguimos el duro ascenso en medio de la noche. El ritmo de la marcha seguía siendo muy lento, pero el esfuerzo físico no era el problema principal. Lo realmente inquietante e imprevisible era saber hasta qué punto nuestro cuerpo iba a resistir los efectos de la altura sin colapsarse, tal y como les estaba sucediendo a otros montañistas con los que nos cruzábamos. Algunos estaban bajando con la ayuda de sus guías, otros yacían sentados con las manos cruzadas sobre el regazo y algunos sufrían súbitos vómitos en escopetazo que no podían controlar. Eso era lo que realmente me preocupaba, pues a medida que subíamos mis cefaleas iban aumentando y, en ocasiones, tenía náuseas y sensación de pérdida de equilibrio. En cualquier caso, aún me sentía lo suficientemente fuerte para seguir con el ascenso, así que continué la marcha.
En un momento dado pude sentir como todas las partes de mi ser estaban funcionando al unísono y a pleno rendimiento. Mi cuerpo luchaba sin tregua contra la altura: mi sangre y mis pulmones intentaban extraer todo el oxígeno posible del aire, mi cerebro intentaba evacuar el exceso de líquido que se me acumulaba en el cráneo y mis piernas intentaban dosificar el esfuerzo muscular para poder llegar a la cima. Mi mente estaba concentrada en seguir un paso regular, firme y seguro, sin pensar en el esfuerzo, pero sin dejar de monitorizar mis sensaciones físicas, que debía tener en cuenta para saber hasta que punto podía seguir sin poner mi salud en peligro. Por último, mi alma conversaba con la montaña y le pedía permiso para poder llegar a la cima de forma segura. Y de repente, una súbita respuesta cruzó por mi mente a la velocidad del rayo. Algo me dijo que ese permiso se nos había concedido, y que el espíritu del Kilimanjaro, feliz por nuestra presencia, velaría por nuestra seguridad y nuestro bienestar durante todo el trayecto. Con esa revelación en mente, seguí el ascenso con la certeza absoluta del éxito de nuestra expedición. Sin embargo, aún quedaba una última hora de ascenso, la más dura de todas.
Me pareció que a Vicky empezaban a fallarle las fuerzas, pues se quedaba sin aliento por momentos. En esos instantes Leonard la ayudaba tirando de su brazo hasta que se recuperaba. Sin embargo, a pesar de que Vicky mostrase signos de debilidad y falta de confianza en sí misma, es una de las personas más fuertes que conozco tanto a nivel físico como mental. Por eso no tenía dudas de que iba a lograrlo. Íbamos a lograrlo juntos.
Lo peor de todo fueron los últimos 200m de ascenso, cuando las condiciones climáticas fueron más duras a causa de la niebla y el fuerte viento que nos azotaba. Pero a pesar de todo, llegamos al final del camino, donde yacía la señal que confirmaba que habíamos llegada al techo de África, Uhuru Peak, a una altura de 5.895m. Eran las seis de la mañana y, poco a poco, empezó a salir el sol, iluminando el espectacular paisaje de aspecto lunar y el impresionante glaciar que, según dicen, desaparecerá en pocos años. ¡Lo habíamos logrado!

Vicky, Leonard y yo en la cima del Kilimanjaro, a 5.895m

Los impresionantes glaciares del techo de África
Ahora sólo quedaba volver al campamento base, donde nos esperaba nuestro equipo, que nos recibió con aplausos y una botella de Coca-cola de dos litros que nos supo a gloria. Y una vez recuperados, cantamos al unísono la canción más famosa del país, que dice así:
Jambo, Jambo Bwana (Hola, hola blanco)
Abarigani, Zurisana (¿Cómo estás? Muy bien)
Huagueni, Mwakari Bishwa (Extranjero, bienvenido)
Kilimanjaro, Hakuna Matata (Kilimanjaro, no hay problema)
Pero el día no había terminado. Una vez en el campo base (4.600m), comimos y descansamos un par de horas, suficientes para recuperarnos, sacarnos el frío del cuerpo y dejar que las cefaleas remitiesen. Acto seguido, estuvimos caminando cuatro horas más, durante las cuales descendimos otros 1.500m hasta Mweka Camp (3.100m), donde pasamos la noche. Acabamos descendiendo un total de 2.700m en un día, así que, tras una maratoniana jornada en la que superamos el mal de altura, mañana tendríamos que superar, sin lugar a dudas, un considerable “mal de bajada” consistente en agujetas y dolores articulares en las rodillas.
