En la vida, todo son ciclos que van alternándose a lo largo del tiempo.
Desgraciadamente, al ser humano le cuesta lidiar con este hecho por 2 motivos:
El primero es que dejamos que los “malos” ciclos de vida nos amaguen la existencia. Especialmente aquellos que nos hacen experimentar emociones o situaciones extremas que nos resultan desagradables.
¿Cuántas veces has vivido etapas en las que todo te salía mal? ¿Cuántas veces has estado inmerso en estados emocionales negativos que te hacían la vida imposible? ¿Cuántas veces has pasado por un bache que parecía no tener fin y deseabas cada día que aquella mala época terminara cuanto antes?
Todos tuvimos aquel “annus horribilis” en el que nos dejó la pareja, perdimos nuestro empleo y, además, nos quedamos sin dinero. Todos hemos pasado por un período de depresión, por una etapa en que no había manera de encontrar trabajo, o por una enfermedad que hizo que nuestras prioridades vitales cambiaran completamente.
Por el contrario, cuando las cosas van bien, estamos cómodos, tranquilos y satisfechos con nuestra vida; y quisiéramos que las cosas siguieran siempre así. Y ahí tenemos el segundo motivo o problema.
En mi caso, recuerdo que, cuando pasaba por buenas épocas; o, simplemente, cuando tenía un buen día, pensaba: “¡Ya está! Voy a ver qué es lo que me está haciendo tan feliz, o qué es lo que me ayuda a sentirme tan bien, tan amable, tan amoroso…Y voy a estar siempre así”. Quería mantener aquel estado de bienestar a toda costa, e incluso me aferraba a él deseando que no terminase nunca.
A veces nos gusta aferrarnos a los buenos momentos para seguir viviendo en nuestra pequeña burbuja. Foto vía Shutterstock.
No obstante, al día siguiente me sentía ya de otra forma. Mi humor había cambiado de forma inexplicable o, con el pasar de las semanas, algún contratiempo o problema surgía y rompía la armonía y tranquilidad de la cual gozaba en aquel momento.
En definitiva, que por mucho que me esforzara en mantener una vida calmada, fluida y sin sobresaltos, siempre había algo que la alteaba. Y por mucho que deseara encontrar un estado emocional de permanentemente armonía, elevación espiritual, empatía y amor, me resultaba imposible conseguirlo.
¿Por qué? Te lo cuento a continuación.
Lo que estaba claro es que debía aprender a gestionar los ciclos de vida, no podía seguir así. De otro modo, me amargaba en los momentos malos –que se me hacían eternos e insufribles– y, por otro lado, me aferraba a los buenos, temeroso de que éstos terminaran.
¿Te ha ocurrido alguna vez algo similar?
Cómo sobrellevar los ciclos de vida sin morir en el intento
La razón de por qué en la vida se suceden diferentes ciclos de forma continua es simple: porque la vida es así, es inevitable.
Si analizamos las leyes universales que rigen la existencia, vemos que la ley de ciclos es una de ellas. No hay más. El universo en sí está compuesto de procesos cíclicos y, por tanto, no podemos librarnos de experimentarlos de forma constante.
Sabiendo esto, el primer paso para aprender a gestionar los ciclos de la vida de forma eficaz es el siguiente:
1. Aceptar los ciclos de vida sin juzgarlos
Cuando aceptamos cómo es una persona –sea nuestra madre, nuestros amigos o nuestra pareja– nos resulta mucho más fácil lidiar con ella, ¿verdad? Pues con la vida sucede lo mismo. Cuanto antes aceptes sus peculiaridades, más fácil te resultará vivirla.
Así pues, el primer paso es aceptar que en la vida todo son ciclos. No hay nada que puedas hacer al respecto. Por tanto, lo mejor es que lo aceptes, y que des las gracias por ello.
