
Tuve el privilegio de vivir y trabajar casi 10 meses en la recóndita y desconocida región de la Guayana francesa.
A mi llegada, me costó un poco adaptarme, pues todo era nuevo y hubo un montón de cosas que me sorprendieron, tal y como te cuento en este artículo.
Pero, poco a poco, me integré en estas tierras como uno más y fui conociendo los mejores lugares y actividades que la Guayana francesa puede ofrecer.
En este artículo, te contaré los que son, en mi opinión, los 12 lugares y actividades clave que no deberías perderte sin algún día decides visitar estas privilegiadas tierras. Estoy seguro de que te sorprenderán.
12 lugares y actividades de la Guayana francesa que no debes perderte
1. Ir a la playa de Awala Yalimapo para ver tortugas laúd
Esta recóndita playa se encuentra cerca de Saint Laurent de Maroni, al lado de la frontera con Surinam.
Su atractivo principal radica en ver las tortugas laúd, que acuden en masa de mayo a agosto para poner allí sus huevos.
La tortuga laúd es espectacular, pues llega a medir algo más de 2 metros de longitud y pesar hasta 900 kilos, lo que la convierte en la tortuga más grande del mundo.
Algunos consejos:
- Ve con tu hamaca y pasa la noche en una cabaña (8 euros/persona). Eso sí, trae comida y bebida, pues allí no hay absolutamente nada.
- Mira antes las mareas. Las tortugas laúd suelen llegar 2 horas antes y después de la marea alta. Durante esta ventana de tiempo, date unos cuantos paseos y seguro que verás varios ejemplares.
- Nunca se debe enfocar a las tortugas con luz, ni de lado ni de frente y, por supuesto, tampoco debe tomarles fotografías con flash. El animal se estresa y puede que se vaya.
- No se debe molestar ni tocar al animal en ningún momento, aunque cuando comienza a poner sus huevos no puede moverse y es el único momento en que un ligero contacto está permitido.
Las tortugas laúd tardan alrededor de una hora en poner. En ese tiempo, hacen el agujero en la arena, ponen un montón de huevos y tapan el agujero dejándolo como si nadie hubiera estado ahí. El único rastro que dejan son las huellas de sus aletas durante su camino hacia la orilla.

2. Recorrer el sendero Molokoi
Con unos 18 kilómetros de recorrido, el sendero Molokoi es el mayor sendero balizado de la Guayana francesa.
Esta ruta, realizable en 2 días, va desde el albergue “des orpailleurs” –cerca de Regina– hasta el pueblo laosiano de Cacao, pasando por el corazón de la selva tropical. Si te gusta la naturaleza, es una experiencia que no debes perderte por nada del mundo.
Algunos consejos:
- Empieza pronto por la mañana, te asegurarás llegar antes del anochecer. El primer día, desde Regina, son unas 5-6 horas de ruta, pero pueden ser más si te pierdes, lo cual es frecuente.
- Prepárate para ensuciarte, mojarte y embarrarte. Está lleno de raíces, ríos que cruzar a pie y mucho barro. Si llueve o ha llovido llegarás hecho unos zorros.
- No abandones el sendero, en la selva es fácil perderse. En algunas ocasiones, los árboles caídos te obligarán a ello, así que vuelve al camino lo antes posible.
- A mitad del recorrido, encontrarás unas cabañas donde puedes dormir. Hay ganchos para colgar tu propia hamaca. Trae también algo de comida, agua y abrigo; la selva es muy fría durante la noche. Te puedes bañar en el río que hay al lado.
- El segundo día son unas 5 horas más, y terminas en el pueblo de Cacao, así que aprovecha para visitar este bonito pueblo.
- Lo ideal es llevar dos coches y dejar uno en cada extremo del sendero. Si no, desde Cacao es fácil hacer autostop y que alguien te lleve al punto de inicio.