6. Lo que también deberías saber sobre el ascenso al Kilimanjaro
6.1. Los precios y las incómodas propinas “obligatorias”
Tal y como es tradicional durante este trekking, al final de la expedición se suele dar una propina al equipo. Personalmente, no me gusta el concepto de dar propinas obligatoriamente. Sin embargo, nuestro equipo la merecía y, además, hay que tener en cuenta que las agencias dan a sus trabajadores pírricos salarios que apenas les permiten sobrevivir, con lo que dicha propina termina siendo su sustento real.
El problema era cómo y cuánto. Habíamos desembolsado mucho dinero por aquella actividad y no sabíamos exactamente qué cantidad sería la adecuada para satisfacer al equipo. Tampoco sabíamos muy bien de qué forma dársela y qué cantidad dar a cada uno de los miembros. Habíamos hablado con varios viajeros y cada uno había actuado de formas diferentes, obteniendo respuestas diferentes por parte de sus equipos, y no todas ellas habían sido positivas.
Al final, decidimos aprovechar el momento del desayuno, y cuando Vilax, el camarero, nos trajo el último plato le dimos su propina y le pedimos que avisara al cocinero, Julius. Cuando llegó Julius le felicitamos por las excelentes comidas que nos había preparado y le dimos su recompensa, tras lo cual le instamos a llamar a Leonard, el porteador que nos llevó a la cima. A Leonard le dimos también una buena propina tras darle las gracias por habernos acompañado hasta al techo de África. Finalmente, invitamos a Leonard a que llamara a Anderson, el guía principal, a quien dimos su propina y tres paquetitos más que contenían las propias para los otros tres porteadores, con quien apenas habíamos tenido contacto.
Acabamos entregando el equivalente a 180 euros en propinas entre los dos, más o menos un 10% de lo que nos había costado el trekking, cuyo precio había ascendido a 900 Euros (1.200 dólares) por persona. Hicimos una distribución bastante equitativa del dinero que oscilaba entre 23 y 30 euros. Afortunadamente, todo el mundo estuvo contento con las formas y las cantidades.
6.2. El diploma acreditativo de ascenso al Kilimanjaro
Finalmente, tras la entrega de propinas emprendimos la marcha por última vez. En esta ocasión, apenas tardamos tres horas en descender los últimos 1.300m de desnivel hasta Mweka Camp. El ritmo de bajada fue alto, pues parecía que todo el mundo tenía prisa por llegar y volver a casa. De hecho, durante el descenso fuimos adelantados por varios grupos de porteadores que descendían cargados como mulas a un ritmo infernal que ningún otro mzungu (blanco) hubiera podido igualar sin romperse la crisma.
Una vez en Mweka Camp realizamos la última gestión antes de volver a nuestro hotel en Arusha: recoger nuestro flamante diploma. Curiosamente, todo aquel que consigue coronar la cima obtiene un diploma oficial acreditativo así que, con mucho orgullo, recogí el preciado título, esperando que en España me fuera más útil a la hora de encontrar trabajo que el resto de mis diplomas universitarios.
6.3. Tu equipo acompañante
Subir al Kilimanjaro es una actividad que requiere cierta infraestructura y organización logística. ¿Por qué? Primeramente porque necesitas pasar varios días en la montaña bajo condiciones extremas y con total autonomía. Por tanto, tienes que llevar tiendas de campaña, comida, material para cocinar, material de montaña y muchas otras cosas. Y segundo porque es ilegal realizar el trekking de forma independiente, lo cual te obliga a contratar una agencia oficial que se encargue de organizarlo todo.
En nuestro caso, Vicky y yo tuvimos a nuestro servicio un equipo de siete personas: un guía, un cocinero, un camarero y cuatro porteadores. Y eso que nuestra agencia era de las más económicas y básicas que encontramos. Había agencias que, para dos personas, tenían a su servicio un equipo de hasta doce trabajadores, que se ocupaban de llevar incluso sillas y mesa para comer o lavabos privados portátiles, lujos con los que nosotros no contamos ni por asomo. No es de extrañar, pues, que subir al Kilimanjaro sea una de las rutas más caras de África (entre 1.000 y 1.600 dólares por persona). Sin embargo, teniendo en cuenta que la entrada al parque ya cuesta 640 dólares, a las agencias no les queda mucho para pagar la comida, los impuestos y, lógicamente, los salarios de cada trabajador. De ahí la clásica “obligatoriedad” de las propinas que se suelen dar al final de la ruta.
