Siempre se ha hablado de la química de las relaciones.
Cuando conocemos a una potencial pareja, sentimos inmediatamente si hay química o no.
Cuando nos presentan a nuestros futuros suegros, sentimos rápidamente si hay atracción o repulsión entre nosotros.
Y, en general, cuando conocemos a gente nueva, enseguida percibimos si hay o no cierta afinidad.
Porque las relaciones interpersonales, al igual que las relaciones entre los átomos, son pura química.
La química de las relaciones entre átomos
Todavía recuerdo algunas clases de química básica que tomé en el instituto. En ellas, aprendí que átomos –llámense también elementos químicos– tienen siempre la misma forma de proceder entre sí. Me explico.
Cada elemento tiene lo que se llama “valencia”, que es el número ideal de electrones que debe incorporar o perder para obtener la mayor estabilidad electrónica posible.
En la escuela aprendí la química de las relaciones entre átomos. Foto vía Shutterstock
De esta forma, durante la vida un elemento químico, éste va topándose con otros elementos de su entorno. Por algunos, siente fuertes atracciones que le llevan a crear con ellos sólidas uniones que originan nuevas moléculas. Al hacerlo, un elemento recibe el número exacto de electrones que necesita para sentirse pleno, mientras que el otro pierde el número exacto de electrones que le sobran para sentirse totalmente liberado.
Este tipo de unión es muy difícil de separar, puesto que los miembros que la forman satisfacen perfectamente de manera recíproca sus necesidades y aspiraciones. Por tanto, es improbable que uno de ellos se vaya con otro elemento, por mucho que se tope con otros átomos por el camino.
Por otros elementos químicos, ese mismo átomo siente afinidades moderadas y forma uniones más débiles, pues éstos le dan un número de electrones insuficiente para colmar sus necesidades. Por su parte, él sólo puede liberarlos a ellos de un número insuficiente de electrones. O viceversa.
Este tipo de unión es susceptible de ser rota o separada, ya que ninguno de sus miembros satisface plenamente las necesidades y aspiraciones del otro. Así pues, es una unión poco estable; y es cuestión de tiempo que la vida acabe presentándoles otros elementos con quien tengan mayor afinidad eléctrica. Cuando eso ocurra, habrá una ruptura que permitirá la unión con otro u otros elementos que puedan satisfacer mejor sus necesidades.
Finalmente, hay elementos que sienten entre sí verdadera repulsión; pues, para ser estables, ambos necesitan obtener los electrones que les faltan o, por el contrario, desprenderse de los electrones que les sobran
Lógicamente, cuando dos átomos con el mismo tipo de necesidad se cruzan, salen disparados hacia otro lado, pues saben perfectamente que las uniones de esta naturaleza sólo sirven para que sus problemas empeoren.
Las necesidades “electrónicas” de las personas
No hay que ser muy listo para darse cuenta de que, en el fondo, las personas funcionamos igual.
La química de las relaciones humanas es la misma que entre los átomos. Foto vía Shutterstock
Cada persona tiene su propia “valencia”, es decir, su esencia personal manifestada en forma de necesidades, gustos, preferencias, carácter o formas de ver la vida.
Al igual que sucede con los átomos o elementos químicos, nuestra esencia es la que es, y no podemos cambiarla; simplemente podemos estudiarla, analizarla, aceptarla y adaptar nuestra forma de ser para que pueda expresarse de forma más o menos eficaz ante cada situación.
Cuando somos conscientes de este hecho, ya no luchamos por cambiar lo que somos, ni nos esforzamos en mostrar lo que no somos para gustar a una persona o ser aceptados en un grupo.
En ese momento, nos limitamos a ver, estudiar o sentir la esencia del otro para descubrir si ésta es o no compatible con las nuestra, lo cual determinará si nuestra relación o unión es viable o no.
