Existen 2 tipos de personas: radicales libres y antioxidantes.
De todas las formas de clasificar a los seres humanos, ésta me parece una de las más útiles y divertidas.
En este artículo aprenderás a distinguir quién es quién y también sabrás qué tipo de persona eres tú.
¿Listo?
Radicales libres y antioxidantes, ¿qué son?
Seguramente te suene el concepto de antioxidante, y también el de radical libre. De hecho, el mercado está lleno de alimentos con propiedades antioxidantes, así como de cremas antienvejecimiento que nos protegen de la acción de los radicales libres.
Por si no estás familiarizado con estos conceptos, te los voy a explicar de forma sencilla. Un radical libre es una molécula que busca desesperadamente electrones y que, para lograrlos, tiende a robarlos de otras moléculas.
El oxígeno es un claro ejemplo de radical libre, pues necesita a toda costa dos electrones para obtener una estructura electrónica estable. El afán del oxígeno por robar electrones es tan grande que da nombre a la oxidación; es decir, al proceso mediante el cual un átomo o molécula roba electrones a otro.
Durante el proceso de oxidación hay dos protagonistas. El primero es el radical libre, el que roba los electrones a otro elemento. El segundo es el elemento oxidado, el que pierde los electrones tras ser robado por el radical libre.
¿Cómo actúan y qué efectos tienen los radicales libres y los antioxidantes?
Radicales libres y antioxidantes, ¿cómo actúan y qué efectos tienen en tu vida? Foto vía Shutterstock
Cuando una molécula sufre un robo de electrones, ella misma puede transformarse en un radical libre, ya que, para recuperar sus electrones perdidos, necesitará robárselos a otra molécula, que también será oxidada.
Lógicamente, esta nueva molécula oxidada necesitará, a su vez, sustraerle a alguien los electrones que le acaban de quitar. De esta forma, el robo sucesivo de electrones se repite de forma indefinida, a menos que actúe una molécula antioxidante para impedirlo.
No obstante, entre robo y robo, entre oxidación y oxidación, algunas moléculas oxidadas a manos de los radicales libres son destruidas. Este hecho puede causar muerte celular, cáncer o envejecimiento en el seno del organismo del que forman parte.
De forma más práctica: imagina que vas al supermercado a comprar un cartón con seis huevos y que, de camino a casa, un tipo se te acerca y te roba dos. Si no consigues que te los devuelva, además del mal humor que se te pondrá, intentarás recuperarlos de alguna manera; incluso robándoselos a esa pobre anciana que acaba de pasar.
En cualquier caso, te llevarás un disgusto, una denuncia (o un golpe de bolso) de esa misma ancianita o una fuerte reprimenda de tu madre o de tu pareja si llegas a casa sólo con cuatro huevos.
Las moléculas antioxidantes, por otra parte, son aquellas que tienden a regalar electrones por tenerlos en exceso y, por tanto, son capaces de compensar los “robos” de electrones ocasionados por los radicales libres.
Las moléculas antioxidantes, pues, al contrario que los radicales libres, previenen la destrucción molecular, el cáncer y el envejecimiento prematuro de las células. Efectivamente, si cuando te han robado los dos huevos, pasa por allí un tipo con varios cartones y, al ver lo que ha ocurrido, te regala dos unidades para compensarte, se te pasa el disgusto, el mal humor y la necesidad de robar a nadie. Ello te evitará sufrir estrés, agresiones y alguna que otra enfermedad relacionada con todo lo anterior.
La vida está llena de personas radicales libres y antioxidantes
Nuestra vida está repleta de personas radicales libres y antioxidantes. Foto vía Shutterstock.
Te pondré otro ejemplo: imagina que tienes un coche y que una mañana, antes de ir al trabajo, ves que alguien te ha robado la antena de radio. En el momento que descubras el hurto, seguramente te alterarás y entrarás en cólera a causa de la “oxidación” que has sufrido.
Para compensar este robo, es posible que sientas la tentación de robar la antena de radio del coche de al lado. Si lo haces, tú mismo te habrás convertido en un radical libre oxidador.
Lógicamente, cuando el propietario del otro coche se dé cuente del robo, éste se pondrá –al igual que te pasó a ti– furioso ante tal “oxidación”. Y puede incluso que, para compensar su desgracia, sienta también la tentación de robar la antena de otro coche, convirtiendo a su propietario en otro radical libre.
