¿Eres una persona envidiosa?
Lo seas o no, seguro que has experimentado esa emoción o sentimiento muchas veces en tu vida, pues es algo inherente al ser humano.
Pero no te preocupes, aunque te declares como alguien envidioso, no todo está perdido. De hecho, serlo es una ventaja cuando sabes comprender y encauzar esta emoción de la mejor forma posible.
Para lograrlo, lo primero por conocer es…
El poder de las emociones y el secreto que éstas ocultan
Las emociones son muy potentes. ¿Qué puede ser más fuerte que la tristeza, la ira el rencor o la alegría? ¿Qué puede ser más intenso que el sufrimiento por amor o la felicidad de ver nacer a un hijo? Las emociones son tan poderosas que cuando se manifiestan de forma descontrolada en nuestra vida son capaces de secuestrar nuestra mente y nuestra Esencia para obligarnos a actuar exclusivamente en función de sus designios.
Pero, -¿De dónde provienen las emociones?-nos podríamos preguntar. Si respondemos esta pregunta desde una perspectiva anatómico-biológica estaremos de acuerdo en la respuesta: del cuerpo. El cuerpo, gracias a diversos procesos bioquímicos en los que están implicados neurotransmisores, hormonas y otras sustancias químicas, produce las emociones. Emociones que somos capaces de percibir gracias a terminaciones nerviosas y receptores sensitivos situados en zonas estratégica de nuestra anatomía.
Sin embargo, si ampliamos nuestras miras algo más, vemos que lo interesante de la cuestión es que gracias a las emociones que produce nuestro cuerpo también obtenemos información de lo que pasa en nuestra mente e incluso en nuestra alma. Dicho de otra forma, las emociones no sólo son manifestaciones primitivas del cuerpo que condicionan nuestro carácter sino que también pueden excelentes guías internas que permiten conocernos a nosotros mismos y tomar mejores decisiones en nuestra vida.
Y es aquí donde entra en juego, por ejemplo, la envida…
Convirtiendo la envidia en tu mejor aliado
La envidia no tiene por qué ser mala. Su verdadera función es la de ayudar a encontrar nuestro camino, pues es un sentimiento que se activa inconscientemente al toparnos con situaciones afines. Por tanto, si la usamos correctamente, la envidia nos ayudará a tomar decisiones, a saber qué queremos en la vida y a conocernos mejor a nosotros mismos.
El proceso para lograrlo es simple: focalízate en la envidia que sientes de los demás o incluso de ti mismo cuando te imaginas realizando actividades que te llaman la atención o proyectos con los que sueñas. Acto seguido, no tienes más que elegir para tu vida aquello que mayor envidia te genere, pero elije siempre desde lo más profundo de tu ser y no desde la superficialidad de tu ego. Esa elección te llevará siempre al mejor camino posible y al mejor futuro con el que podrías soñar. Me explico…
Muchas veces no sabíamos que nos interesaba un deporte en particular hasta que vimos a alguien practicarlo, lo cual nos generó envidia en un primer momento y ganas de iniciarnos en él después. A veces no somos conscientes de que sentimos pasión por los viajes hasta que vemos las fotografías de alguien que no para de hacerlo, momento en que decidimos comprarnos los pasajes hacia nuestra primera destinación exótica. Muchas personas no saben qué profesión quieren realizar hasta que un día se topan con alguien que la realiza, lo cual despierta una envidia que les motiva a realizar los estudios necesarios para desempeñarla. O puede que no tuviéramos ni idea de lo positivo que sería para nosotros meditar hasta el día que vimos un grupo de personas haciéndolo en la playa. Ello nos generó curiosidad, luego envidia y, finalmente, nos interesamos por esa técnica hasta que empezamos a practicarla regularmente.
Tal como decía al principio, la envidia es una herramienta válida para encontrar muchas respuestas sobre nosotros mismos. Nos ayuda a descubrir qué nos gusta, saber qué necesitamos, desvelar qué nos emociona o sentir qué nos motiva. Por consiguiente, es una excelente herramienta a la hora de guiar nuestros pasos y encontrar nuestro camino.
Desgraciadamente hoy en día las personas hemos desarrollado una mala costumbre. Hemos adquirido el mal hábito de cultivar sentimientos de rechazo e incluso de odio hacia la persona envidiada, es decir, hacia las personas que hacen o tienen aquello que desearíamos para nosotros mismos. ¿Por qué motivo? Tal vez sea a causa de un complejo de inferioridad respecto a esa otra persona o quizás sea un signo de baja autoestima o confianza en uno mismo. Cada cuál tendrá sus motivos para reaccionar de esa forma.
Sea cual sea la razón, todos tenemos una capacidad prácticamente ilimitada de ser, tener o hacer todo aquello que nos proponemos cuando elegimos correctamente y ponemos todo nuestro empeño en ello. Si fuéramos conscientes de este hecho, cualquier atisbo de envidia destructiva desaparecería automáticamente de nuestro corazón. Y entonces, en lugar de gastar nuestra energía inútilmente en desacreditar a aquéllos que envidiamos, empezaríamos a admirarlos y nos focalizaríamos en perseguir de forma constructiva lo mismo que ellos consiguieron.