3. Descubrir el pueblo de Cacao y el museo de los insectos
Cacao es un entrañable pueblo de aspecto asiático situado en medio de un entorno natural privilegiado.
Tras la guerra de Indochina, hubo un gran número de inmigrantes procedentes de Laos y alrededores que se mudaron a la Guayana. Muchos de ellos se quedaron en Cacao. Por ese motivo, al llegar, tienes la impresión de estar en el sudeste asiático.
Lo mejor es ir durante un día de mercado, como el domingo. Un espectáculo visual formado por lugareños de rasgos asiáticos y pequeñas paradas de frutas, verduras y otros productos locales que te harán sentir en otro continente.
Actividades recomendables:
- Comer alguna especialidad asiática en algunos de los restaurantes informales del mercado.
- Visitar el museo de los insectos. (6 euros)
El museo de los insectos es un santuario repleto de todo tipo de bichos (arañas, escorpiones, grillos, mariposas, ciempiés…). El propietario, un friqui especialista en la materia, te mostrará (e incluso te dejará tocar) un sinfín de animales.
Durante la visita aprendí cosas como que:
- Las tarántulas americanas son poco agresivas y casi nunca pican. Por ello, las puedes coger con la mano tranquilamente. Sin embargo, las asiáticas y africanas son peligrosas, y las australianas pueden incluso matar fácilmente a un adulto.
- Si ves una tarántula suelta, es un macho. Las hembras viven en sus telarañas esperando que un macho las fecunde para, acto seguido, devorarlo. No la mates, los machos tienen una vida muy dura, y cada vez hay menos, lo cual amenaza seriamente la especie.
- Los escorpiones más peligrosos son los más pequeños. Cuanto menores son sus pinzas, mayor es la potencia de su veneno. Sin embargo, con los ciempiés sucede al revés, los más grandes son los peores. A partir de 30 centímetros de longitud, su veneno neurotóxico puede matar a un adulto.
- El peor enemigo de las mariposas es la lluvia. Cuando llueve, deben protegerse bajo las hojas. Deben pasarlo mal en la Guayana francesa, pues llueve casi cada día.

4. Ir al centro espacial de la Guayana francesa y ver el lanzamiento de un satélite
El centro espacial de la Guayana francesa (CSG) es uno de los mayores motores económicos del país.
Su superficie total es equivalente a toda la isla de Martinica (1200m2), y está celosamente custodiado por los 600 militares de 3er Regimiento de Infantería, algunos de los cuales eran mis pacientes.
Además de todo el empleo y dinero que produce, el centro espacial ofrece al público varias actividades que vale la pena aprovechar:
1. El museo espacial de la Guayana francesa
Abierto casi todos los días, este museo te permite hacer un recorrido por el espacio a través de la ciencia y los diferentes modelos de cohetes que se han ido diseñando.
Ver las entrañas del motor de un Arianne 5 me pareció espectacular.
Consulta horarios y precios clicando aquí

2. La base espacial de la Guayana francesa
Se puede realizar de un recorrido guiado por todas las instalaciones del centro espacial que, al ser tan extenso, se hace a bordo de un mini-bus.
Durante el trayecto –que empieza a primera hora de la mañana– visitamos los edificios donde se montan, mantienen y desmantelan los cohetes; fuimos a los platos de tiro (de granito puro termorresistente) y hasta pudimos ver las salas de control de lanzamiento, donde hay cientos de pantallas.
Algunas curiosidades:
- El centro espacial de la Guayana francesa emplea unas 20.000 personas de 20 países diferentes, de las cuales el 30% son ingenieros.
- En el 1968 se lanzó el primer satélite.
- Mandar un satélite al espacio cuesta unos 15.000 dólares por kilo, y cada satélite pesa de 2500 a 7000 kilos. Sabiendo que aquel año se lanzaron 12 satélites, ¿quieres hacer cuentas?
Por cierto, visitar la base espacial de la Guayana francesa es gratuito. Sólo necesitas apuntarte con antelación a través de este sitio web.
3. Asistir al lanzamiento de un satélite
Sin duda, la actividad estrella y, para mí, una de las actividades más emblemáticas de la Guayana francesa.
Existen varios lugares de observación, situados a varios kilómetros del punto de lanzamimento (mi preferido fue Agami). Puedes incluso pedir tu plaza para ver el lanzamiento desde la sala Júpiter, donde están los peces gordos y el director general (el que hace la cuenta atrás).
También es gratuito, sólo tienes que seguir los pasos que te comentan en su web oficial. El lugar que te den dependerá de tu suerte…y de tus contactos (si los tienes).