No puedo imaginarme lo aburrida que sería nuestra existencia si no hubiera cambios, si no hubiera altos y bajos. En ese caso, tendríamos una existencia gris, monótona y aburrida donde todo permanecería constante; sin nuevos estímulos, sorpresas o variaciones.
Es mejor no resistirse a la naturaleza de la vida; sino, más bien, aprender a nadar y a fluir tranquilamente en ella, con sus ciclos, cambios y fluctuaciones. De esta forma, estarás más relajado, especialmente si eres como yo; esto es, de tendencias fijas, controlador y un poco cabezota.
Resulta más fácil aprender a fluir en un mundo lleno de cambios y fluctuaciones constantes. Foto vía Shutterstock.
Una vez hemos aceptado la naturaleza cíclica de la vida, debemos aprender a no juzgar dichos ciclos; es decir, a no etiquetarlos de “buenos” o “malos”. ¿Por qué? Porque los juicios surgen del ego y de opiniones personales, que suelen cambiar fácilmente a medida que pasa el tiempo y se expanden nuestros conocimientos y nuestra visión del mundo.
2. Elegir tu percepción: disfruta de los “malos” ciclos de vida
Una vez asumimos y aceptamos que todo en la vida son ciclos, vivimos mucho más tranquilos y relajados; pero aún podemos hacer más al respecto.
Acabo de decir que no debemos juzgar los ciclos de vida, sino verlos como parte necesaria de un todo. Muy bonito; pero, asumamos otra cosa: el ser humano es prácticamente incapaz de no juzgar.
Siempre –tarde o temprano– acabamos formándonos una opinión sobre algo o sobre alguien y, posteriormente, lo acabamos calificando de bueno o malo, o diciendo si nos gusta o no.
¿De qué depende esa opinión o juicio personal? De nuestra forma de ver el mundo, o sea, de nuestra percepción de las cosas. Y eso, afortunadamente, sí podemos cambiarlo.
La forma en que percibimos el mundo depende de nosotros. Foto vía shutterstock
No podemos cambiar las leyes que rigen el universo, son las que son; y, por ende, hagamos lo que hagamos, los ciclos van a estar ahí. Tu humor puede variar según lo que hayas vivido durante el día, la posición de los planetas o lo enamorado que estés de tu pareja. Y lo que suceda en tu vida dependerá del ciclo económico, social, político o personal que estés viviendo.
Pero la forma en que te lo tomes sí depende de ti. Y solamente de ti. Aunque tengas un montón de problemas y estés metido en un sinfín de líos, tú decides cómo afrontarlos. Con optimismo o pesimismo, con quejas o entusiasmo, con tristeza o esperanza. Puede que tengas un carácter más o menos alegre, una forma de ser más o menos positiva y una forma de reaccionar más o menos emocional, pero tú puedes decidir cómo lidiar con ello.
Por tanto, pase lo que te pase y seas como seas, cuando te encuentres en un mal momento, párate un segundo y pregúntate: ¿cómo me lo voy a tomar? ¿Cómo me sentiré mejor? ¿Cómo puedo solucionar las cosas de la mejor forma? ¿Desde la ira, la tristeza, la desesperación y la angustia? ¿O desde la alegría, la esperanza, la fe y la tranquilidad?
En mi caso, si algo he aprendido a lo largo de los años, es a disfrutar de los “malos” ciclos de vida. Sí, como lo oyes. Es muy fácil disfrutar de los buenos. Sólo hay que dejarse llevar, degustar cada instante y saborear cada experiencia. Eso sí, sin aferrarse ni querer prolongarlos de forma forzada y artificial. Pero, ¿cómo hacer lo mismo con los malos?
Incluso en los momentos más complicados es posible disfrutar de la vida. Foto vía Shutterstock
Si has leído todo lo anterior, la respuesta es obvia. Decir que una etapa o ciclo de vida es “mala” no es más que un juicio o percepción personal del momento. Con el tiempo, ese juicio u opinión seguramente va a variar. Probablemente, cuando ese “mal” momento llegue a su fin, habrás obtenido grandes lecciones y aprendizajes que te harán crecer. En ese instante, apuesto a que te darás cuenta de que, en realidad, esa “mala experiencia” te hacía falta para evolucionar y convertirte en lo eres hoy.
