Tras haber visitado la salvaje isla de Dominica tres meses antes, era el momento de apuntar hacia nuevos horizontes. En ese caso, el objetivo pasó a ser la Isla de Santa Lucía, situada pocos kilómetros al sur de la Martinica, mi lugar de residencia en aquel momento.
La Isla de Santa Lucía es un pequeño estado independiente perteneciente a la Commonwealth que se separó del Reino Unido en 1979. Se trata de un diminuto territorio de apenas 600 kilómetros cuadrados, unos 10 kilómetros de ancho por unos 60 kilómetros de largo.
Cuando me planteé la posibilidad de viajar a Santa Lucía, apenas sabía nada de este pequeño país. Lo único que había llegado a mis oídos es que era un buen lugar para pasar un fin de semana largo, pues su pequeño territorio puede ser explorado de forma relativamente rápida.
Por ello, aproveché tres días de vacaciones para organizar una escapada exprés acompañado de unos cuantos amigos con ganas de pasarlo bien.
Transporte y alojamiento
De los 5 amigos que tenía nuestro grupo, Zirvi y yo salimos en barco por la mañana. Elegimos viajar en el pequeño pero robusto Caporosso, una flamante embarcación de color rojo que apenas tarda noventa minutos en unir Le Marin (sur de la Martinica) con Rodney Bay (norte de Santa Lucía).
Existen también otras compañías que unen Fort-de-France, la capital de Martinica, con Rodney Bay (Caraibesealines) y Castries (Expressdesiles), ya en la Isla de Santa Lucía. Todas ellas cuestan unos 40-50 euros por trayecto.
Los 3 restantes, Pam, Sugar y Germán optaron por venir por la tarde en una avioneta privada. Por supuesto, también existen líneas aéreas comerciales que unen la Isla de Martinica con la isla de Santa Lucía. Sin embargo, tenían un amigo piloto y, tras hacer cálculos, estimaron que salía más a cuenta pagar 100 euros por persona y por trayecto que desaprovechar un día laboral. Así pues, nos reunimos los 5 al anochecer en el aeropuerto de Rodney Bay.
Zirvi y yo llegamos pronto por la mañana, y nada más salir del puerto de Rodney Bay, nos topamos con un buen número de taxis esperando captar nuevos clientes. Sin embargo, decidimos ignorarlos y preguntar precios en un rent-a-car.
No obstante, viendo que los precios de los coches de alquiler por un día (unos 100 dólares americanos) eran prácticamente iguales a los de los de alquilar un taxi toda la jornada (que incluye, además, conductor, seguro y gasolina), decidimos volver atrás y contratar los servicios de uno de ellos. Terminamos pagando 120 dólares entre los dos (lo normal es entre 120 y 160 dólares americanos).
En cuanto al alojamiento, existen varias opciones. Una de ellas es intentar ir a un albergue, aunque no oferta no es muy amplia ni económica, o incluso hacer couchsurfing de forma gratuita en casa de gente local.
En nuestro caso, optamos por alquilar una enorme casa a través de Airbnb. En este caso la oferta es mucho más amplia y, entre 5 personas, el precio sale a cuenta.
La propiedad, ubicada en una zona céntrica de Rodney Bay, era realmente espaciosa (tenía tres habitaciones y camas para albergar hasta ocho personas) y estaba perfectamente comunicada con los principales lugares turísticos.
Momentos inolvidables en la isla de Santa Lucía
Los tres días que pasamos en la isla de Santa Lucía dieron lugar a muchos momentos inolvidables. A continuación los compartiré contigo para que puedas conocerlos y vivirlos tú también si un día visitas estas tierras caribeñas.
1. Disfrutar de la Friday Night Party (Jump Up Street Party)
Uno de los mayores atractivos de la isla de Santa Lucía es acudir a la Friday Night Party, una inmejorable ocasión para experimentar la fiesta caribeña, mezclarse con gente local y bailar hasta altas horas de la madrugada.
La Friday Night Party, básicamente, es una fiesta callejera nocturna que se celebra los viernes por la noche en varios lugares de la isla. La más famosa es la de Gros Ilet (al lado de Rodney Bay), siendo la calle Dauphine Street la más concurrida de todas.