5. Visitar las islas de la Salud (du Salut)
También conocidas como islas del Diablo (un nombre más acorde con su historia), este exuberante archipiélago fue el epicentro del pasado penitenciario de la Guayana francesa durante más de un siglo.
Las duras condiciones de la vida del preso, junto al duro clima tropical –caluroso y húmedo– hacían que la tasa de mortalidad allí fuera del 85%.
Hoy en día, estas tres islas son un foco de atracción turística y un excelente lugar para pasar un fin de semana entre playas, senderos y ruinas de antiguas cárceles (incluyendo la del mítico Papillon).
Las tres islas son:
1. Isla Royal
La isla más grande (sólo 28 hectáreas) y el punto habitual de desembarco del transporte que llega desde Korou. Descubre más detalles sobre cómo llegar pinchando aquí.
En la isla Royal hay varias ruinas penitenciarias, algunas de las cuales fueron reconvertidas en albergues. También puedes dormir en tu hamaca en cualquier palmera de la isla.
Destaca su bonita piscina artificial, en la que te puedes bañar cuando la marea baja, y la vieja iglesia local, donde aún pueden admirarse las pinturas del famoso recluta Lagrange.
2. Isla de Saint Joseph
Accesible gracias a un pequeño barquito público, que une los 500 metros que separan ambas islas.
Esta isla se puede rodear a pie fácilmente. Por el camino, te puedes bañar en algunas de sus playitas. También se pueden visitar sus viejas celdas en ruinas, entre las cuales se encuentra la del mítico preso Papillon.

3. La isla del Diablo
La más pequeña y misteriosa aunque, desgraciadamente, su acceso está prohibido por ley.
Opción low cost: si quieres visitar estas islas por poco dinero, lleva tu hamaca y trae tu propia comida y bebida en una nevera portátil. Es una opción bastante popular.
6. El carnaval de la Guayana francesa
Desde mediados de enero a mediados de febrero se celebra en la Guayana francesa uno de los mayores eventos sociales del territorio.
Durante varias semanas, hay una explosión de júbilo, desenfreno y descontrol que se expande por todas las ciudades en forma de fiestas, disfraces, sexo e ingesta masiva de alcohol.
Uno de los momentos más emblemáticos es el baile touloulou, en la que las mujeres se disfrazan de forma rimbombante de pies a la cabeza con máscaras, vestidos y otros atuendos para no ser reconocidas. Las touloulous sacan bailar a los hombres que más les gustan, lo cuales están obligados a aceptar y a pagarles la bebida si ellas lo piden.
A los pocos días se celebra baile tololo, en la cual los roles se invierten, siendo los chicos quienes se disfrazan.
El momento culminante es el día del gran desfile carnavalesco, en el que los diferentes grupos sacan sus disfraces, coreografías y equipos musicales para pasearse por toda la ciudad. Puedes unirte a alguna asociación o utilizar tu propio disfraz para participar en la fiesta.

7. Hacer kayak en alguno de sus innumerables ríos
Las playas de la Guayana francesa son de arena negra, y aguas marrones a causa de los sedimentos de los ríos que ahí desembocan.
Pero no temas, si lo tuyo son los deportes acuáticos, tienes cientos de ríos donde hacer kayak.
Durante los más de 9 meses en los que viví allí, remé en pequeños riachuelos, recónditos lagos y grandes ríos rodeados de selva tropical. No hay mejor forma de conectar con la naturaleza que pasearse entre nenúfares, monos, cocodrilos y manglares para terminar el recorrido en una bonita playa en la que no hay nadie.
Si tienes tiempo (y te queda cerca), puedes apuntarte al club de kayak de Korou, se realizan entrenamientos regulares y 1 o 2 salidas al mes en grupo en los mejores spots del país.
Si no, puedes ir al pueblo de Roura y, en el restaurante Waiky village, alquilar kayaks y pagar una lancha para subir el río contracorriente. 40 minutos más tarde llegas a un sistema de pantanos interconectados por los que puedes remar durante horas.
Cuando te canses, no tienes más que volver y descender contracorriente hasta el punto de partida, donde podrás dejar el kayak y pedir un copioso almuerzo. Una experiencia brutal en plena naturaleza.

