
Niños de Mayotte
Después de un año sabático en Barcelona dedicado plenamente a formarme, viajar de forma puntual y, sobre todo, decidir mi futuro, había tomado una firme decisión:
Viajaría por los 5 continentes y, eventualmente, trabajaría en los territorios franceses de ultramar para costear mis gastos y seguir creciendo profesionalmente.
Dicho y hecho. Antes de obtener mi diploma en osteopatía ya había firmado un contrato de 7 meses para ir a trabajar como fisioterapeuta y osteópata a la isla de Mayotte.
¿Mayotte? –Dónde demonios está eso-te preguntarás.
Bueno, es natural que no lo sepas. De hecho, muchos habitantes del país al cual pertenece este territorio (Francia) ni si quiera conocen su existencia. Haz una cosa: Googelea rápidamente: Isla de Mayotte…
Como ves, la Isla de Mayotte es una diminuta isla -de la talla de Ibiza- situada en el sureste de África, entre Madagascar y Mozambique. Su clima es tropical, está rodeada de un precioso arrecife de coral y está repleta de playas, tortugas y espesa vegetación primaria.
Sin embargo, a pesar de las maravillas que atesora este exótico lugar, adaptarme a él fue un auténtico desafío y supuso un proceso mucho más difícil de lo que imaginé en un principio. De hecho, creo que es el lugar al que más me ha costado adaptarme en toda mi vida, opinión que compartían otros colegas de trabajo y pacientes expatriados con los que hablé durante mi estancia allí.
Pero, ¿Por qué resulta tan duro para los “blanquitos” adaptarse a Mayotte? Lógicamente, la respuesta puede variar de una persona a otra pero para mí, estos fueron los cinco motivos principales:
1. Encontrar alojamiento
Cuando llegué a Mayotte fui alojado de inmediato y de forma gratuita en casa de unos compañeros durante cinco semanas, tras las cuales debería encontrar mi propio alojamiento. Eso era más bien una ventaja que un inconveniente, pues me dejaba tiempo para buscar algo tranquilamente. El problema era que tres días después de aterrizar ya estaba trabajando y, por tanto, tuve que compatibilizar la faena, el papeleo burocrático y el propio proceso de adaptación en sí con la búsqueda de mi nuevo hogar, lo cual resultó bastante estresante.
2. Malas comunicaciones y pésimo internet
Siempre he sido una persona independiente y bastante desapegada. Sin embargo, durante mis primeras semanas en Mayotte me sentí melancólico y eché de menos como nunca a mis amigos y seres queridos.
Pero, ¿por qué motivo no me había sentido así antes? Probablemente por la dificultad que tuve a la hora de contactar con la gente que me importa. Para empezar, comunicarse telefónicamente con Mayotte, era, a efectos prácticos, como llamar al Congo, es decir, un lujo que resultaba carísimo. Además, mi tarifa de teléfono sólo permitía realizar llamadas dentro de la isla, con lo que tuve que comprar algunas tarjetas internacionales de prepago que usaba a cuenta-gotas por lo rápido que se consumían.
Por otro lado, cometí el error de asumir que en un territorio francés tenía que haber una excelente conexión a Internet o que, como mínimo, ésta sería de calidad aceptable. Pues ni mucho menos. Se decía que la conexión de Mayotte era oficialmente una de las peores del mundo. Tanto es así que cargar la página de mi correo electrónico podía tardar entre tres o cuatro minutos. O sea, que más valía no intentarlo. Lógicamente, usar Facebook o leer la prensa deportiva era una verdadera utopía. (Por suerte, parece ser que, en la actualidad, el problema de conexión está resuelto)
Al cabo de una semana, para mi sorpresa, descubrí que en la capital había un servicio de Internet de alta velocidad, así que acudí allí a toda prisa para comprobarlo. Cuando llegué al lugar, casi salgo por patas: la conexión era buena, pero salía a ocho euros la hora (¡dieciséis si usabas skype!) y siete euros por cada 100 mb descargados. Así pues, bajar películas, ver partidos por streaming o, simplemente, enviar un email, había pasado a ser un lujo, lo mismo que realizar operaciones bancarias por Internet. Por lo menos mi ordenador estaba a salvo, pensé: “agarrar un virus debía ser casi imposible, pues no le da nunca tiempo a descargarse”
Los últimos rumores decían que en los meses venideros habría una mejora progresiva (muy progresiva) de Internet, pues se había llegado a un acuerdo con Madasgascar para podernos conectar a su red de ADSL. ¡Madagascar, uno de los países más pobres del mundo!, pero, aún y así, con un servicio de Internet infinitamente mejor que el nuestro.