6.4. La organización
A fin de cuentas, el ascenso al Kilimanjaro resulta bastante cómodo de realizar, ya que sólo tienes que preocuparte de caminar con una pequeña mochila básica con agua y efectos de primera necesidad, hacer fotos y disfrutar del paisaje. El resto del equipaje y material lo llevan los porteadores de un campamento a otro. Dichos campamentos se encuentran en regiones de orografía plana y están regentados por los rangers locales, que viven en pequeñas casetas metálicas y se encargan de registrar a todos los turistas que llegan.
En los campamentos hay baños, la mayoría formados por casetas de madera con un agujero en el suelo, que es donde va a parar el papel y los residuos orgánicos. A pesar de la limpieza diaria que realizan los rangers, es difícil encontrar los baños limpios, pues el mal de altura debe provocar en la gente falta de puntería, así que es habitual encontrarse regalitos a los lados de los agujeros. En una ocasión Vicky se encontró con un baño donde el exceso de deshechos rebosaba por encima del agujero. No es de extrañar, pues, que haya grupos que traigan sus propios baños privados.
En los campamentos tampoco hay agua corriente, con lo cual tomar una ducha es una verdadera utopía. Cada equipo se encarga de tomar agua de los ríos y fuentes para beber y lavarse las manos y la cara, y la única forma de limpiarse suele ser a base de toallitas húmedas. Los que han pensado en traerlas, claro.
6.5. La comida
Las comidas que nos sirvieron durante el trekking fueron, con mucha diferencia, las mejores de todo mi viaje por África.
Para desayunar solía haber siempre té, crêpes o pan con mermelada y mantequilla. A veces hacían porridge (cereales cocidos con leche) e incluso platos más consistentes como salchichas con huevos revueltos. Todo ello acompañado también de fruta fresca, como papaya, plátanos o sandía. Las comidas solían ser ligeras y nos las solían dejar preparadas en una bolsa de plástico. Sin embargo, eran igual de sabrosas y variadas. Finalmente, tras un duro ascenso, lo mejor del día era tomar una cena caliente dentro la tienda, habitualmente iluminada con una romántica vela. Los menús fueron tan sorprendentes como sopa de calabacín y zanahoria, verduras con arroz, patatas hervidas con tiras de ternera o pasta a la bolognesa. Un día incluso nos a sirvieron ¡Bacalao con patatas cocidas!
6.6. Los verdaderos protagonistas del ascenso al Kilimanjaro
Los verdaderos protagonistas y los verdaderos héroes de esta aventura no somos nosotros, los turistas, únicamente preocupados de tomar fotos mientras caminamos ligeros de equipaje. Los verdaderos héroes son los que hacen que todo eso sea posible, desde el guía hasta el porteador, pasando por el cocinero o el camarero. Hay que reconocer que las comidas fueron increíbles, el trato del guía exquisito y el esfuerzo que realizan los porteadores, digno de admiración, pues llevan cargas sobrehumanas que pocos blancos soportaríamos. Y encima lo hacen a toda velocidad, calzados con simples chancletas. Así que, ¡chapeau! Un fuerte aplauso para ellos.
7. Conclusiones y despedida
Por último, comentar que subir al Kilimanjaro no sólo fue una ruta para ascender a la cima más alta de África. Fue también una oportunidad única para disfrutar de espectaculares paisajes formados por rocas volcánicas, altos picos, plantas endémicas y maravillosos glaciares. Y constituyó también un maravilloso reto que puso a prueba mi cuerpo, mi mente y mi alma ayudándome a reconectar con todas las partes de mi ser. Si puedes permitírtelo, sé generoso contigo mismo y regálate una vivencia inolvidable que podrás contar a tus nietos.
Hasta aquí llega este relato y miniguía de ascenso al Kilimanjaro. Espero que te haya gustado y que te haya resultado útil. Ahora me encantaría que me dejaras algún comentario para darme tu opinión. Y si has tenido la suerte de haber vivido esta misma experiencia, ¡no dudes en aportar tu granito de arena para complementar el contenido de este artículo!