La vida es una sucesión continua de ciclos de naturaleza contraria. Por consiguiente, ¿qué es lo que viene tras un ciclo “malo”? Efectivamente, un ciclo bueno. Tras una mala experiencia, siempre nos espera una buena, y tras tocar fondo sólo nos queda una opción, volver a subir. Sabiendo esto, ¿cuál es mi elección cuando estoy en un mal momento? Disfrutarlo, valorarlo y saborear cada instante, porque sé que éste tiene los días contados, y porque sé que –cuando termine– algo bueno está esperando a la vuelta de la esquina.
Con este pensamiento en mente, me siento mucho mejor, me relajo y me tomo las cosas con más tranquilidad y optimismo. ¿Y qué sucede entonces? Que pienso de forma más fluida, que mi cuerpo funciona de forma más relajada y eficaz y, en definitiva, que rindo más y mejor.
Por ese motivo, insisto: disfruta de los “malos” ciclos de vida. Pueden verse como una desgracia, o como un castigo; sí. Pero también pueden verse –y de hecho lo son– como una gran oportunidad para aprender y seguir creciendo.
Los malos momentos son parte necesaria de la vida y, por tanto, en lugar de renegar de ellos o pasar de puntillas por su lado, es mejor afróntalos con alegría, optimismo y coraje. Si lo haces, acabarás disfrutándolos y sacando lo mejor de ti.
3. Actuar: cambia tu ciclo de vida cuando lo necesites
Obviamente, no siempre es suficiente con decir: “Bueno, la vida es así, todo son ciclos, e incluso los malos nos aportan grandes aprendizajes, así que disfrutemos de ellos”. A veces hay que actuar; hay que arremangarse y pasar a la acción.
Con frecuencia, los ciclos de vida vienen solos, de forma súbita e ineludible. Y, aunque no les prestemos atención, revolucionan nuestra vida con tal virulencia que es casi imposible obviarlos y no pasar a la acción.
Sin embargo, en otras ocasiones, la necesidad de un ciclo o de un cambio llama a la puerta tímidamente. Y la ignoramos. Más tarde, ésta vuelve a llamar a la puerta, ya de forma más insistente. Y la volvemos a ignorar.
Cuando la necesidad de un cambio llama a la puerta, solemos ignorarla. Foto vía Shutterstock.
De hecho, casi siempre intentamos demorar la respuesta, pues la ley del mínimo esfuerzo está actuando continuamente, y la ley de inercia hace que tendamos a seguir tal y como estamos: en nuestra zona de confort.
Al igual que decían los griegos al hablar de los dioses del Olimpo, siempre hay que estar atentos a su llamada. En nuestro caso, debemos escuchar lo que dice la voz de nuestra Esencia, y hacer lo que ésta nos pida, ya que siempre vela por nuestros intereses y necesidades más profundas.
Cuanto más tiempo ignoremos la necesidad de un cambio o de un nuevo ciclo, mayores van a ser los problemas o enfermedades que se deriven de ello, más difícil nos resultará ponernos en marcha, o más violenta será la explosión que libere aquello que estamos dejando acumular bajo la superficie.
Cuando ignoramos la necesidad de un cambio, nuestra vida –paradójicamente– empieza a cambiar. Pero no para bien. Los días empiezan a hacerse más largos, más aburridos y monótonos; sentimos que todo se repite de forma cada vez más molesta; y notamos que hacer cada día la misma faena nos irrita, lo mismo que ir a los mismos lugares y ver siempre a la misma gente.
Cuando ignoramos la necesidad de un nuevo ciclo, sentimos que a nuestra vida le empiezan a faltar los estímulos necesarios para seguir progresando y creciendo. En ese punto, lo que antes percibíamos como una vida de comodidad, bienestar y seguridad empieza a convertirse en una incómoda y cansina rutina que nos estanca como personas, como profesionales o como hombres o mujeres.