3. El papeleo y la lenta burocracia
Uno de los principales quebraderos de cabeza cuando uno realiza una profesión liberal en Francia es realizar correctamente el papeleo necesario para poder ejercer legalmente. Pues bien, si se trata de un territorio de ultramar no departamentalizado, como era el caso, la burocracia puede convertirse en una pesadilla, especialmente si no eres francés, como yo.
Durante mi primera semana, además de trabajar y hacer mi vida, tuve que ir a la capital, a una hora y cuarto en coche, cada día para hacer gestiones en la seguridad social, en el centro de impuestos o en el departamento regional de salud. Durante mi segunda semana, cuando pensaba que lo tenía todo hecho, se sacaron de la manga que necesitaban mi currículum y mi certificado de nacimiento original que, por inspiración divina inexplicable, había llevado conmigo. Pero la guinda del pastel fue cuando me dijeron que, al no ser francés, era considerado ciudadano extracomunitario y, por tanto, para trabajar legalmente necesitaba la carte de séjour (permiso de residencia), un documento que se expide en París y que suele tardar unos tres meses en llegar. Cuando me dieron la noticia casi cojo las maletas y me marcho. No tuve más remedio que ir al departamento de inmigración y cargarme de paciencia mientras hacía cola con comorianos y malgaches sin papeles que, como yo, buscaban regularizar su situación. Al final, me expidieron un título provisional con el que podía ejercer mientras esperaba del documento original.
En definitiva, el papeleo fue un verdadero suplicio y una fuente constante de estrés e incertidumbre. Por momentos, llegué a pensar que no podría trabajar y debería irme del territorio sin poder ejercer.
4. El idioma
Otro error que cometí al ir a Mayotte fue asumir que el idioma mayoritario era el francés, pero la realidad es que en Mayotte menos de la mitad de la población habla este idioma. Sí lo hablan, lo hablan en las instituciones y grandes comercios, pero cuando trabajas con gente de a pie, la realidad es otra.
Cuando fui consciente de ello, empecé a estudiar nociones básicas de mahoré para, como mínimo, poder defenderme, pero desistí rápidamente cuando, a pesar de mis esfuerzos, mucha gente me decía: “Lo siento, pero no hablamos mahoré, hablamos malgache, porque venimos de Madagascar”. La solución acabo siendo usar el lenguaje de los signos o intentar utilizar intermediaros que dominaran la lengua de mis interlocutores.
El idioma fue, pues, otro factor importante que condicionó mi adaptación a la isla.
5. La necesidad de prescindir de lujos innecesarios
En Mayotte me di cuenta de hasta qué punto me había convertido en una persona acomodada y adicta a los lujos típicos del mundo “desarrollado”. Quedé sorprendido al darme cuenta de la gran cantidad de cosas sin las cuales me resultaba difícil vivir.
Echaba mucho de menos tener una buena conexión a Internet para enviar un email o hacer una llamada por skype. Vi que era un adicto a ver los partidos de fútbol de mi equipo favorito por streaming. Acabé por reconocer que era un maniático a la hora de elaborar mi dieta diaria, donde no podían faltar mis frutas de siempre, mi leche de soja con muesli o una gran variedad de alimentos de tipo proteico. Y quedó claro que mantener la forma física se había convertido desde hacía años en una prioridad para mí.