Y así, el proceso se alargará indefinidamente hasta que alguien actúe como antioxidante comprando otra antena en lugar de robar la del vecino, en cuyo caso se habrá detenido el efecto dominó oxidativo.
Supongamos que, además del robo de la antena de radio, llegamos al trabajo con retraso y nuestro jefe, no sólo nos da una reprimenda, sino que nos humilla delante de nuestros compañeros.
Más tarde, a la hora de comer, vuelves a tomar el coche y ves que, esta vez, alguien le ha dado un golpe o lo ha rayado, lo cual te perturba todavía más.
Luego, al salir del trabajo, imagina que vas a comprar algo al supermercado y que la cajera se entretiene mucho para pasar los productos y cobrarte. Es posible que pierdas los nervios y le pegues una bronca, convirtiéndola también a ella en un radical libre.
Y también es probable que, al llegar a casa cansado, si tienes un hijo, éste requiera tu atención y quiera que juegues con él un buen rato, aunque estés deseando tumbarte en el sofá. Supongamos que tu hijo haya querido pintar una acuarela y que, durante la sesión artística, al pequeño se le cae el bote de pintura al suelo, dejando una gran mancha en la moqueta y, de rebote, pringando tu ropa del trabajo.
No sería raro que le echaras una bronca de forma exagerada, o que le dieras un bofetón, convirtiendo al inocente niño en otro radical libre. En este contexto, es fácil deducir lo que estás creando a tu alrededor con tu forma de actuar: un entorno de radicales libres furiosos que están deseando empezar a robar electrones al mundo.
El efecto dominó oxidativo y la necesidad de antioxidantes
Los antioxidantes detienen la oxidación de los radicales libres. Foto vía Shutterstock
Pero la acción de los radicales libres no se limita a lo cotidiano y a las relaciones de persona a persona, sino que también se extiende a países y culturas enteras.
A finales del siglo XX, por ejemplo, el gobierno de EEUU justificó una invasión contra Irak en base a una supuesta tenencia de armas de destrucción masiva. La intervención terminó con la muerte de centenares de civiles inocentes y sin prueba alguna de la presencia de dichas armas, convirtiendo a Irak y al resto de países islámicos en un radical libre contra EEUU y los valores occidentales en general.
El 11 de Septiembre de 2001, Al Qaeda, en respuesta a la acción militar americana, derribó las torres gemelas matando a miles de personas, convirtiendo a toda la nación de EEUU en un radical libre, no sólo contra los talibanes en particular, sino contra toda la cultura islámica en general.
Y así, esta cadena de despropósitos y esta espiral de odio creciente podrían extenderse indefinidamente hasta llegar a la destrucción de las dos culturas, o incluso al colapso de todo el planeta, puesto que la acción oxidante es fácilmente transmisible a toda la red de países que tienen relaciones con ambos bandos.
Por suerte, en la vida no sólo hay radicales libres y procesos de oxidación, sino que también encontramos antioxidantes que continuamente compensan la acción nociva de los primeros. De hecho, el mundo está lleno de líderes, benefactores, pensadores y héroes que ayudan a que el mundo sea un lugar mejor.
Recuerdo, por ejemplo, que en la escuela recibí clases de religión cristiana, cuyo líder, Jesucristo, se acabó convirtiendo en uno de los mayores referentes espirituales y religiosos de la historia.
Se dice que Cristo era una persona pacifista y bondadosa, así como un ser comprensivo, compasivo y evolucionado capaz de inculcar valores de amor, respeto y altruismo al prójimo. Y se dice también que, a través de su fe y su sabiduría, era capaz de iluminar a quienes lo rodeaban, e incluso de curar a los enfermos que se le acercaban.
Todas las historias que escuché sobre Jesús me hicieron pensar que éste, además de sanador, gurú y líder, era también un gran conocedor de las leyes y principios universales; pues, de forma consciente o inconsciente, aplicaba los principios básicos de la física, de la química y de otras muchas disciplinas.
Dicen que cuando alguien le daba una bofetada, él no respondía pegando, sino que ponía la otra mejilla. Cuando alguien le ofendía, no sólo perdonaba a su agresor, sino que lo ayudaba. Cuando se encontraba con asesinos, ladrones o estafadores, no los juzgaba, sino que los comprendía, les daba la mano, conversaba con ellos y les ayudaba a seguir el buen camino. Y cuando se encontraba con enfermos y desdichados, los arropaba, los consolaba y los curaba.