No sé si algún día podré hacerlo, pero por un ratito lo he vivido. Muy chulo el relato.
Hola Teresa, me alegro que, por lo menos, hayas podido vivir la aventura a través de mi relato. Ese es uno de los objetivos que me mueven a escribir. Y espero que te apetece, encuentres el momento y los medios para poder vivirlo en primera persona. Un abrazo
Hola Ubay
Pronto tendremos la oportunidad de vivir tu experiencia. He leido mucho sobre las anécdotas de cada uno y la tuya ha servido para afinar pequeños detalles
Tenemos dudas sobre los porteadores pero la mayor parte de la gente acaba contento con ellos.
En fin prevemos hacerla en octubre y ya te contaremos
Gracias por exponer tu experiencia a los demásun saludo
Carlos
¡Hola Carlos!
Espero que vuestro viaje sea un éxito y una enorme fuente de experiencias inolvidables. Estoy convencido de que así va a ser.
Y me alegro mucho de que el artículo os haya servido para acabar de pulir los preparativos del viaje. No dudéis en dejar un comentario sobre el viaje a vuestra vuelta. ¡Disfrutad mucho!
¡Un abrazo!
Hola Ubay.
Estaba pensando en hacer la ascensión al Kilimanjaro, y ya que tu estuvistes muy contento con la empresa que contratasteis allí, quería pedirte si me podrías decir por favor su nombre o la manera de contactar con ellos,
Muchas Gracias,
Un saludo
Jorge
¡Hola Jorge! La empresa se llama Sunset África. Google te dará rápidamente su contacto 😉 La verdad es que con ellos me fue muy bien, pero ojo, luego el safari, también con ellos, fue bastante desastre.
Que todo vaya bien depende de muchos factores: del guía, del equipo que te toque…mi consejo es que hagas tu propia búsqueda y que elijas a la agencia que más te convenza.
¡Mucha suerte! ¡Un abrazo!
increible relato!!!, a mediados de agosto estoy saliendo para subir el kili.
podrias aconsejarme alguna agencia?
¡Hola Federico! Me alegro que te haya gustado el relato.
Yo hice el ascenso con Sunset África. Aunque hay tantas agencias y todo cambia tan rápido que te aconsejo que visites tú mismo 3 o 4, compares precios, condiciones y feeling personal y elijas.
Sunset África estuvo bien en el ascenso al Kili, pero horrible en el Safari que hice lugo también con ellos. Además, durante el ascenso nos juntaron con gente de otra agencia Low cost que pagaron menos que nosotros. Es todo un poco mafioso por esas latitudes. Pero bueno, te llevarán igual arriba, así que busca, compara y elige… 😉
¡Un fuerte abrazo y buena suerte!
Super experiencia y nos lo has transmitido muy bien, a finales de enero tengo pensado ir queria preguntarte si piensas que es arriesgado contratar la agencia una vez que este alli en tanzania o es mejor hacerlo desde españa? Todo lo que encuentro aqui me parece un poco caro. Muchisimas gracias!
¡Hola Cristina! Gracias, me alegro que mi artículo te haya gustado y te haya sido útil.
La pregunta que me haces tiene tiene, para mí, una clara respuesta. Contrátalo, sin dudarlo, una vez estés allí…hay muchísimas agencias por todas partes, todas ansiosas por encontrar nuevos clientes, y todas con diferentes precios y condiciones. El Kilimanjaro es caro, pero desde tu país será todavía más caro, mucho más caro. Allí encontrarás sin problemas una buena agencia.
Yo me pasaría un día entero visitando agencias y, al día siguiente, sales con la que hayas elegido… (La mía se llamaba Sunset Africa)
Ya nos contarás qué tal te ha ido, y disfrútalo muchísimo…
¡Un abrazo!
Gran artículo! Lo hemos metido como recurso recomendado en https://www.aventurazas.com/guia/ascension-al-kilimanjaro, donde recopilamos información sobre la ascensión al Kilimanjaro.
Por cierto, podéis añadir información en esa página vosotros mismos, es como una «Wikipedia» para aventureros.
¡Muchas gracias!
Me alegro que el artículo pueda ser de utilidad a de los lectores de vuestra web.
