Nunca vas a gustar a todo el mundo.
Así de claro.
Seguro que te lo han dicho cientos de veces. Y tal vez tú mismo lo hayas dicho otras tantas.
Sin embargo, es bueno recordarlo de vez en cuando. Y, sobre todo, asumirlo y actuar en consecuencia. ¿Por qué?
Porque todos preferimos gustar a los demás. A veces, incluso, lo necesitamos. Lo necesitamos cuando pasamos por un mal momento, cuando nos sentimos solos o cuando anhelamos que nos den una palmadita en la espalda.
Es en esos momentos cuando más duele sentirse rechazado, o no tener el apoyo que precisas.
¿Cuántas veces te has sentido dolido porque alguien te negó su amistad?
¿Cuántas veces te sentiste frustrado porque la chica o el chico que te gustaba no mostraba el más mínimo interés por ti?
¿Cuántas veces te sentiste decepcionado por no recibir ayuda cuando estabas tocando fondo?
Muchas, ¿no es así?
Y, con frecuencia, la razón por la que eso ocurre es simple: porque ni le gustas ni le caes bien a todo el mundo. Y así va a ser, siempre.
Sin embargo…
El día que asumas que nunca vas a gustar a todo el mundo
Te sentirás liberado.
Habrás descubierto una verdad que va a cambiar tu vida, para bien. Y empezarás a ser más feliz.
¿Por qué?
Porque dejará de importarte el hecho de gustar o no a los demás.
Y entonces empezarás a ser como realmente eres, es decir, empezarás a ser fiel y sincero contigo mismo. Y no hay nada mejor que eso.
Cuando asumas que nunca vas a gustar a todo el mundo te sentirás liberado. Foto vía Shutterstock.
No digo que dejes de esforzarte en gustar a los demás. Todo lo contrario. Trata a la gente con cariño, sé amable, sonriente y servicial. Siempre. No hay mejor forma de vivir que dando amor. Y no hay mejor forma de recibir amor que dándolo antes.
¿Pero sabes? Aun y así, a mucha gente no le gustarás. Incluso habrá quien no te soporte, o te odie. La diferencia es que, cuando hayas asumido este hecho, caer o no caer bien te traerá sin cuidado.
Por tanto, no gustar a los demás dejará de ser un disgusto, o un trauma. Es más, tal vez empieces a verlo como una ventaja en lugar de un inconveniente.
Me explico.
Las personas somos energía
Y esa energía es única e irrepetible.
Por ese motivo, cuando dos personas se encuentran, sus energías interactúan entre sí de forma también única e irrepetible.
En ese momento, puede que sintonicen perfectamente; o puede que se produzcan ciertas interferencias, tal y como sucede al tratar de sintonizar una emisora de radio.
Las personas somos energía, una energía irrepetible que interactúa de forma única entre individuos. Foto izquierda y Foto derecha, vía Shutterstock.
Puedes mejorar la sintonía que tienes con los demás puliendo tus habilidades sociales. Efectivamente, todo irá mejor si te muestras más educado, empático o simpático. Pero eso sólo logra modificar tu energía de forma superficial y por un tiempo limitado.
Tu Esencia, sin embargo, es inmutable y, por ello, es cuestión de tiempo que tu verdadera energía y forma de ser acaben manifestándose.
Y cuando esto ocurra, si no hay una verdadera compatibilidad con las personas que te rodean, las interferencias acabarán apareciendo.
¿A dónde quiero llegar con todo esto?
No gustar a todo el mundo es una oportunidad
Con esto quiero decirte que no te preocupes por gustar o no gustar, por caer bien o mal a la gente.
Siempre, hagas lo que hagas y pase lo que pase, gustarás a unas personas y serás odiado por otras.
Cuanto antes asumas este hecho, antes podrás convertirlo en una oportunidad. Una oportunidad que te permita, por ejemplo:
1. Ser tú mismo
Porque el tiempo pone a cada uno en su sitio, y, tarde o temprano, serás aceptado por las personas afines a tu Esencia y rechazado por aquellas que no lo son.
Entonces, ¿de qué sirve hacer un papel o intentar caer en gracia a los demás?
Al darte cuenta de esto, te mostrarás tal y como verdaderamente eres desde el principio.
2. Liberarte de relaciones tóxicas
Cuando eres tú mismo desde el principio, caerás mal, muy mal, a ciertas personas.
Y debes alégrate por ello, porque, de forma natural, estás alejando de ti a gente que no te conviene. Personas con las que, probablemente, tendrías relaciones que te producirían dolor, sufrimiento y quebraderos de cabeza
3. Construir un círculo social e íntimo verdaderamente afín
Simultáneamente, mostrarte como realmente eres hará que caigas muy bien a otro tipo de persona.
Este hecho facilita que la gente verdaderamente afín a ti te descubra. Y eso, a la larga, te permitirá crear un círculo social e íntimo repleto de relaciones sanas con las que crecer como persona.
4. Invertir mejor tu tiempo y tu energía
Intentar gustar a todo el mundo te obliga a actuar de forma artificial, a esforzarte en exceso para complacer a los demás y a jugar un rol ajeno a tu personalidad.
¿Para qué vas a perder tu valioso y tiempo y energía de esa forma?
Simplifícate la vida. Sé tu mismo y dedícate a cosas más útiles, como a formarte, a hacer deporte o aprender nuevas habilidades. Ello te ayudará a encontrar a personas compatibles que te permitirán crecer y tener relaciones de plenitud y armonía.
5. Ser más feliz
Si cumples los cuatro puntos anteriores, el resultado final es obvio: serás una persona más feliz.
Y de eso se trata, de ser feliz, ¿no crees?
Así pues, aunque suene redundante, te lo voy a repetir una vez más: “hagas lo que hagas nunca vas a gustar a todo el mundo”.
¿Qué tal si empiezas a asumirlo hoy mismo?
#####
Y tú, ¿todavía buscas desesperadamente caer bien a los demás? ¿Realmente crees que puedes llegar a gustar a todo el mundo? Cuéntanoslo en los comentarios…
Créditos: Foto de portada, vía Shutterstock
#####
Nota final: este artículo es parte de mi libro, Secretos de un Maestro Ascendido
Diana Rebollar dice
¡Hola Ubay!
Me parece muy interesante tener en cuenta lo que comentas en el post en nuestro día a día.
No debemos tratar con desprecio a aquellas personas con las que no congeniamos. El hecho de no caernos bien no las convierte en malas personas, tan solo quiere decir que no compatibilizamos.
¡Un saludo!
Ubay Serra Sánchez dice
¡Exactamente Diana! Y, no por el hecho de no ser compatibles tenemos que sentirnos mal con nosotros mismos, ni cambiar nada de lo que somos.
Simplemente, hay que aceptarlo, intentar sacar cosas positivas de cada persona que se cruce en nuestro camino (por muy incompatible que sea), y seguir abriéndonos a la gente hasta encontrar personas verdaderamente afines.
Gracias por tu aportación y, ¡Un fuerte abrazo!