En las relaciones, siempre es importante que haya una buena “química”. Foto vía Shutterstock
De esta forma, formaremos una amistad o pareja (micromolécula), o aceptaremos ser parte de un grupo (macromolécula), sólo si hay una afinidad real entre las personas (átomos) que componen esta relación (unión). Es decir, crearemos relaciones sólo si éstas nos aportan algo positivo y, a la vez, aportamos algo positivo a los demás (valencias compatibles). Cuando somos capaces de sentir la afinidad personal en estos términos, es cuando realmente podemos crear relaciones satisfactorias, sólidas y duraderas con otras personas.
Es entonces cuando dejamos de crear uniones con personas cuyos intereses, energías o formas de ser son incompatibles con las nuestras. Ello nos libera de relaciones tóxicas o perjudiciales para ambas partes; relaciones que se basan en el miedo, el aprovechamiento, el abuso u otras dinámicas disfuncionales que van en contra de las leyes naturales de la física y la química.
En este caso, de la química de las relaciones personales.
¿Por qué es importante conocer la química de las relaciones?
Era un joven estudiante cuando descubrí la química de las relaciones personales.
Al darme cuenta de ello, mi vida dio un vuelco. No sólo me sentí feliz por haber encontrado una aplicación práctica a las aburridas clases de química tradicional, sino que saqué algunas conclusiones que nunca he olvidado.
¿Por qué es importante conocer la química de las relaciones? Aquí te lo cuento. Foto vía Shutterstock
Para compartirlas contigo, te muestro un texto sacado directamente de mi diario personal de la época:
“Existe una especie de química entre las personas. Es como una especie de sintonía o rechazo inmediato que aparece en el momento de contactar con ellas.
De nada sirve actuar o intentar ser quien no somos. Por mucho que nos esforcemos en caer bien o mal a alguien, y por mucho que queramos ser como los demás esperan que seamos; sólo aquellas personas que nos complementan y que nos aceptan, sólo aquellas personas que son afines a nuestra energía o a nuestra frecuencia de onda acabarán estando a nuestro lado.
Cuando descubres esta verdad, te sientes liberado, pues te das cuenta de que, hagas lo hagas, siempre caerás bien a algunas personas y mal a otras. Es parte del equilibrio de la vida.
En ese momento, empiezas a ser tu mismo y a actuar de forma natural y espontánea. Porque te das cuenta de que contener tus verdaderos deseos, anhelos y reacciones sólo consigue cansarte, dañarte y frustrarte.
En ese instante, dejas de intentar gustar a todo el mundo, porque sabes que mostrarte tal y como eres es la forma más eficaz de establecer relaciones verdaderas y duraderas con lo demás.
Entonces, te conviertes en una persona mucho más transparente, lo cual permite que los otros puedan conocerte de verdad rápidamente. Y eso es algo muy útil, tanto para atraer a tu vida personas compatibles con tu forma de ser, como para ahuyentar rápidamente a aquellas que no lo son”.
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Y ahora, creo que ha llegado el momento de que puedas darnos tu opinión.
¿Y tú?
¿Qué opinas sobre la química de las relaciones? ¿Estás de acuerdo con lo que he escrito? ¿Has llegado a las mismas conclusiones que yo, o ves las cosas de otra forma?
No dudes en dejar un comentario aquí abajo. Será un placer leerte.
Hola buenas tardes, Ubay,
Muy interesante,, todo lo que nos cuentas,,,
Desde mi punto de vista y muy personal,,, Yo, me guio, desde mi nivel de conciencia, es decir, conectados atraemos lo que somos,, o atraemos, personas , para aprender, alguna, evolución personal para algún fin, en nuestras vidas, desde nuestro SER,
Siempre a mejor,,,
Más o menos, estamos de paso, y con todo lo que hagamos, eso nos llevamos, para bien o para mal, eso, ya depende de cada uno de nosotros,,,,
Un cordial saludo
Hola Toñi,
Me alegro que te interese el contenido del artículo.