A lo largo de Dauphine Street puedes encontrar decenas de puestos callejeros donde sirven todo tipo de comida. Había desde empanadillas hasta langostas a la parrilla, pasando por todo tipo de brochetas, verduras rebozadas o porciones de pasta gratinada. Del mismo modo, se pueden encontrar todo tipo de bebidas, desde una soda o un zumo casero hasta cualquier tipo de bebida alcohólica.
Después de la cena, se puede seguir aprovechando la noche en cualquier punto de música callejera. Al final de Dauphine Street, cerca del mar, ubican unos altavoces gigantes donde se concentra la gente para bailar a ritmo de Zouk, reggae o pop comercial. El ambiente, formado por rastafaris, vecinos del lugar y turistas no tiene desperdicio.
Se puede disfrutar de la noche hasta la salida del sol, aunque se recomienda irse a casa alrededor de las dos, ya que, a partir de esa hora, suelen aumentar los robos y ataques a turistas. En nuestro caso, Germán y Zirvi estaban en un estado profundamente etilizado mucho antes, así que volvimos a casa en un taxi alrededor de esa hora.
2. Recorrer la costa oeste de la isla
La costa oeste de la isla es espectacular, especialmente el trayecto que va desde Castries hasta Soufrière.
En Castries me llamó la atención su espectacular bahía, o poder ver la casa del presidente, fácilmente accesible desde la carretera. No se puede entrar, pero sí ver el lujoso edificio y sus imponentes jardines.
Más adelante, uno se topa con paisajes dignos de postal, como el que ofrece Marigot Bay, repleta de cocoteros y embarcaciones de pequeña eslora. Pero, sin duda, la imagen más espectacular es la de los dos pitones, el símbolo más emblemático de la isla.
Las imponentes vistas de Marigot Bay
Los pitones son dos montañas de orografía triangular y gran pendiente que, pese a no tener demasiada altura (798 metros), impresionan por su forma y por el contraste geográfico que representan al quedar justo al lado del mar. Desde la carretera hay varios puntos de vista, siendo el más bonito el que permite observar al mismo tiempo el pueblo de Soufrière. Para el recuerdo.
Los pitones de Santa Lucía y el pueblo de Soufrière, un emblema nacional
3. Visitar el jardín botánico de Diamond Falls
En la región volcánica de Soufrière hay varias cascadas para visitar. En nuestro caso, elegimos Diamond Falls. La verdad es que las cascadas dejan mucho que desear, lo mismo que los baños termales que se encuentran por la zona (y que, encima, hay que pagar aparte).
Sin embargo, para acceder a las cascadas, se pasa por un precioso jardín botánico que sí vale la pena. Hay un montón de árboles y plantas catalogadas, así como un sinfín de flores de diferentes colores y formas. Incluso, si tienes suerte, puedes llegar a ver colibríes alimentándose de su néctar.
Los jardines botánicos de Diamond falls y su cascada
4. Explorar el volcán de Soufrière y darse un baño de barro
Una de las actividades más espectaculares que se puede hacer en la isla es visitar el volcán de Soufrière, justo al lado del pueblo que lleva ese mismo nombre.
La entrada permite pasear por una extensa zona repleta de fumarolas y aguas volcánicas de color negro que desprenden un hedor de mil demonios. Al final del recorrido, de unos quince minutos, un guía te da una breve explicación del origen del lugar.
Finalmente, se puede pagar un suplemento para tener acceso a la zona de baño. Allí hay varias piscinas termales de agua caliente y unos cuantos cubos de barro para cubrirse el cuerpo entero de lodo. El lugar perfecto para relajarse y hacerse un tratamiento de piel.
Un baño de barro entre amigos, la mejor terapia posible en el volcán de Soufrière
5. Ver la puesta de sol desde las magníficas playas del oeste
Si la costa oeste es la más bonita de la isla y el sol se pone por el oeste, ello significa que, al final del día, no debes perderte una puesta del sol desde una de sus impresionantes playas.
Yo la disfruté en la playa de Soufrière Bay en compañía de mis amigos, aunque también me recomendaron Anse Chastanet, de más difícil acceso a causa de su accidentada carretera.