Con el paso de los días pude satisfacer algunas de mis exigencias de “blanquito pijo”, como hacer ejercicio físico regular en algún lugar parecido a un gimnasio (algo inédito en el sur de la isla). Al final me apunté al “gimnasio” de Korato, un joven malgache que tenía cuatro máquinas de fitness en la parte superior de su casa. A otras cosas tuve que adaptarme, como ajustar mi dieta a los productos locales o a ver sólo los partidos de fútbol de mi equipo que el bar de la capital decidía emitir. Y, por último, tuve que renunciar definitivamente a algunos lujos, como tener Internet ilimitado a alta velocidad.
En cualquier caso, vivir en Mayotte me hizo ser consciente de mi dependencia a un estilo de vida occidental y me obligó a adaptarme a sus nuevas condiciones. Pero fue también una experiencia que me hizo ver la vida desde un nuevo punto de vista. Un punto de vista más simple y, a la vez, más en armonía conmigo mismo y con la realidad que me rodeaba y no con los espejismos que acaban conformando la tecnología y nuestra vanidad.
En fin, este fue mi proceso de adaptación a la isla: complicado, pero también una experiencia enriquecedora que no cambiaría por nada. En otros artículos os hablaré algo más sobre mis aventuras y desventuras en Mayotte, pero hora me gustaría que hablarais vosotros:
¿Creéis que os resultaría difícil vivir sin algunas comodidades de las que disfrutáis cada día, como el Internet, vuestro gimnasio o poder disponer de la comida que os gusta? ¿Habéis tenido que renunciar a ello alguna vez? ¿Por qué motivo y qué tal fue la experiencia?
Si alguno de vosotros ha vivido en Mayotte: ¿Estás de acuerdo con este artículo o añadirías algo más?
Jajajaja!! Madre mia! Pues cada vez q me voy por ahi es asi!guadeloupe, bangladesh, a
Peru, cosra rica, guatemala, sudan, mexico, etc. Incluso vivir en un campamento con letrinas, un cubo como ducha y los pies como transporte y a veces hasta dormir en graneros. Si se viaja mejor estar dispuesto a desapegarse con alegria a nosotros mismas y aprender nuevas cosas. La vida es una aventura☺
Sí, sí…de qué me sonará todo lo que cuentas? jajaja…Pero cuando vas de viaje preparado para todo durante 1 mes es una cosa mientras que si vas a un lugar para vivir durante un tiempo largo pensando que es una cosa y luego es otra, te llevas un zasca que te deja tieso!! Eso me pasa por no informarme bien antes. Por cierto, no conozco Sudan, pero debe ser una experiencia brutal! Y sí, viajar requiere desapegarse y la vida es una aventura, completamente de acuerdo! Un abrazo Beatriz!
Así es, el tremendo esfuerzo del desapego! A mi me paso en un lugar no tan diferente pero si en contexto, cuando me mude a Birmingham uk donde viví 6 años. Me costaba muchisimo entender como viven los ingleses, sus horas, sus comidas, sus costumbres tan diferentes a la nuestra y que a las 5 de la tarde ya este todo cerrado y a las 6 no haya un alma paseando por las calles. Tuve que arreglar el tema de la seguridad social allí también y me llevo un tiempo y unas cuantas preguntas y viajecitos y todo para recibir la tarjeta con el National Insurance Number en un país europeo y tan diferente!
Y bueno como bien comenta Beatriz, también he tenido que adaptarme cuando he viajado a otros países tipo India por un par de meses, Marruecos, etc… Así es la vida una continua adaptación, pero y que sería de nosotros, almas viajeras sino? Moriríamos por dentro y yo prefiero seguir estando viva y conociendo ese mundo al que tanto nos cuesta adaptarnos.
Muchas gracias por compartir tus vivencias Ubay, eso nos ayuda a saber que no estamos solos en el intento.
Suerte y feliz camino ( te marches o te quedes )
Sí, vivir en una cultura diferente siempre requiere despegarse y realizar un gran esfuerzo, entre otras cosas. Inglaterra es un país occidental desarrollado pero, aún y así, su forma de ver la vida, sus hábitos e incluso su clima, es muy diferente al nuestro. E imagino que vivir y trabajar allá, que es lo que parece que hiciste, debió ser también todo un reto para ti. Y bueno, paises como la India, aunque sólo sea de viaje, requiere un esfuerzo descomunal debido al gran shock cultural. La primera vez que fui a a ese país, fui con un grupo de 14 personas. Estuvimos un mes y 2 personas del grupo se fueron antes porque no lograron adaptarse…PEro como bien dices, vale la pena hacer el esfuerzo, pues el que tiene espíritu viajero, necesita ver mundo y, cuando lo hace, se ve recompensado con experiencias inolvidables y un crecimiento personal que no tiene precio!