Tal y como dices, atraemos lo que somos, y de todo lo que atraemos, tenemos que aprender. Al igual que un átomo, ésta atrae aquel que le ayuda a evolucionar, y de esa unión, siempre se obtienen grandes experiencias y aprendizajes que, sean positivos o negativos, siempre nos enseñan grandes lecciones.
Gracias por compartir y comentar
¡Un abrazo!
Ubay quan atraiem a persones que no ens convenen, sigui amistats o parelles perquè acabem desgastats d´aquesta relació, la meva pregunta és: a ells també els passao lo mateix? es que jo crec que les relacions amb persones o relacions «toxiques » a vegades només surt perjudicat una part i i a l´altre ja li va bé. No veig que sigui mútua la toxicitat. Suposo que hi deu haver casos de tot !! El que sí que tinc clar és que de tot s´aprèn i que lo que no mata enforteix jajajajajaja
Gràcies pér l´article.
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Ubay, cuando atraemos a personas cuando no nos convienen, sean amistades o parejas, ¿Por qué terminamos desgastados de esa relación? La pregunta es: ¿A ellos también les pasa lo mismo? Yo creo que las relaciones con personas o relaciones «Tóxicas» a veces sólo sale perjudicada una parte, y al otro ya le conviene. No veo que sea mutua la toxicidad. Supongo que tiene que haber casos de todo. Lo que sí tengo claro es que de todo se arpende, y que lo que no mata te hace más fuerte jajajaaj
Gracias por el artículo
¡Hola Assumpta!
Permíteme que te responda en castellano, pues muchos de los lectores no entienden el catalán.
Es una muy buena observación. En el artículo de hoy he comentado de forma básica y general cómo funcionan; o, por lo menos, como deberían funcionar las relaciones interpersonales desde un punto de vista más equilibrado. Pero, por supuesto que hay relaciones tóxicas. ¡Y siempre hay uno que sale más beneficiado que otro! Eso, tal vez, a corto plazo, sea «bueno» para el que sale ganado y «malo» para el que sale perdiendo. Sin embargo, a largo plazo y a escala unviersal, no es una asociación que convenga a ninguna de las partes.
Sin embargo, lo explicaré mejor en mi próximo artículo. En él hablaré de este tipo de relaciones y, para ilustrarlo y compararlo con procesos atómicos, haré una comparación con los radicales libres y los antioxidantes, que explica mejor este tipo de relación más descompensada, incluso tóxica.
Así pues, la respuesta vendrá en unas semanas 😉
¡Un abrazo y gracias por comentar y compartir!
Me ha gustado el artículo. Es curioso cómo, en ocasiones, se puede percibir fácilmente esa «química». Esas veces que, sin saber por qué, alguien te da como «repelús». No es ya que te caiga bien, mal o regular… es como una sensación incómoda que te entra y que, a veces, ni siquiera sabes porqué.
Pensando sobre este asunto me viene a la cabeza algo. En ocasiones, la atracción o el rechazo hacia una persona no es inmediato. Quiero decir, a veces, conocemos a alguien que nos cae fenomenal y con quien conectamos enseguida pero, con el paso del tiempo, esa conexión deja de existir y se puede llegar incluso a convertir en rechazo. Y, al contrario, podemos encontrar personas que, de primeras, nos caigan fatal. Pero que, según las vamos conociendo, nos caigan cada vez mejor. ¿Cuál puede ser la explicación? ¿Puede ser que no hayamos estado escuchando lo que la «química» decía… o que la hayamos escuchado al principio y luego ya no? ¿Que hayamos pasado de movernos desde el ego a la esencia o a la inversa? No se, son ideas que se me están ocurriendo mientras escribo…
Sobre lo que comentáís de las relaciones tóxicas, creo que sí puede tener que ver con que las dos partes se muevan desde el ego. Una puede parecer más beneficiada que la otra… pero pienso que, realmente, ese beneficio no es real. Por poner un ejemplo muy tonto, si yo digo: yo para estar segura necesito comer caramelos. Puede que comiendo caramelos me sienta segura en un momento concreto y que, por lo tanto, obtenga un beneficio de ello. Pero no es una beneficio real… yo seguiré siendo una persona insegura aunque me coma todos los caramelos del mundo.(si no lo fuera, no necesitaría comerlos). Ya digo que es un ejemplo muy tonto. Pero lo que quiero decir es que, cuando uno se mueve desde el ego, se mueve desde algo «ficticio» y, por lo tanto, lo que parece bueno o malo para uno no lo es realmente. Cuando empiezas a quitar capas y capas de ego es cuando empiezas a ver la irrealidad en la que vives y que lo que pensabas que era bueno y beneficioso para ti, realmente no lo es.