Otra excelente opción es Sugar Beach, de la que te hablaré a continuación.
Magnífica puesta de sol desde Soufrière Bay (oeste de Santa Lucía)
6. Subir a Gros Piton y luego refrescarse en Sugar Beach
Una opción más deportiva e intensa es realizar el ascenso hasta Gros Piton. Desde la carretera principal, hay un desvío que te lleva a la entrada del parque nacional. Allí, pagas la entrada (unos 25 dólares americanos) y te asignan un guía para que te acompañe a la cima.
La presencia del guía es obligatoria ya que, tras la muerte de algunos turistas, se consideró que realizar el ascenso en solitario resultaba demasiado peligroso. Finalmente, tras 3 horas de dura subida, tienes la recompensa de estar en la cima del mayor emblema de la isla. Eso sí, si el día no está despejado, las vistas no serán geniales, y, además, son mejores desde la carretera que lleva hasta Soufrière desde el norte.
Para recuperarse del esfuerzo, lo mejor es refrescarse en la impresionante Sugar Beach, estratégicamente situada entre los dos pitones. Creo que no hay nada mejor que ver una puesta de sol flanqueado por los dos símbolos de la isla. Desgraciadamente, no tuve la ocasión de probarlo personalmente.
7. Descubrir el “salvaje este”
La costa este es mucho menos turística y tiene pocos puntos de interés. Sin embargo, si tienes un día extra y te gustan los lugares menos concurridos, vale la pena explorarla.
Puede que descubras otra cara de la isla de Santa Lucía. En nuestro caso, pasamos por el centro e hicimos una parada en Ravine Posion, un pequeño pueblo repleto de casas metálicas, muy parecidas a favelas, y rodeadas de espesa vegetación. Allí hicimos una parada en casa de Augustin, nuestro taxista, pues su coche necesitaba algún reajuste y aceite.
De ahí, nos dirigimos al pueblo costero de Dennery, donde degustamos un plato de arroz con pollo picante mientras disfrutábamos de unas vistas espectaculares de la costa.
Finalmente, más hacia el sur, y tras tomar una carretera interior, realizamos una parada en La Tille Falls. Los ocho u diez metros del salto de agua y su piscina natural no son nada del otro mundo. Sin embargo, el lugar, una propiedad privada regentada por una familia local, tiene su encanto, pues estaba muy bien cuidado.
Mi lugar preferido fue el estanque que tienen a la entrada, pues puedes sentarte, poner los pies en el agua y esperar a que cientos de pececillos te hagan una sesión gratuita de peeling.
La Tille Falls, en el Este de la isla de Santa Lucía
8. Visitar Pigeon Island National Park (Gros Ilet)
En el extremo norte de la isla, justo por encima del pueblo de Gros Ilet, se encuentra el parque nacional de Pigeon Island. Vale la pena pagar la entrada (8 dólares americanos) y pasar dos o tres horas explorando el lugar.
En una zona reducida se pueden realizar actividades completamente diferentes. Puedes disfrutar de pequeñas calitas exclusivas (se puede hacer incluso esnórquel o buceo) y, minutos más tarde, subir hasta Fort Rodney y continuar hasta Sugar Hill para admirar las espectaculares vistas de la bahía de Rodney Bay y sus aguas turquesas. Por el camino, te vas encontrando con diferentes ruinas de construcciones militares de las antiguas guerras entre franceses e ingleses
Mar, montaña e historia concentradas en menos de 5 kilómetros cuadrados.
Las magníficas vistas desde Pigeon Island National Park
9. Superar los malos momentos
Todo viaje suele tener también malos momentos. Y cuando ocurren sólo queda adaptarse a ellos y tomárselos –si es posible–, con humor, pues casi siempre acaban dejando buenas anécdotas.
En nuestro caso, ese mal momento ocurrió el sábado por la noche después de cenar. Esa noche, Germán y Sugar volvieron antes a casa, mientras que Pam, Zirvi y yo nos quedamos de marcha un rato más.