Os recomiendo también estos dos artículos, dos aventurazas:
https://viajealaesencia.com/madagascar/ (costa de la Vailla a pie, bici y barco mercante)
https://viajealaesencia.com/islandia-escapada-low-cost/ (ring road en Islandia)
¡Un abrazo!
Hola Ubay,
me gustaría saber el nivel de preparación fisica y la experiencia como montañero que tenías antes de emprender esta aventura.
un saludo!
¡Hola Bran!
Pues, siempre suelo tener un nivel medio-alto de condición física, aunque cuando hice el ascenso llevaba dos meses de viaje y, por tanto, sin entrenar. Si eres una persona mínimamente deportista y estás sano, no deberías tener problemas. El éxito para coronar la cima depende de tu capacidad de adaptación a la altura, que no tiene por qué estar relacionado con tu forma física.
Experiencia en montaña: simplemente me gusta. He hecho varios trekkings antes: varios 4000m, varios 5000, un mes de trekking en Nepal…y luego hice un 6000, pero no soy un montañitas. Es decir, sólo hago rutas accesibles a toda persona sana y sin preparación excesiva previa. No tengo equipo propio, sólo equipo mínimo (botas, abrigo, lámpara frontal), nada de crampones, ni material propio de acampada.
Espero que te sirva. Cualquier otra duda sobre este tema, ya me dirás.
¡Un abrazo!
Hola Ubay,
Hay algun medicamento para esas cefaleas? Y ya lo del guia con dolor de ojos me ha dejado un poco…
que no sé si yo lo soportaría vaya.
Sí, Laia…puedes tomar antiinflamatorios…pero la mejor solución es subir poco a poco para prevenirlas y, si aparecen, bajar lo antes posible si los síntomas son molestos.
Y lo del guía es normal, pues tuvo que quedarse un día abajo para hacer gestiones y subió dos etapas en una sola jornada…y por muy guía que seas, si no respetas el ritmo de ascenso, la fisiología no te respeta a ti…pero tranquila, sólo tienes que bajar si te pasa.
Muy chulo tu blog!
Gracias por compartir tus experiencias~
Gracias por tus palabras y gracias a ti por comentar y compartir 😉
¡Un abrazo
Me ha encantado tu artículo, felicidades!!
Este año estaré abril y mayo en Kenya, y estoy viendo la posibilidad de viajar hasta Urusha para hacer el Kili. Leo que son meses muy malos por el clima. ¿En qué época lo hiciste tú?.
Muchas gracias por toda la información 😉
¡Hola Marina!
Gracias por tus palabras. Un placer poder ayudar.
Decirte que yo estuve en Kilimanjaro a principios de Septiembre. Era buena época entonces.
En cualquier caso, espero que disfrutes de tu experiencia.
¡Un abrazo!
Hola. Muchas gracias por compartir la descripción del viaje.
Tenía pensado subir en Agosto el Kili y el Monte Kenia. Como soy diabética prefiero organizarlo con antelación. Podrías por favor recomendarme algún guía o agencia que conocieras en tu viaje. Mil gracias!!!
Hola Ana, un placer…
La agencia con la que viajé se llamaba Sunset África, pero como suelo recomendar, lo mejor es mirar por tu cuenta, pues allí todo cambia rápido y hay cientos de agencias. En mi opinión, lo mejor es ir al lugar mismo y comparar sobre el terreno precios y prestaciones. En tu caso, si quieres estar más segura por lo de la diabetis, hazlo on-line con la antelación que quieros, pero siempre te saldrá bastante más caro.
¡Suerte con el ascenso y ánimos!
impresionante el relato de verdad que al leer lo fui viviendo de verdad que son afortunados y bendecidos por poder vivir,por poder tener estas experiencias de verdad. ojala algún día pueda subir a la cima del África y como tu lo mencionas poder contarlo a mis generaciones venideras, gracias por tu aportación y ojala puedas regresar y hacerlo de nuevo
Hola Ovando, gracias por tus palabras. Me alegro que te haya gustado el relato.
Y espero que, como dices, un día tengas la posibilidad de subir a la cima de África.
Un abrazo
por cierto ojala puedas compartirme fotos de tu cima y el trayecto a mi correo saludos
Hola Ovando, en cuanto a las fotos, en este post podrás verlas…y también descargarlas si vas directamente al album…
https://viajealaesencia.com/un-terapeuta-por-5-continentes/africa/
Espero que las disfrutes!