¡Hola Amaya!
Me alegro que el artículo te haya gustado y te haya inspirado a hacer tantas reflexiones.
Es cierto que ocurre lo que dices: que a veces la afinidad o repulsión con una persona cambia o incluso se invierte con el tiempo. Como ya has sugerido, las personas tenemos diferentes capas, pero en el fondo, cuando hemos quitado aprendizajes, ego…sólo queda Esencia, amor…. En ese punto todos somos compatibles, pues somos una misma cosa. Sin embargo, al conocernos, una de las capas del otro contacta con una de las capas nuestras. Y, entonces, hay una química determinada. Con el tiempo, otras capas de nuestro ser van contactando con las del otro y, entonces, puede que sean o no compatibles, cambiando esa dinámica inicial.
En cuanto a tu segunda reflexión, estoy de acuerdo con tu conclusión: ¿Qué es bueno o malo? Desde un punto de vista más profundo y espiritual, todos somos uno, y, por tanto, lo que es bueno para uno, es bueno para el otro, y viceversa; lo que malo para el otro, también lo es para ti. Desde una óptica mundana, puedes estar beneficiándote, mientras otro sale perjudicado, pero ese beneficio, en el fondo, no es real. Si vas tirando del hilo, todo acaba volviendo a ti, tarde o temprano.
En fin, son reflexiones que darían para escribir libros enteros y grandes discusiones, que variarían según el punto de vista de cada cuál.
En cualquier caso, gracias por tus comentarios, tus reflexiones y por compartir
¡Un abrazo!
Con la explicación de las capas, creo que me queda más claro. La química, entonces, dependería de la «capa» en la que estemos, tanto nosotros mismos como la otra persona.
´Si es así, entonces sí pienso que esto es totalmente aplicable al tema de las relaciones tóxicas ¿no? Podría decirse que, cuando una relación es tóxica, es porque ambas partes tienen aun muchas capas de ego (por decirlo de forma simple). Si ambas personas se fueran desprendiendo de esas capas, entonces la esencia sería cada vez más visible y por lo tanto, la relación sería compatible.
La verdad que el tema sí daría para varios libros, sí, jajajajajajajaja Pero es un tema que me encanta, quizá por encontrarme precisamente en ese proceso de ir quitando capas…
Seguramente hay muchas otras explicaciones; pero, de forma simple y amena, has resumido perfectamente lo que quise decir en mi anterior respuesta. 😉
Al final, cuando nos libramos de lo superfluo (lo que llamábamos «capas») sólo queda Esencia, sólo queda amor. Y todos estamos hechos del mismo material. Entonces sólo hay espacio para una sola cosa: ser todos uno. Ni atracción,ni repulsión, ni relaciones ni nada de nada…
Pero para llegar a ello hay que hacer mucho trabajo antes, como ya imaginarás…Así que: ¡a quitar capas!
Una clase de química muy interesante Ubay!!!
Te mando un abrazo de átomo pamplonica cargado positivamente!!😁😁
¡Hola Maitetxu!
Me alegro que te haya gustado la clase de química aplicada. Seguro que es más divertida que las de fisiología que solíamos hacer juntos 😉
¡Otro abrazo guanche-catalán con mucha carga positiva también! 😉