Gracias a ti por leerme y comentar Istar, que es lo que me motiva a seguir escribiendo!
Un abrazo!
Hola Ubay,
Me llamo Irene y de casualidad he visto tu blog porque he visto una oferta para dar clase de inglés o español en un instituto o colegio en Mayotte.Me siento identificada con muchas de las cosas que has vivido en Mayotte respecto al proceso de adaptación.Yo estoy ahora en Nanchang , al sureste de China, capital de la provincia de Jiangxi.La verdad es que vine para dar clase de inglés en una academia de niños,pero me vuelvo ya , la vida aquí no me convence,es muy aburrida porque a pesar de ser una ciudad con más de 5 millones de habitantes,es muy difícil socializar,trabajo los findes y es cuando la mayoría de la gente tiene su tiempo libre.La gente local , yo creo que en ;Mayotte, habrá sido diferente, como pasa con la mayoría de los chinos,es muy recelosa y es poco hospitalaria,les cuesta mucho abrirse.Por otra parte,es muy difícl desplazarse para viajar, los días de vacaciones oficales , has de reservarlo todo con antelación y para ir a visitar las montañas has de pagar a veces y has de pasar por los «senderos» marcados para que todo «guiri» o turista pase por allí.De internet para qué contarte, te has de comprar una VPN(internet virtual para poder conectar tu ordenador al servidor de otro país) porque páginas como Facebook,Google,Youtube están bloquedas por los servidores chinos.El idioma , otra barrera.Por mucho que intentes esforzarte en decir algo en su idioma, no te entienden porque tampoco están muy acostumbrados a hacer el esfuerzo por entenderte y casi nadie sabe inglés .En esta ciudad no hay manera de hacerse con un mapa(todos usan Badoo, el Google maps de aquí) y la gente , aún siendo locales, no saben dónde están los sitios Conduciendo ,es el país de los que yo he visitado por ahora , donde se conduce con más agresividad y donde tu vida corre riesgo y peligro cada vez que cruzasr la calle.Son primitivos y brutos como ellos solos,no respetan si cruza un niño,anciano o persona discapacitada., y a veces aún estando el semáforo en verde para el peatón pasan y encima te pitan, conl as motos ya ni para que contarte, has de mirar para atrás y para todos los lados porque te salen por todos los sitios y van por encima de las aceras.Pero bueno, son cosas que chocan en el proceso de adaptación, pero también depende de muchos factores el sentirte bien en un sitio teniendo en cuenta las diferencias y carencias de muchas de las «comodidades» de las que disponemos en el mundo occidental.Yo estuve en la India, al sureste trabajando en una ONG(FVF), en Anantapur, una de las ciudades más secas y pobres de la India con pocos y menos servicios que en Nanchang pero me sentí mucho más a gusto y aguanté 6 meses y eso que tuve algún problema de intoxicación alimentaria,etc.Había algo que me hacía sentir bien, el trato de la gente, el conocer a gente con la que viajar y que compartía tus inquietudes culturales etc.En cambio, a esta ciudad no me hago, pero también es por el trabajo, hago muy pocas horas,no me siento reconocida profesionalmente, tengo una «compañera» de trabajo, poco colaboradora a trabajar en equipoy bastante individualista y egoísta , me pagan poquísimo y la vida a quí no es tan barata como me hicieron creer,etc.En la India no ganaba dinero, no es ya cuestión de hacerse rica, no soy nada materialista, pero no soporto que me exploten ni a mí ni a mis colegas chinas, que haciendo doble trabajo aún les pagan menos. .Así que habiéndolo sopesado mucho y viendo que no me compensa estar por más tiempo,me voy.No puedo hacer mucho más a nivel profesional ni veo ninguna oportunidad para hacer o plantetar algún tipo de proyecto como el que hice de un taller de cuentos en la India. Me quedaré con las cosas buenas:el haber trabajado con niños, alumnos con los que he estado a gusto,la gente buena que he conocido, el aprender algo más sobre la cultura y costumbres chinas,etc.Ahora me voy a viajar un poco por algunas ciudades chinas y luego volveré a España y miraré a ver si puedo trabajar para alguna ONG en algún otro país hasta que pueda reincorporame de nuevo a mi antiguo trabajo de profe de instituto, creo que me convence más esta opción, porque no quiero quedarme para tanto tiempo.en un mismo sitio y al mismo tiempo estás ayudando a gente y conoces otro país distinto.. Agradezco haber leído tu blog y hacerme a la idea de la vida en Mayotte y creo que si fuera por poco tiempo trabajaría allí, pero para un año no lo creo.Aparte de lo que has comentado yo añadiría lo de vivir en una isla que muchas veces es incómodo por lo de tener que estar cogiendo una embarcación cada vez que tienes que salir y lo de ser mujer en un país musulmán, sobretodo este factor me echa mucho para atrás.Si sigues en Mayotte o donde quiera que estés, ¡¡mucha suerte!! y un saludo
¡Wow Irene!