Sin duda, Cristo –al igual que otros muchos líderes y reconocidos personajes de la historia– conocía la ley de acción-reacción de Newton y, por tanto, sabía que la violencia genera violencia, y que el amor genera más amor.
Cristo también sabía, tal y como han demostrado los físicos cuánticos, que todos estamos conectados entre nosotros, y que nuestras acciones –sean “buenas o malas”– se transmiten rápidamente hasta los confines del universo, mejorado o perjudicando nuestra propia vida y la de los demás. Por consiguiente, se dedicó a predicar valores de amor y armonía, e intentó que su mensaje llegase a cuantas más personas mejor para construir un mundo donde la luz prevaleciese por encima de la oscuridad.
Cristo sabía también lo que era un radical libre y un antioxidante, y decidió que, aunque se encontrase con todos los radicales libres del mundo en forma de asesinos, violadores, ladrones o estafadores, siempre respondería mediante amor incondicional. Por ello, no sólo era capaz de anular a cualquier radical libre de efecto oxidante, sino también de atajar de raíz el efecto dominó que éstos producen. ¿Cómo? Repartiendo electrones por todo el universo en forma de amor.
Es por eso que, a pesar de su corta vida, Cristo ayudó a crear un mundo mejor y dejó como legado un mensaje que todavía perdura con fuerza en nuestros días. Sin duda alguna, Jesucristo terminó siendo uno de los más grandes antioxidantes de todos los tiempos.
Radical libre o antioxidante ¿Qué tipo de persona eres tú?
Radicales libres y antioxidantes, los 2 tipos de persona: ¿cuál eres tú? Foto vía Shutterstock
Pero no hace falta ser Cristo, la madre Teresa de Calcuta o Gandhi para aplicar las leyes universales.
Tampoco hay que ser Einstein, Newton o Hawkins para conocerlas. Sólo es necesario observar la vida y entenderla, incluyendo este artículo que estás leyendo.
Y entonces basta con elegir. Basta con cambiar tu actitud y tus acciones frente a la vida.
¿Quieres ser un radical libre o prefieres transformarte en un antioxidante?
¿Prefieres repartir incomprensión, rechazo, odio y violencia u optarás por regalarle al mundo comprensión, empatía, tolerancia, compasión y amor?
En el fondo, sólo hay dos tipos de persona: radicales libres y antioxidantes, ¿qué tipo de persona eres tú? ¿Qué tipo de persona quieres ser?
Déjame tu comentario aquí abajo. Será un placer leerte.
P.D. Foto de portada (evil-good-women) vía Shutterstock
Es de lo mejor que he leído en mucho tiempo. Enhorabuena por tus artículos!
Gracias Susanna, me alegro de que te haya gustado. Uno no sabe qué efecto va a producir este tipo de artículo en los lectores.
Celebro que haya resonado en ti, y gracias por tus palabras.
Hola Ubay. Está entretenido el artículo y cargado de razón. Pero de verdad hay días imposibles para ser un antioxidante. Las noticias están cargadas de radicales libres y aquí donde vivo hay montones dispuestos a chupar la alegría.
Generalmente cuento hasta diez, pero te juro que a veces me cuesta. Estoy pensando en irme a vivir al campo donde no escuche más disparates. Pero la verdad necesito esto, internet, esta ventana abierta al mundo a través de la que me llegas tú y gente como tú que me ayudáis a no ser una radical libre, ¡que bueno es esto!, pero también me llegan los otros. Superarlos es el reto.
Gracias, Ubay, como siempre una bocanada de aire fresco.
Hola Carmen,
Sí, no siempre es fácil ser antioxidante. Y todos, en algún momento, hemos sido radicales libres para alguna persona.
Pero ahí está el reto. A pesar de todo lo negativo que pueda rodearnos, no dejarse llevar y acabar conviertiéndonos en radicales libres. Cada vez que encajamos un golpe o una mala experiencia y sabemos mandar de vuelta compresión, amor o lecciones positivas al estamos contribuyendo a mejorar el mundo. Pues, tanto lo bueno como lo malo, se extiende rápidamente y tiene repercusiones en nuestro entorno.
Espero que esta idea cale hondo y condiciones positivamente nuestros actos futuros.
Un abrazo y muchas gracias por tu aportación y por tus palabras.