Y, finalmente, en una etapa más avanzada, si insistimos en ignorar la necesidad de un cambio, sobreviene la desesperación, el hastío y la depresión. Empezamos a percibir que nada nos hace sentir bien, que no hay nada que nos motive, que no hay nada interesante por lo que luchar y, por tanto, que la vida deja de tener sentido.
Es entonces cuando debemos incorporar un nuevo ciclo de vida. Porque la vida, queramos o no, es así. Y, si los ciclos han dejado de estar presentes en ella, es –probablemente– porque hemos dejado de escucharla; y, al hacerlo, ésta nos invita a realinearnos con ella mediante los síntomas que acabo de escribir.
Es entonces cuando debemos incorporar un nuevo ciclo a nuestra vida que la saque de un perfil plano y falto de estímulos. Porque en la vida debe haber siempre nuevos ciclos, nuevos proyectos y nuevas motivaciones que mantengan intactas nuestras ganas de vivir.
Si algún día sientes que tu vida ha dejado de tener ciclos, debes ser tú el que empiece a ponerlos ahí. Debes ser tú quien escuche los anhelos de tu alma y se saque de la manga algo que vuelva a ilusionarte de nuevo.
Posiblemente, habrá llegado el momento de encontrar un nuevo objetivo y empezar a luchar por él. Quizás debas saltar al vacío y hacer un gran cambio que te permita ampliar tus horizontes. O tal vez debas empezar a vivir la vida desde el extremo contrario al que la estabas viviendo hasta la fecha.
A veces, ante la necesidad de un nuevo ciclo de vida, debemos saltar al vacío. Foto vía Shutterstock.
Si lo haces, te sentirás vivo otra vez.
Porque, en cuanto los ciclos vuelven a alimentar tu vida, ésta recupera el pulso; y es que, en la vida, todo son ciclos. Algunos los consideramos “buenos”, a otros los consideramos “malos”, pero todos ellos son necesarios para tener una vida plena y con sentido que nos permita seguir creciendo.
#####
Y tú, ¿qué opinas al respecto?
¿Sabes gestionar bien los ciclos de vida sin morir en el intento? ¿Has aprendido a disfrutar de los malos momentos para seguir creciendo? ¿O se te hace difícil gestionar los cambios?
¿Has sentido alguna vez que tu vida necesitaba un cambio urgente? ¿Saltaste al vacío o esperaste que la vida te obligara?
Cuéntanos tus experiencias y opiniones, será un placer leerte…
P.D. Foto de portada vía Shutterstock
Lorena dice
Hola Ubay. Yo antes era una persona muy perfeccionista, controladora y planificadora. Tener todo bajo control me daba una falsa sensación de seguridad. Pero qué pasaba cuando algo no salía bien o como yo esperaba? Pues que lo pasaba fatal.
Llevo desde octubre del año pasado acudiendo a clases de meditación y nuestro profesor desde el principio nos ha reforzado la idea de que no hay meditaciones bien hechas ni mal hechas. Eso son juicios, como tú bien has indicado.
Al principio me costó entenderlo y asimilarlo. Cómo no iba a meditar bien? Allí estaba para hacerlo de la mejor forma posible! Hasta que su mensaje empezó a calar en mi subconsciente y comencé a entender que allí estaba para parar y pasar tiempo conmigo.
Gracias a sus enseñanzas estoy aprendiendo a ser flexible, más amable conmigo misma y a no enjuiciar.
Así que coincido plenamente contigo. Denominar a los ciclos como buenos o malos… Qué es bueno y qué es malo? Querer controlar y que termine una racha «mala»… Cómo vas a poder controlar algo así? Además, el simple hecho de intentarlo sólo genera sufrimiento y frustración. Aunque a veces es complejo, hay que intentar fluir.