8. Visitar los pantanos (o “Marées”) de Kaw
Uno de los paisajes más bonitos de la Guayana francesa y una actividad perfecta para compartir con amigos en un entorno privilegiado.
La actividad comienza en el embarcadero del río Kaw, desde donde operan varias embarcaciones para hacer la visita. En nuestro caso, elegimos a Morpho, una curiosa embarcación con un techo que hace las funciones de trampolín, comedor y observatorio de estrellas.
Al mediodía, empezamos a recorrer el río Kaw, que está rodeado por sus famosos pantanos, vastas extensiones de agua habitadas por innumerables especies de aves, cocodrilos e incluso bueyes, que puedes observar paseando por las zonas menos profundas (sólo se ve su cabeza).
Tras una parada para visitar el minúsculo pueblo de Kaw, seguimos recorriendo los pantanos hasta la puesta sol. En ese instante, atracamos la embarcación y tomamos un baño justo antes de cenar.
Al caer la noche, fuimos a pescar pequeños caimanes, cuyos ojos brillaban al reflejar la luz de nuestras linternas. Tras subir los animales a bordo, los volvíamos a liberar sin hacerles ningún daño.
El día concluyó en la cubierta superior, desde donde observamos las estrellas antes de bajar en las camas que habíamos montado abajo.

9. Ilêt la mère: hogar de los monos saimiri
Sin, duda, una de las actividades más divertidas que hice.
Ilêt la mère es un pequeño islote de unas 50 hectáreas situado a 12 kilómetros de la capital, Cayenne.
Para llegar ahí, basta con ir al puerto de Degrad de Cannes y tomar una embarcación. Clica aquí para ver horarios y precios.
La isla puede recorrerse fácilmente a pie en una hora y media, y durante el trayecto pueden verse las ruinas de antiguas prisiones en las que llegaron a vivir 600 presos. Incluso había hospital, iglesia y un taller de trabajo.
Pero lo divertido del lugar es disfrutar de la presencia de centenares de monos saimiri, que acuden en masa en cuanto la gente pone los pies en la isla.
Estos pequeños simios, de unos 30 centímetros de longitud, fueron usados por el Institute Pasteur para llevar a cabo diferentes experimentos farmacológicos. Cuando la empresa se fue, dejó a los animales en libertad, que se han ido reproduciendo hasta colonizar la isla por completo.
Eso sí, su único objetivo es robarte la comida, así que, en cuanto saques algún alimento, vas a tener a varios de ellos trepando por todo tu cuerpo. Y no dudarán en robarte cualquier cosa que dejes a su alcance.
Una vez pongas tu comida a buen recaudo, podrás relajarte y pasar un rato tranquilo tomando el sol en alguna de las playas de la isla.

10. Escaparse hasta Oyapock (Brasil)
La Guayana francesa se encuentra entre Surinam y Brasil. Por ello, es fácil hacer una rápida escapada a cualquier de estos dos países.
El fin de semana que pasé Oyapock, la primera ciudad tras cruzar la frontera brasileña, fue toda una aventura.
El trayecto hasta Saint-Georges, justo en la frontera guayanesa, es una odisea, pues la carretera se va degradando paulatinamente hasta convertirse en una estrecha pista rodeada de maleza y llena de baches y enormes agujeros.
En Saint-Georges, dejamos el coche en un parking y tomamos una canoa para cruzar el río Oyapock –que hace de frontera natural entre ambos países– y llegar a la ciudad brasileña que lleva ese mismo nombre.
Oyapock es, en realidad, una ciudad de feos edificios y carreteras polvorientas sin asfaltar en la que no hay mucho que hacer. La gracia de ir hasta allí radica en conocer un poco la cultura brasileña y disfrutar de su ajetreada vida nocturna.
Algunas actividades para entretenerse:
- Tomar un taxi-canoa en el embarcadero e ir hasta sendero que lleva a Saut Maripa, una zona de aguas rápidas a la que se accede caminando a través de las vías abandonadas de un tren (90 minutos ida y vuelta). Se trata de un lugar donde solían naufragar las canoas que antiguamente transportaban materias primas y víveres.
- Disfrutar de la vida nocturna y las actividades locales. La atractiva recepcionista del viejo hostal donde nos hospedamos nos informó de las actividades por hacer. Acabamos yendo a una competición de “vale tudo” (lucha callejera) y luego salimos con ella de fiesta (la sala Celeste es una buena opción)
- Pasear por la ciudad, comer en restaurantes brasileños e interaccionar con gente del país.