Excelente y detallado relato. Me encantaría tener el nombre y teléfono de la agencia contratada. Este tipo de descripción aporta muchiiisimo. Espero poder realizar esta aventura en el corto plazo. Muchas gracias y adelante con tus aventuras!
Gracas Jose, me alegro de que te haya gustado.
El nombre de la agencia la he comentado en varios comentarios anteriores: Sunset África. El teléfono no lo conozco. Te recomiendo que lo busques en Google, pero mi consejo es que hagas tu propia búsqueda y, a ser posible, una vez estés allí. Las agencias cambian muy a menudo, y lo mejor es comparar sobre el terreno y elegir la que mejor sensaciones te dé…
Que tengas suerte y que disfrutes al máximo tu próximo viaje.
¡Un abrazo!
Demasido hermosa la experiencia,me encanto tu artículo,lo unico es que no dices con cual agencia subiste,ya que me interesa dicha información pues deseo poder realizar algun dia el poder subir el kilimanjaro!
Hola Francisco. Me alegro de que te haya gustado el artículo.
No digo el nombre de la agencia porque hay cientos, y cambian continuamente. Lo mejor es ir alli y comparar varias antes de decidirse. La mía fue buena para el Kili, pero mas floja con el safari.
De todas formas, se llama Sunset Africa, seguro que la encuentras googleando 😉
¡Un abrazo!
Muy buen relato. Me a servido de mucho leer este artículo. Mi padre y yo queremos ir el agosto que viene, ya estamos mirando cositas y preguntando para informarnos al máximo. A mi lo que más me precupa es el mal de altura. Nosotros hemos hecho montañas hasta los 3500 m. Nada que ver con los casi 6000 que tiene el kilimanjaro. Tenemos buena forma física, somos bastante deportitas y llevamos muchos años haciendo trekkings a muchos sitios pero este es un reto que me asusta mucho por el mal de altura. Nose mi cuerpo como podrá reaccionar ante tanta altitud. En fin rezaremos para que todo nos salga bien😄
Gracias Sandra, me alegro que te gustara el relato y te fuera de utilidad.
No os preocupéis por eso. El mal de altura no se relaciona con la condición física, así que no sufráis. Lo que es importante es que toméis una ruta lo más progresiva posible. No te lo dicen, pero las rutas 1 día más cortas (De 6 a 5 días) pasan del 70% al 30% de éxito en cuanto a llegar a la cima.
Y si al final el cuerpo no se adapta bien a la altura, basta con bajar y ya está. Para eso está vuestro equipo, para ayudaros a gestionarlo y ayudaros a bajar si hace falta.
Espero que lo paséis genial y lo disfrutéis mucho
Un abrazo
Buenas compañero
Gran y util relato,
Tengo una pregunta. Recuerdas hasta que hora abren las agencias? Una vez encuentras la agencia perfecta cuanto hay que esperar para empezar la ruta? entiendo que al dia siguiente no? o ese mismo dia?
Hola Juan
Espero que te sea de utilidad para tu próximo viaje.
Los horarios, no recuerdo, eso es mejor preguntar directamente a una agencia, sobre el terreno o mandándoles un email. Hay muchos grupos que cada día van al Kili. En mi caso, todas las agencia que visité salían al día siguiente, así que no temas, hay mucha oferta.
¡Feliz aventura, os oscantará!
Hola Ubay, muchas gracias por este maravilloso relato. Me ha servido de mucho, porque mi pareja y yo, queremos ascender el Kilimanjaro este verano. En agosto. Ya tenemos comprado los vuelos, y estamos tratando con una agencia para el treking, por Machame, y ya que estamos allí, hacer 2 safaris.
Los precios que nos han dado son algo más altos… unos 2300€ por persona (treking y safari, claro).
Es que el tema de los permisos, parece que encarece bastante. Sobre las propinas, nos ha dicho la agencia que se debe dar 50€ a cada porteador (son 8) y 100€ a cocineros y guía. Eso serían unos 600€ en propinas… no se, lo veo bastante.
Me voy a quedar con tu página, y cuando terminemos el viaje, te contaré como ha ido, por si te interesa, y por si le sirve a alguien.
Muchas gracias, y un saludo.