Tu comentario más bien se diría que es un artículo al completo. Mientras te iba leyendo lo iba visualizando todo y me iba acordando de muchas experiencias que he tenido por países similares. He estado en India también y en muchos otros lugares de Asia. Y lo que cuentas de China me parece alucinante, muy duro. Tal como describes a la gente y por las dificultades que tienes a la hora de desplazarte y comunicarte o usar internet, con censura incluida, (esto último me mató en Mayotte) no debe haber sido nada fácil. De todas maneras, será, con el pasar del tiempo, una experiencia inolvidables que quedará en tu legado personal como historia para contar a tus nietos.
Por cierto, también tuve intoxicación alimentaria en India. Y me ha hecho gracia que badoo (la famosa web de contactos) sea el Google maps de China…jajaja
Por suerte, puedes elegir cuando quieras volverte a España y todo quedará como una vivencia. Por otra parte, si tienes la oportunidad de ir a Mayotte no lo dudes. Es un lugar maravilloso a nivel natural, tendrás un buen salaria y es Francia a todos los efectos (seguridad social, educación…Bueno, salvo internet, que va a pedales). Te encantaría. 6 meses se te pasarían volando. y puedes ir fácilmentea Madagsacar o a la Comoras para viajar y, por supuesto, regresar a casa en un vuelo directo a París.
En fin, muchas gracias por compartir tu experiencia y te deseo la mejor de las suertes para tu vuelta a España
¡Un abrazo!
Hola!! Podrías hablarme del sueldo y nivel de vida en mayotte?? Y como encontrar ofertas de trabajo allí?? Soy enfermera y matrona y me estoy planteando un cambio.
Gracias!
¡Hola Nuria! El sueldo en Mayotte es alto, y el nivel de vida también, pero compensa trabajar allá. Pero te hablo desde el ámbito de la fisioterapia liberal. A nivel de enfermería y en el cuerpo de matronas, no soy experto ni conozco cómo está el tema. Contacta con Lang Fabrice en Facebook, tiene varios centro de fisio en la isla y tal vez te oriente en cuanto a la enfermería. Espero que ese cambio cristalice y te de lo que busas. ¡Un abrazo!
Asi vivimos en Venezuela en estos momentos, con todas esas limitaciones sumandole la mala calidad de todos los servicios publicos, la semana pasada no hubo luz electrica por varios dias, imaguna todos los problemas que eso acarrea.
Sí Demeter, lo estoy siguiendo por los medios.
En Mayotte hay mucha precariedad. Sin embargo, el salario mínimo es el francés, y tienen una educación y seguridad social bastante buena. A pesar de todo, hay mucha pobreza, inmigración ilegal y problemas de violencia. Ningún país o región hoy en día es perfecta.
Espero, por otra parte, que la situación en Venezuela mejore cuanto antes y que, con ello, vuelva la «luz» (en sentido literal y figurado)
Un abrazo.