Antioxidante por supuesto, pero es obvio que antes s tiene que ser radical libre, y como todo el que quiera descubrirse tendrá que empezar el proceso de la antioxidacion…
Casi siempre, incluso sin querer, somos en algún momento radical libre. Es parte del proceso de aprendizaje.
A veces es necesario pasar por ahí para ver lo que uno no quiere ser (radical libre) y, posteriormente, aspirar a ser antioxidante.
Gracias por comentar y compartir Martha (antioxidante) 😉
Hola Ubay,
MI enhorabuena, por este artículo, fascinante e impresionante, por las palabras que has usado y únicas,, y
La verdad, me ha gustado mucho,
Y si, es cierto, todo lo que dices,,,
Por ejemplo, en la cola del supermercado, una larga cola, una
persona, radical libre, se pone a faltar respeto y enfadarse, contagia rápidamente al resto (efecto dominó).
Una vez, me pasó, en la cola de un supermercado, la persona era radical libre, entonces, opté, no hacerle caso, se paró,,, El efecto dominó,,,,
Es una disciplina, que con el tiempo se aprende, Siempre, como dices, No hace falta ser, un iluminado renombrado, podemos _SER_Lo que queramos, con unos principios y valores, siempre aprendiendo a equilibrar, nuestras emociones, domar las, con paciencia, perseverancia y voluntad de hacerlo, para crear un mundo mejor,,,,
Un gran abrazo, Te veo muy bien, cosa que me alegra mucho,,,,,,, 😘
Hola Toñi…
Celebro que te haya gustado este artículo.
Y me alegro que hayas experimentado y comprendido cómo actúan los radicales libres, y como su efecto se transmite en cadena (efecto dominó). Por suerte, siendo conscientes de ello, podemos elegir en qué convertirnos. Y como bien dices, no hay que ser un iluminado para intentar ser un antioxidante y contribuir a crear un mundo mejor.
Un fuerte abrazo y hasta la próxima Toñi
qué buen artículo!!!!
Creo que la mayoría nos movemos entre ambos tipos. A veces somos radicales libres y otras antioxidantes. Pienso que hay que tener mucha fortaleza y autocontrol para no dejarse llevar, por ese «efecto dominó» que comenta Toñi. Pero bueno, si al menos somos capaces de no iniciar nosotros el dominó… creo que ese es ya un gran paso. Y si ya, en alguna ocasión, incluso conseguimos detenerlo… pues aun mejor.
No soy una persona religiosa, pero siempre me ha apasionado la figura de Cristo. Qué pena que su mensaje haya sido tan mal entendido a lo largo de los siglos.
Hola Amaya…
Qué bueno que te haya gustado el texto.
Efectivamente, todos somos o hemos sido en algún momento ambas versiones. Sin embargo, cuando llegamos a un cierto grado de conciencia, es nuestra decisión y nuestro deber elegir en qué queremos convertirnos para hacer nuestra contribución al mundo, sea positiva o negativa. Pero no hay que olvidar que todos estamos relacionados con todos, con lo cual, todo acaba repercutiendo sobre nosotros mismos.
Por cierto, yo tampoco soy religioso. Soy de todas y de ninguna religón, pero, sobre tod, de la mía propia. Ese es el problema de las grandes religiones, que acaban conviertiéndose ne herramientas de control de las masas para el beneficio de unos pocos.
Un abrazo y gracias por comentar y compartir
Que bello artículo!! Me ha hecho pensar mucho y decidir en cambiar. No dejar que la ira me domine. Trataré de ser un antioxidante de ahora en mas.Gracias Ubay!! Un abrazo!
Hola Tess,
Me alegro mucho oír tu comentario. Si leyendo este artículo has conseguido convertirte en un antixoidante, escribir este texto habrá valido mucho la pena para mí;-)
Gracias por hacérmelo saber
¡Un abrazo y hasta la próxima!
Genial Ubay,
Tal cual como la vida misma, explicado desde la ciencia.
Eres un crack, un 10 por tu artículo.
Un saludo!!!
Hola Ruben…
Me alegro de que te haya gustado el artículo. Efectivamente, he querido explicarlo desde la ciencia porque los mismos principios que rigen la física o la química aplicados a las moléculas o los átomos son, en realidad, los mismos que rigen nuestro día a día. Queda claro en el artículo, ¿no? 🙂
Muchas gracias por compartir y comentar 😉
Un abrazo
Hay que convertirnos en antioxidantes porque como mencionas la vida esta llena de radicales libres.