Algunos consejos:
- Es obligatorio ir a la policía federal para sellar el pasaporte. Nos pusieron muchas trabas (billete de vuelta, recursos económicos suficientes…) y fueron bastante desagradables a pesar de que les explicamos que vivíamos a pocos kilómetros de allí. Si vas de paso, mejor ni ir.
- Cuidado por la noche. Hay mucha brasileña «buscona» que se acerca por intereses meramente económicos. Vigila tu bebida, circulan historias de robos y tráficos de órganos tras ingerir drogas que alguien pone en tu vaso (¿te suena aquella leyenda urbana en la que despiertas en una bañera llena de hielo y con un dolor lumbar que te hace descubrir que te han quitado un riñón?)
11. Las cascadas Voltaire con noche en Inselberg
Ir a las cascadas Voltaire fue otra de mis mejores experiencias.
Las cascadas en sí son bonitas, pero tampoco son para quitar el hipo. Lo mejor de esta actividad –pensada para 2 días y 1 noche– es adentrarse en el corazón de la selva, interactuar con un montón de animales y dormir en lo alto de un inselberg.
Para llegar a las cascadas, se sale de Saint Laurent, cerca de Surinam. Allí recogimos el equipaje con nuestro guía y compañeros de viaje y, montados en un enorme 4×4, recorrimos unos 70 kilómetros por una estrecha y precaria pista de tierra.
Tras dejar el vehículo, nos embadurnamos de arriba abajo con aceite de carapa (para mantener a raya parásitos e insectos) y proseguimos la ruta a pie durante 2 horas a través de la jungla. Ese fue el tiempo que nos llevó llegar a las cascadas, de unos 40 metros de altura.
Una vez allí, nos bañamos, comimos algo rápido y continuamos caminando otras 2 horas por la selva hasta llegar al pie del inselberg; una enorme montaña de granito en medio de la jungla.
Subir hasta arriba nos llevó casi una hora extra, pero la recompensa valió la pena: unas increíbles vistas de la jungla, que abarcaba hasta el infinito en todas las direcciones posibles.

Tras una cena casera y dormir en una hamaca en lo alto del inselberg, al día siguiente recorrimos el camino inverso.
Fue increíble la cantidad de animales que llegamos a encontrarnos durante aquellos 2 días: aimaras carnívoras, mucho más peligrosas y agresivas que las pirañas; anguilas capaces de descargar 600 voltios y dejarte inconsciente; colibríes, tucanes y varias especies de monos; hoccos, tortugas de tierra y tarántulas theraphosa. Incluso nos cruzamos fugazmente con un jaguar, una animal imponente y discreto que resulta casi imposible de ver en estado salvaje.
Si te interesan organizar esta actividad, encontrás más información clicando aquí.
12. Hacer senderismo en el pueblo de Saül, en pleno centro de la Guayana francesa
Para despedirme de la Guayana francesa, quise visitar uno de sus rincones más inhóspitos y curiosos: Saül.
Este antiguo pueblo minero, situado en plena selva guayanesa, llegó a albergar a más de 3000 personas a mediados del siglo XX. Sin embargo, a medida que el oro se fue agotando, la población fue emigrando hasta convertirse en lo que es: un misterioso pueblo donde sólo viven 90 personas.
A pesar de su pequeño tamaño, Saül tiene de todo, desde un bonito ayuntamiento de madera custodiado por un enorme y tétrico árbol, hasta una escuela primaria, una panadería y algunas pensiones y restaurantes que, a veces, se convierten en salas de fiestas.