A su llegada, Germán y Sugar se percataron de que alguien había reventado los barrotes de una ventana y habían entrado a robar. Además, la alarma no había funcionado. Cuando estuvimos todos en casa, salimos afuera y recuperamos algunas cosas que habían dejado tiradas por el suelo cerca del inmueble. Verificamos todo lo que se habían llevado y llamamos a la propietaria.
Cuando ésta llego, nos pusimos a ver los videos de las cámaras de seguridad. En ellas, pudimos ver cómo los cacos actuaban, y nos dimos cuenta de que si no nos robaron mas cosas fue porque fueron interrumpidos por la llegada de Germán y Sugar.
Al final, la policía no se presentó hasta la mañana siguiente, que perdimos enterita haciendo una denuncia que jamás nos fue enviada por email, tal y como nos prometieron, pues tuvimos que irnos a tomar nuestro barco de vuelta.
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Para terminar, aquí puedes ver de forma visual, la ubicación exacta de los lugares que acabo de comentar:
Consejos, curiosidades e informaciones prácticas sobre la isla de Santa Lucía
Como me sucedió en la Isla de Dominica, la Isla de Santa Lucía me despertaba una especial curiosidad. Me parece increíble que un territorio tan pequeño, de apenas 600 kilómetros cuadrados y 180.000 habitantes, en este caso, pueda ser viable como país independiente.
Pero así es. Santa Lucía, desde que se independizó de Inglaterra, es una nación soberana con sus propias tradiciones, costumbres, historia, moneda y leyes. Es más, también cuenta con sus propias universidades e incluso con un ejército de unas 1000 personas.
1. Economía y precios
En la isla de Santa Lucía, no tuve la impresión de ver mucha pobreza ni miseria. Pero tampoco es un lugar donde se observen muchos lujos entre la población (aparte del puerto de Rodney Bay, rodeado de embarcaciones de alto standing).
El sueldo medio de un trabajador local rondaba los 400 dólares (1200 dólares caribeños), lo cual es suficiente para vivir. Sin embargo, para un turista los alojamientos son bastante caros, y la comida y los transportes también. De todas formas, los precios no llegan a ser como los que se pagan en Europa, aunque no están lejos.
Por otra parte, en Santa Lucía, no existe la escuela pública, ni tampoco las pensiones o un sistema de seguridad social gratuito. Todo es de pago. En Europa no aprenderemos a valorar estos privilegios hasta que los perdamos.
2. Moneda y bancos
La moneda local es el dólar caribeño (EC), aunque casi en todas partes aceptan el dólar americano, siendo el cambio en aquel momento de uno a tres (dólar americano-dólar caribeño).
En la Isla de Santa Lucía, supe que el dólar caribeño se utiliza en muchas otras islas caribeñas de pasado colonial inglés, como Dominica o San Vicente y Granadinas. En un billete de esta moneda se pueden ver todos los territorios donde es aceptada.
Billete de 10 dólares caribeños, en él, vemos los países donde se usa dicha moneda
Existen bancos y cajeros automáticos en Rodney Bay y Castries. No estoy seguro de que haya cajeros fuera de estas dos ciudades. En cualquier caso, es recomendable llevar dinero en efectivo para poder obtener moneda local en caso de emergencia.
3. Idiomas
En Santa Lucía hablan un inglés fácilmente comprensible. También hablan criollo local y chapurrean algo el francés.
4. Conducción y alquiler de coche
Alquilar un coche por día (100 dólares americanos) puede salir casi tan caro como alquilar un taxi con chofer (120-160 dólares). Por tanto, teniendo en cuenta que un coche de alquiler no incluye gasolina ni según que desperfecto (a menos que contrates un seguro extra), la opción del taxi tiene mucho sentido.
El transporte público existe. Hay furgonetas que te llevan a los diferentes lugares de la isla a precios muy económicos. También se puede hacer autostop con relativa facilidad. Sin embargo, si vas con el tiempo justo, no es la mejor opción.
5. Una especialidad culinaria
Si quieres comer algo muy típico del país, tómate un Chicken Rooty, una enorme tortita enrrollada con pollo, patata y mostaza que le quitaría el hambre a un caballo.