Hola Francisco,
Celebro que el artículo te haya gustado y que, además, te sea de utilidad.
Los precios que me comentas no son, para nada, exagerados porque incluye el trekking, que sale a más de mil euros y dos safaris. Y bueno, con el tiempo imagino que los precios van subiendo. En cualquier caso, si buscarais agencia una vez en el país, podriais encontrar los mejores precios, pero cuando uno va a tiro hecho, suele preferir ir con todo contratado.
En cuanto a las propinas, nuestra agencia no nos dio indicaciones y seguimos un poco lo que decía mi guía y lo que nos pareció justo. Y todo el mundo quedó contento. De todas formas, es un tema personal que también puede estar sujeto a cambios.
Y sí Francisco, cuando terminéis el viaje no dudes en pasarte por aquí para dejar tus comentarios, tu vivencia, tus consejos y lo que creas necesario y de utilidad para futuros lectores. Es la mejor forma de mantener vivo y actualizado el contendio del artículo.
Un abrazo y feliz viaje, seguro que os lo pasaréis genial 😉
Hola, soy de Argentina.
Tengo pensado ir Kilimanjaro en el mes de julio/2019, pero primero viajare aproximadamente 30 dias por otro lugares.
La pregunta es: se puede alquilar equipo (sacos de dormir, campera para frio, pantalon,….)?, ya que no quiero andar con todo el equipo durante los 30 dias anteriores.
Cuanto cobran aproximadamente, por el trekking?
Desde ya , muchas gracias y MUY BUENA la informacion.
Saludos
Hola Juan,
No estoy seguro en cuanto a tu primera pregunta. Casi con toda seguridad que sí. En Bolívia, cuando subí al Huayna Potosí, pude alquilar pantalones, crampones, chaqueta…lo único que no te recomiendo es alquilar son botas de trekking, pues es bueno que sean tuyas y estén adaptadas a tu paso y a tu uso. Además, hoy en día, pagando se consigue todo (ya sabes) y, al haber cientos de agencias en Arusha, sin duda satifacerán tus necesidades.
En cuanto a los precios, no me atrevo a dártelos inamoviblemente, puesto que todo cambia rápidamente. Cuando yo fui, la agencia más barata cobraba 1000 dólares USD, la más cara que vi, unos 2500, y yo pagué unos 1250 USD. Pero, como te digo, los precios cambian constante y rápidamente, así que no suelo ponerlos nunca.
Espero haberte podido orientar un poco más.
Un fuerte abrazo y feliz viaje
Gracias Ubay.
Un abrazo
Hola!
Que buen artículo 🙂
Llevo mucho tiempo buscando algo concreto y honesto como lo que has escrito, muchas gracias!
Tambien estoy algo abrumada con los precios y la cantidad de información, especialmente por que voy a viajar sola en Agosto y Septiembre desde Colombia y quisiera ser parte de un grupo con un operador confiable, tu post ha sido de gran ayuda, gracias por compartirlo.
Diana
Hola Diana!
Celebro que te haya gustado el artículo.
En cuanto a los precios, estoy de acuerdo contigo, pues no es nada barato hacer este tipo de actividades en Tanzania, ni los trekkings ni los safaris los son. Aue siempre hay parques y trekking más baratos que otros, por supuesto. Y agencias con diferentes precios. Pero, en general, hay que rascarse el bolsillo.
Espero haberte podido ayudar un poquito a organizar tu próxima aventura.
Un abrazo y ¡Feliz viaje!
Muchas gracias por tu relato
Yo escogí gestionarlo todo desde aquí por agencia ya q debido al trabajo y la vida q llevamos no me ha dado tiempo a prepáralo como otros viajes
Es mi primera experiencia a tantos metros y tantos días y viajo sola, creo que va a ser j a experiencia única e inolvidable
Viaje en 2007 a Kenia y Zanzíbar para hacer un safari y buceo y dije q si volvía a ir sería para hacer el kili, y unos años después espero coronarlo y después repetiré buceo en Zanzíbar q me pareció espectacular
De nuevo darte las gracias por el relato y los ánimos! Tal y como lo has explicado podría decir q he estado allí
Un placer Maribel.
Me alegro de que te haya gustado el relato y espero que tengas una experiencia genial en tu ascenso.
Un abrazo y coméntanos si quieres cómo te ha ido a tu vuelta.