Si buscas tranquilidad y desconexión, Saül es tu lugar: carreteras sin asfaltar, un solo coche en todo el pueblo y una red telefónica inexistente (aunque sí había una precaria conexión a Internet).
1. Alojamiento, comida y precios
Antes de llegar a Saül, reserva algún alojamiento o choza por Internet. Al llegar tu avión (es el evento más importante del día), vendrán a buscarte al aeropuerto.
Nosotros alquilamos una pequeña cabaña (sin paredes) con una pequeña cocina, un lavabo rústico y unos simples ganchos para dormir en hamaca. Prepárate para dormir entre aullidos, croares de rana y cantos de pollo.
En Saül puedes comprar de todo en el badulaque, pero es carísimo (4 euros la botella de agua, 5 euros una lata de garbanzos…). También hay restaurantes en los que se come bien, pero tienes que reservar el mismo día con 2 o 3 horas de antelación. La comida sale por unos 25 euros por persona.
2. Actividades
El atractivo de Saül es desconectar y estar tranquilo. Y la actividad estrella es hacer senderismo a través de los caminos que crearon los antiguos mineros de oro.
En total, había 5 grandes senderos alrededor de Saül, 3 de los cuales necesitaban un día entero para ser recorridos. También había excursiones más largas, una de las cuales llevaba a una pequeña y perdida aldea Hmong. Sea donde sea donde te alojes, tu anfitrión te informará con detalle.