Yo también he pasado por etapas que en su momento he considerado horribles y que ahora las veo como los mecanismos que más me han hecho crecer. Sería algo así como ese dicho que dice que cuando los niños tienen fiebre, después están más altos… 😉
Gracias por tu post Ubay. Un abrazo.
Ubay Serra Sánchez dice
Hola Lorena,
Entonces tenemos un carácter bastante parecido que, como ya sabes, requiere mucho trabajo. Por otra parte, al hacerlo es posible crecer mucho y ver la vida de una forma totalmente diferente.
Jajaja…si, entiendo tu problemilla con la meditación, que parece fácil pero que, en realidad, no lo es tanto. Y, sí, estoy de acuerdo contigo en que se vive de forma mucho más tranquila, fluida y feliz cuando nos dejamos llevar, cuando no queremos controlar las cosas y cuando no juzgamos. Eso no implica que dejemos de trabajar y esforzarnos por hacer las cosas bien. Pero es importante saber parar en el momento adecuado, saber cuándo dejar ir y cuándo las cosas no dependen de nosotros.
Y me alegro que hayas llegado al punto en el que ya no veas ciclos buenos o malos, sino etapas de la vida que nos aportan experiencias y lección que, a fin de cuentas, nos ayudan a crecer. En eso coincidimos totalmente.
Muchas gracias por tu extenso comentario. Siempre es útil y bonito leer vivencias como la tuya.
¡Un abrazo!
Toñi dice
Hola Ubay,
Un artículo muy interesante,,,
La verdad, desde que nacemos, ya estamos en este rodaje de etapas (ciclo) de nuestra vida,,,,.
Dependiendo, EL ALMA, ha venido para aprender, ciertos aspectos de vida,,,
Con ello, nos identificarnos, al principio desde el EGO,,,, A medida que vayamos evolucionado y creciendo,,
Nos iremos identificando,, Desde el SER, y si, tendremos etapas, de todo tipo, Siempre, para aprender,,, y a Ser,,,
En mi vida, en estos momentos, SI he pasado por muchas etapas, aveces, lo he pasado mal, Siempre, hay alguna forma de ayuda y apoyo,) personas) que han llegado a mi vida en estos momentos,,
En esta etapa_ciclo, Es cuando realmente me siento muy bien, Sabiendo, que siempre tengo que escuchar mi voz interior, Es donde realmente, encuentro el camino a seguir,, Procurando, siempre tener mis pensamientos neutros, hacia los demás,,, Y saber, que a todos en un momento dado, nos pasará, cualquier evento, acontecimiento inesperado,
A veces, es muy duro, poder observar estos ciclos en personas mayores, que trabajo,, Què algún día si llegamos, nos tocará pasar,,,, Limitaciones físicas, mentales,,,,,,
lo que de verdad nos separa de todos es la MENTE,,,,,,
Más o menos,
FELIZ CICLO,
🌸🌹💐👍🌸💚😊🌹La primavera
Ubay
Ubay Serra Sánchez dice
Hola Toñi,
Sí, como bien dices, todo son etapas, y cada etapa nos aporta siempre algún tipo de aprendizaje que, poco a poco, nos va convirtiendo en quien somos. O recordando lo que somos a medida que lo manifestamos.
Y sí, siempre que hay momentos duros, la vida también nos suele traer esas personas que nos acaban siempre echando una mano; aunque, como bien dices, la mejor ayuda es lavoz interna que nos habla continuamente para que podamos tomar las mejores decisiones. Escucharla y hacer lo que nos dice es un trabajo duro, pues nadie nos enseña en la escuela a hacer algo tan básico e importante.
Por otra parte, me alegro que logres, o que por lo menos intentes, tener una visión neutra de los demás, especialmente cuando son personas que intentan perjudicarnos o hacernos daño. Es en ese momento cuando mantener esa neutralidad es un trabajo realmente difícil.