Supongo que es toda una labor interna profunda el enfocarnos en dar incondicionalmente, sin tomar en cuenta si nos encontramos con buenas o malas condiciones en el exterior.
Y que mejor ejemplo de antioxidante que Cristo que fue de los pioneros en enseñarnos sobre el amor y muchos valores importantes, y ni hablar del resto de los gurus que han venido a transmitirnos de su paz y su dicha.
Hay que seguir sus ejemplos.
¡Saludos Ubay!
Exactamente Ricardo, estoy de acuerdo contigo al 100%
Ser antioxidante en un mundo lleno de radicales libres, no es sólo un acto de fortaleza y valentía, sino un compromiso y una necesidad si queremos que este mundo se convierta en un lugar mejor.
Cristo fue un ejemplo de ello, pero, como bien dices, hay muchos otros líderes y gurús; pero, además, cada día podemos ver muchos otros héroes anónimos que, con pequeños gestos y acciones silenciosas ponen su granito de arena en hacer que valga la pena vivir esta vida.
Un abrazo y hasta la próxima
Hola Ubay
Yo me identifico bien con los antioxidantes, si he entendido bien el artículo creo que es porque soy menos conflictivo, conciliador y sobre todo porque siempre intento ayudar a los demás.
Aunque a veces se me cortan los circuitos y me vuelvo en un radical libre, en fin… supongo que también depende del día.
¿Crees que se puede encontrar el equilibrio o una persona es como es y ya?
Supongo que alguien que sera radical libre le constara muchísimo cambiar, creo que debería de pasar por un proceso interior brutal verdad.
Ya me dirás, Tú eres el terapeuta.
Un abrazo.
Hola David,
Me alegro que te veas a ti mismo como antioxidante. Es bueno ser consciente de lo que uno es o, por lo menos, de lo que uno quiere ser.
Y, como ya dije por ahí arriba, aunque queramos ser los mayores antioxidantes del mundo, siempre, en algún momento, actuamos o hemos actuado como radicales libres.
Por supuesto que se puede pasar de radical libre a antioxidante, o vice-versa. A veces por convencimiento propio, otras por experiencias externas y en otras ocasiones por simples cambios de ciclo de vida. Pero también está claro que cada molécula nace con un talento, don o característica especial.
En este caso, yo soy más bien, el filósofo 😉 Pero todos lo somos un poquito, así que toda opinión es válida y bienvenida.
Un fuerte abrazo
Hola Ubay,
la verdad que me ha gustado tantísimo el artículo que no sabes cuánto me he emocionado, cuánto me he emocionado y cuánto me has hecho trascender.
Personalmente creo que en el fondo siempre he sido bastante antioxidante porque siempre intento entender el por qué de las acciones o palabras de otras personas, a veces ha sido difícil porque me he encontrado demasiadas críticas, me decían que era tonta o «bienqueda» o historias parecidas… y también es verdad que a veces resulta misión imposible entender al otro, no pensar mal y ser antioxidante…
Pero también he pasado por épocas de experiencias traumáticas en mi vida en las que he intentado apoyarme en las personas que entonces tenía cerca, que creía amigas y amigos y que han decidido dejar de relacionarse conmigo porque no soportaban que fuera tan negativa ni las cosas que había hecho, transmitir mis sentimientos y preocupaciones que entonces eran horribles eran bastante difíciles de gestionar era ser negativa…y la verdad he estado muchos años creyéndome que la gente no quería estar a mi lado por ser alguien despreciable, por ser tóxica, casi podría decir que hasta este mismo momento que he acabado de leer tu artículo porque al principio, en cuanto comenzó la explicación de los radicales libres, me venía a la cabeza todo lo que esas personas me dijeron en su momento y pensaba que yo era así…
Sin embargo, según iba leyendo me he dado cuenta de que, quizá tenga algo de antioxidante, toda mi vida he escuchado atentamente a las personas que quería cuando me contaban sus problemas, inconvenientes diarios, preocupaciones, experiencias difíciles o traumas, intentando aportar siempre lo mejor de mí, entender a quien tenía en frente, arroparle y aconsejarle intentando sanar su malestar, cuando tengo conflictos o problemas con una persona siempre busco que haya comunicación, explico las cosas como las he vivido, a veces soy tan sincera en cuanto a mi visión de las circunstancias y mis sentimientos que incluso dicen que soy pesada (la mayoría), burra (algunos) o genial (muy poquitos).