En Saül también puedes ir a refugiarte o prepararte para el fin del mundo. De hecho, me topé con un turista que llevaba meses viviendo allí esperando el día del Apocalipsis.
Y, en realidad, tiene sentido: sólo es posible llegar a Saül por aire y, al estar protegido por la densa jungla amazónica, es un lugar perfectamente aislado y a prueba de tsunamis e incluso zombies. Además, abunda el agua, se puede cultivar cualquier cosa y es posible criar ganado.
Consejos
- Lleva hamaca, repelente de mosquitos y lámpara frontal.
- Llena el peso máximo de tu mochila con agua y alimentos. Te ahorrarás mucho dinero en comida y bebida.
- Es un lugar ideal para relajarse entre amigos o en pareja (si los dos amáis la naturaleza, claro).
- 5 días son suficientes para recorrer los senderos más importantes del lugar. Es el tiempo que estuve yo.
- Empieza siempre las excursiones a primera hora de la mañana. Si te pierdes podrás reaccionar e intentar regresar antes de que oscurezca. Muchos turistas se han perdido, como le ocurrió a dos enfermeras durante nuestra estancia. Aparecieron al día siguiente a salvo, aunque llenas de arañazos, piojos y picaduras de insectos. Tuvieron suerte de poder hacer una hoguera y de que no lloviera esa noche.
#####
Para terminar, te dejo un pequeño mapa, donde podrás encontrar la ubicación de todos los lugares y actividades que te acabo de mostrar. Espero que te sea de utilidad.
#####
Estos han sido los que para mí son los 12 mejores lugares y actividades de la Guayana francesa.
Y ahora dime…
¿Qué te ha parecido? ¿Te han gustado estos lugares? ¿Conocías la Guayana francesa? ¿Añadirías algo más a esta lista?
Cualquier comentario o aportación será bienvenido, así que, espero leerte aquí abajo.
Agradezco una vez más a Ubay este magnífico reportaje de la Guayana Francesa, lugar que no podré visitar en mi vida y que tiene tantas bellezas como nos muestras. Muchas gracias.
¡Hola Ramón!
Celebro que te haya gustado el artículo. Y estoy seguro de que, si te lo planteas, una visita a la Guayana francesa es totalmente factible para ti.¡Y te encantaría!
¡Un abrazo!
Muchas gracias excelente reportaje. Ha sido como si realmente hubiera estado ahi. Gracias por el viaje. Muxhas felicidades en estas fiestas. Me encantan tus articulos y tu pagina.
Hola Helena, me alegro que te haya gustado el artículo.
Esa es la idea, intentar transportar allí a los que no pueden ir, y dar ideas y consejos a los que están o van a ir. La Guayana es un lugar muy particular, espero que algún día puedas conocer estas tierras.
¡Y buenas fiestas a ti también!
Hola Ubay, desde hace años mi esposo quiere visitar y conocer la Guyana y Surinam, sabes de alguna agencia o guía de habla hispana qué nos pueda ayudar y prepararlo?
Gracias y saludos
Hola Purificación,
En su momento estuve en contacto con una, pero era de habla inglesa. De todas formas hace tiempo, y es siempre mejor informarse por sí mismo en el momento presente.
De todas formas, será complicado encontrar una guía hispana. De todas formas, si lo lográis, no dudéis en compartirlo con el resto de la audiencia, ya que puede ser algo útil para otros lectores con las mismas necesidades.
Suerte y un fuerte abrazo
Hola Ubay
Gracias por toda la información. Soy médico y he recibido oferta para trabajar en Guayana Francesa y la verdad es que me lo estoy planteando seriamente, por la experiencia de vivir en un sitio así y por las condiciones laborales que no son nada malas.
Mis dudas son sobre la inseguridad y donde es mejor vivir, en Kourou o en Cayenne.
Gracias por tu blog
Hola Germán,
Si eres una persona abierta y con ganas de descubrir nuevos horizontes y culturas, no lo dudes, será una experiencia memorable, tanto profesional, como personal y económico.
Guayana Francesa es en general insegura, así que tienes que ir con precaución en cualquier sitio. Yo viví en Korou, y Cayenne debe ser parecido, pues son dos de las tres principales ciudades del departamento. Korou es el epicentro del centro espacial europeo y del 3er régimen extranjero de infanteriaM y Cayenne la capital administrativa. Elije el que te ofrezca mejores condiciones, si es que tienes ofertas en ambos lugares.
Espero que te vaya bien, y no dudes en escribirnos por aquí sobre cómo te está yendo la experiencia.
Un abrazo y gracias por compartir con nosotros.
Hola Ubay,
Acabo de llegar a la Guayana Francesa, justo una semana, en un plan Erasmus.
Me consuela haber encontrado tus comentarios de cómo se desarrolló tu estancia.
Estoy encantada de estar aquí. Todo es diferente y para conocer bien la cultura me he instalado ha vivir con una familia de un barrio de Cayenne pero cuesta adaptarse a este medioambiente totalmente diferente a nuestra»civilización». Ya me he perdido 2 veces y aunque hay mala prensa, no ha habido ningún riesgo para mi bolsa ni vida.
Ojalá pueda hacer alguna excursión como las tuyas aunque mucho me temo que si no hago un grupo de amigos ni se me ocurre adentrar a esa selva que veo de lejos.
Eso sí, estoy disfrutando de la cultura autòctona (que són muchas y diversas). Me estoy enamorando de este país.
Gracias por tus consejos.
Saludos desde la Guayana Francesa.
Anna M.
Hola Anna María,
Me alegra saber que estás disfrutando del lugar y la experiencia.
Ten en cuenta que cada persona conecta de forma distinta con cada lugar, y que cada época tiene sus momentos de conflicto y tensión. Por lo que veo, has cuadrado muy bien con el lugar, y con las energías del momento, así que disfrútalo.
Las culturas, costumbres y zonas geográficas tan diferentes a las de uno siempre originan grandes experiencias. Y no te preocupes, poco a poco irás conociendo gente, clubs y lugares para hacer actividades.
Yo, por ejemplo, me apunté en seguida al club de Kayak de Korou, con quien iba a hacer kayak de río cada 15 días, explorando los pequeños rincones de cada río de la Guayana. Por otra parte, si vas a alguna librería, encontrarás libros de la Guayana donde explican qué tipos de senderos se pueden recorrer en seguridad, ya sea sola o acompañada, de un día o dos (o más), como el sendero Molokoi, 2 días por la selva pasando una noche en cabaña y hamaca (que será tu mejor amiga en estas tierras, pues puedes usarla para dormir en las playas, carbets de bosque…).
Ojalá sigas así de bien, y no dudes en irnos comentando tus sensaciones, aventuras y progresos, si así lo deseas.
Un fuerte abrazo