Por último, entiendo lo que dices sobre la vejes; pero, siendo coherentes con lo que decimos, pase lo que pase no serán más que lecciones y aprendizajes. Y si tenemos la suerte de tener salud hasta el final, tal vez tengamos la oportunidad de seguir echando una mano a quienes lo necesiten.
Gracias por tu comentario y un fuerte abrazo para seguir con este ciclo 😉
Toñi dice
GRACIAS A TI ,UBAY
Por tu ayuda y apoyo ,,,La verdad ,que he aprendido mucho y aprendo ,desde que encontré tu libro ,
EL DESPERTAR DE LA ESENCIA,
Feliz día con mucho cariño y mucha ESENCIA,,,,,,
Ubay Serra Sánchez dice
Hola de nuevo, Toñi.
Es un gusto saber que mi libro te haya podido aportar algo positivo .
Feliz día para ti también.
Un abrazo
Amaya dice
Pues otra controladora por aquí. Y planificadora «hasta la nausea». Poco a poco, voy cambiando cosas y aceptando mejor que las cosas no salgan como yo las he pensado. Pero aun me queda bastante trabajo y el esfuerzo es diario.
Totalmente de acuerdo con lo que comentas de los ciclos. Pero, leche ¿por qué no pueden ser solo «buenos» o «mejores»? jejejejejeje. Es broma 🙂
Ubay Serra Sánchez dice
Vaya, nos hemos juntado todos en este artículo 😉 Será por algo.
A todos nos quedan muchos esfuerzos por hacer en algo. Y sí, cuando nos rendimos a la vida y asumimos que no podemos controlarlo todo y que la vida tiene sus porqués que hay que aceptar, vivimos mucho más tranquilos y relajados.
Lo de los ciclos, ojalá siempre fuesen buenos sí. Bueno, de hecho ya lo son, según como lo veas. Pero ya sabes que los humanos sólo apreciamos algo cuando hemos experimentado su contrario, somos así de raritos 😉
¡Un abrazo!
Ana Onieva dice
Gracias por el post, estoy de acuerdo en que tenemos que tener una actitud más abierta ante la dureza de la vida, porque es la mejor manera de que crezcamos como personas y de que también podamos ser felices a pesar de todo.
Ubay Serra Sánchez dice
Exactamete Ana,
Espero que este artículo haya contribuido a que adoptes esa actitud.
Un abrazo, y mucha felicidad
Emma dice
Hola Ubay. Hace poco » por casualidad» leí uno detus artículos..
Desde entonces no he podido parar de leer uno tras otro. Me están siendo de una utilidad tremenda.
Estoy terminando uno de esos ciclos malos de la vida. Después de casi 5 años empiezo a entender. Necesitaba conectar con mi esencia, aprender a fluir, en definitiva empezar a vivir de forma más auténtica
Ahora de repente todo parece aclararse
Además es apasionante pensar que el universo tiene sus planes, que todo pasa por algo….
Gracias por compartir tu visión de la vida. Tú forma de transmitir me encanta y está cambiando mi vida.
Ubay Serra Sánchez dice
Hola Emma,
Gracias por tus palabras…
Me alegro de que esas “casualidades” que comentas te hayan hecho descubrir mi blog.
Y más me alegra que mis artículos te gusten y, sobre todo, que te sean útiles y te ayuden a aclarar algunas ideas.
Sí, Emma, todo son ciclos, y debemos asumirlos. Espero que este ciclo que has terminado te haya aportado buenos aprendizajes y te haya convertido en una persona más fuerte y sabia. Con el tiempo, obtenemos la claridad necesaria y terminamos viendo dichos ciclos, especialmente los malos, como aprendizajes y lecciones de vida.
Y, sin duda, estoy de acuerdo en que el universo tiene sus planes, mucho más perfectos de lo que a veces imaginamos.
Gracias por pasarte por aquí y dejarnos tus reflexiones y comentarios.
¡Un fuerte abrazo!