Y al final me ha surgido una duda… Cuándo una persona nos desprecia, nos ignora o de alguna manera nos hace sentir maltratados emocionalmente, ¿cómo podemos ser antioxidantes con esas personas si no somos capaces de no sentirnos mal continuamente hagamos lo que hagamos a pesar de haber trabajado y trascendido con profesionales la emoción oculta?
Siento si me he extendido demasiado, GRACIAS de corazón por antioxidarnos a unos niveles tan tan bellos.
Un abrazo enorme
Hola Raquel,
Me alegro muchísimo de que te haya gustado tanto el artículo y que te haya aportado tanto a nivel personal.
Siempre es difícil ser rechazado por la gente que quieres por ser como eres. En ese caso, probablemente, no eran las personas adecuadas para ti. Te ayudaron a conocerte a ti misma, pero no eran las adecuadas para que siguieras creciendo y evolucionando personalmente.
Cuando eso nos ocurre, solemos entrar en crisis si no estamos seguros de nosotros mismos y no tenemos bien definido nuestro ego o nuestra personalidad. Seguramente te sentías como el grano de arena que describo en este artículo.
https://viajealaesencia.com/parabola-grano-de-arena/
Por otra parte, todos tenemos una parte de antioxidante y otra de radical libre que se manifiestan inconscientemente en el mundo. Lo importante es que tú, conscientemente, decidas cuál quieres ser y actúes para lograrlo con esmero.
En cuanto a tu pregunta. Asumo que cuando hablas de trascender la emoción oculta, te refieres a que has aprendido a escucharla y a usarla para tomar decisiones y guiarte en la vida. Tal y como hablaba en este artículo: https://viajealaesencia.com/emocion-oculta-plexo-solar/
Mi respuesta es: amando a estas personas. Si te hacen sentir mal no es su problema, es el tuyo. Lo conseguirás probablemente con el tiempo. Es decir, habrá un día que las personas que no te acepten, te critiquen o se alejen de ti por ser como eres no tendrán ningún efecto negativo sobre tu persona; serás capaz de percibirlas de forma empática y entendiendo las carencias que las lleva a reaccionar negativamente hacia ti. Eso no te afectará, pues tú seguirás tu camino y dedicarás tu tiempo a relacionarte con personas afines, no con personas que no te entienden o que intentan hacerte daño.
En ese punto, serás capaz de amarlas igualmente, porque las verás desde la la comprensión y la compasión. Por tanto, su acción no te impedirá seguir siendo un antioxidante con ellas y, por supuesto, con el resto del mundo.
Pero del dicho al hecho hay un gran trabajo de por medio. Así que te animo a seguir trascendiendo y a seguir antioxidando tanto como puedas, por muchos radicales libres que haya tu alrededor.
¡Un fuerte abrazo y hasta la próxima! Y gracias por tu comentario y reflexiones.
Soy un Antioxidante, pero a veces soy el peor radical Libre, sobre todo cuando me quieren convertir en eu radical libre con la mentira y el engaño. Ejemplo….
Movistar, Edesur, Fibertel, AySA, Metrogas, los Gobernantes de turno, etc
Jajaja…Créeme Gabriel que te entiendo perfectamente. Y creo que la mayoría de lectores también lo harán.
Como decía, ser antioxidante es muy duro en un mundo lleno de radicales libres…A pesar de todo, siempre es bueno hacer un esfuerzo por no oxidar a los demás. Si no, se vuelve en una espiral negativa sin retorno.
De todas formas, cuenta conmigo para aplastar a según qué radicales libres que comentas, seguramente ayudaríamos a crear un mundo mejor.
¡Saludos!
Muy buena reflexión y analogía. Una forma de verlo interesante y distinta que aporta otro foco.
Me alegra que te haya gustado.
Un abrazo
Amigo (custodia alma). Gracias, gracias, gracias por la creación que hecha ya esta. hermoso articulo creaste hermano mio. bendiciones a tu mente y alma que se pusieron en juego para plasmar tan lindo material. La repuesta de todo esta en el pensamiento, palabra y obra del líder numero 1 que conoció la historia registrada, Jesús Cristo. El CRISTO. Abrazo al alma, bendiciones infinitas para quien lo lea.
Me alegro de que te gustara el artículo. Un fuerte abrazo, Guillermo.