Para beber prueba el típico “Simos”, una bebida energética hecha a base de una planta marina desecada a la que se añaden especias, azúcar y, opcionalmente, cognac. También se le pueden añadir cacahuetes. Es como una especie de poción de sabor dulce y textura espesa. Dicen que no hay nada mejor para la virilidad del hombre.
6. Consejos finales
1. Ruta por la costa oeste
Cuando contratas un taxi por un día entero para que te lleve a ver la costa oeste, los precios son bastante fijos, pues son fijados por el gobierno. Se puede negociar, pero con pequeños márgenes.
Durante el trayecto, intentarán hacer paradas turísticas para hacerte perder tiempo y dinero, como tiendas de souvenirs o plantaciones de bananas. Recházalas y sólo para cuando quieras ver paisajes bonitos hasta que llegues a Soufrière. Si sobra tiempo, ve a la playa de Sugar Beach o Anse Chastanet (o incluso Soufrière Beach)
2. No le digas a ningún taxista (ni a nadie) dónde te hospedas
Dile a tu taxista que te deje cerca de tu casa y que te recoja en un lugar de referencia, nunca en el mismo lugar donde vivas. Si saben dónde te alojas, sobre todo si es una casa particular, puede que se lo digan a conocidos y aprovechen tu ausencia para entrar a robar.
3. No olvides tu pasaporte
Obviamente
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Y, de momento, esto es todo lo que quería contar sobre la isla de Santa Lucía. Ahora, es tu turno para hablar.
¿Qué te ha parecido este curioso país? ¿Lo conocías? ¿Añadirías (o quitarías) alguna cosa más a esta lista de momentos inolvidables?
Me ha encantado Ubay 😊 mejor descrito y más práctico imposible!! Ojalá hubiéramos tenido un Ubay que nos contarás todo esto antes de ir, porque información al respecto hay poca. Pero mucho mejor haber podido disfrutar del viaje juntos (con percances incluidos). Hasta el próximo viaje. Fdo: Pam 😉
¡Hola Pam! Me alegro que te haya gustado el artículo. Como bien dices, espero que pueda ir contando muchas más historias en el futuro. Y si pueden ser compartidas, todavía mejor. Así pues, yo también te digo, ¡Hasta el próximo viaje!
Qué Chulada, Ubay! Precioso destino y super bien aprovechado!
Esperando el siguiente para que nos cuentes.
Un beso
¡Hola Maribel! Me alegra que te haya gustado el artículo. En breve voy a estar de viaje, así que habrá más, muchos más 😉
Un fuerte abrazo
Hola! Me ha encantado tu post, voy a ir en septiembre a Santa Lucía y quería saber un poco más sobre la subida al Grand Piton. Dices que es una subida dura, ¿cómo de dura? Vamos 4 amigos más o menos jóvenes (de treinta y pico) y estamos en buena forma, aunque no somos montañeros expertos. ¿hay que subir algún tramo con cuerdas o es todo el rato andando? Gracias!
¡Hola Fernando! Espero que disfrutéis de la isla. En cuanto a la excursión, la subida es dura, pero es factible…no hay que subir con cuerdas ni nada. Intentadlo, siempre se puede volver para atrás 😉 ¡Un abrazo y suerte!
Genial! Muchas gracias Ubay!
¡Un placer! ¡Suerte con el trekking!
Que tal Ubay? En 3 semanas me voy de viaje a la isla de Santa lucia. El tema del transporte del aeropuerto hasta Marigot bay no encuentro muchas alternativas, sabes cómo funciona y si hay trasporte público o compartido?
Hola Rocío,
Pues hasta Marigot no recuerdo. Del aeropuerto al norte, hasta Rodney Bay y Gros Ilet yo tomé un bus público tanto de ida como de vuelta.
En el aeropuerto sí que está lleno de taxistas con los que puedes regatear precios. Pero deberás seguir investigando por si hay autobuses al sur.
Yo apostaría que sí. Seguramente deberás caminar un poco hasta salir del aeropuerto y llegar a la carretera y allí, esperar el bus.
Déjanos un nuevo comentario en artículo cuando lo descubras. Siento no poder ayudarte más.
Un saludo y buen viaje.