Sírvete de la envidia como una guía interna para encontrarte, conocerte a ti mismo y reconocer aquello con lo que sueñas para, posteriormente, ir a por ello con determinación. Y por el camino, no olvides mostrar agradecimiento hacia las personas que envidias, porque son ellas las que te muestran una parte de ti mismo y una parte de la senda hacia tu crecimiento personal.
Y por hoy, creo que ya hablado bastante.
Ahora te toca hablar a ti: ¿Estás de acuerdo con lo que acabo de contar sobre la envidia? ¿Te consideras una persona envidiosa? ¿Sabes sacarle a la envidia todo el partido y convertirla en tu mejor aliada? Me encantaría que nos dejaras tu comentario al respecto…
Nahana dice
Jajajaj! Me gusto la foto de la niña con la piruleta!!
Pues si.
Es así como gestionar la envidia.
Pero es mejor que la envidia no nos visite a menudo.
A ser posible nunca.
Para mi la envidia es un sentimiento innecesario .
Si tienes la seguridad suficiente en ti mismo y la capacidad de ver en los demás una posibilidad de crecer desde la admiración y no la envidia, la envidia sobra.
Si creces por envidia , algunas veces creces para ser igual o mejor que el que te da envidia. otras creces por un sentimiento de inferioridad, otras esa envidia te hace sentir pequeño y creces porque no quieres sentirte asi mas, otras veces la envidia te hace sentir mal por sentirla simplemente por alguien a quien amas y asi….millones de maneras que cada uno tiene de sentir la envidia….Cada uno tiene su manera.
Podemos como tu bien dices , sublimarla : Convertir algo que nos provoca un sentimiento no agradable en algo bueno y agradable para nosotros
Hay siempre varias maneras de aprender algo…
Yo siempre digo que una puede aprender mucho a hostias ( yo soy especialista) , pero eso no quita que siga pensando que es mucho mejor aprender a besos aunque tarde mas.
Si creces por admiración, creces para aprender cosas de los maestros que te encuentras por el camino.
Convertir la envidia en admiración es muy buena técnica ,pero no tener ni que convertirla porque nuestra satisfacción con nosotros mismos no encaja con sentir envidia sino admiración suena mejor , no es cierto?.
Has sentido alguna vez envidia de aquellos que siguen el matrix como buenos ciudadanos y están totalmente adaptados a ella y felices ?
Yo si! Muchísimas veces he deseado ser como mis amigos de infancia y estoy completamente segura de que en mi caso , no fue nunca una señal de que debía quedarme en mi pueblo y casarme con uno de los chicos del grupo que ya había sido pareja de 3 de mis amigas del grupo, y quedar allí encerrada en un «lo de siempre» que a otros tan felices les hace…
Yo admiro en la gente ciertas capacidades que a mi me cuesta tener. Y admiro a otra gente en su conjunto por como son. Admiro cosas de cada uno y ahora intento aprender de ello .
En el Lidel de mi barrio hay un chico que lleva toda su vida trabajando allí.
Tiene unos 26 años y es muy rápido gestionando y solucionando lo que sea que suceda.
Con su buen humor y su sonrisa hace que cada día que voy a comprar allí me vaya con pensando: que tío mas genial!! que buen rollo que lleva el chaval!! Me encantaría ser así!!
Un dia le dije: «Tu podrías estar trabajando en mil otros sitios mejores que este! Por que trabajas aquí?»
Y me dijo: «Oh! Me encanta trabajar aquí , casi siempre viene la misma gente , como tú por ejemplo, y me gusta el trato con el público . Hago bien mi trabajo y no es muy complicado. Me da tiempo para mis hobbies y me pagan suficiente para mis gastos . No necesito otro trabajo. Si un día mis necesidades cambiasen. cambiare mi trabajo.» y sonrio diciendome: » But thank u for thinking about me!! guauu!! »
Es un lindo mi cajero de Lidel y le admiro.
Soy su fan.
Envidia su vida no me da no…
Envidia su actitud tampoco….
Simplemente le admiro y aprendo de el cada vez que voy a comprar aceite de oliva.
Ubay Serra Sánchez dice
Hola Andrea! Gracias por esta reflexión y este bonito ejemplo del chico del Lidl! Estoy de acuerdo con lo que dices. Yo pienso que la envidia es un sentimiento inherente al ser humano que ejerce de mensajero entre el alma y nuestra conciencia. Es simplemente una herramienta que, bien encauzada, contribuye a nuestro crecimiento personal. Por desgracia, por X motivos, tendemos a transformarla en frustración, rechazo u odio hacia la persona que nos la produce.
Y sí, todos envidiamos lo que no tenemos y quisiéramos tener; lo que no somos y quisiéramos ser. Lástima que a veces quien habla es nuestra mente y no nuestra alma. En el caso del chico del Lidl creo que esa envidia te muestra un magnífico camino a seguir: aprender a ser feliz con poco y disfrutar plenamente de lo que hagas, sea lo que sea. Es algo admirable que todos deberíamos aprender e incorporar a nuestra vida.
Un abrazo!
David dice
¡Hola Ubay! Parece que la sincronía funciona y me viene «al pelo» tu entrada.
En primer lugar creo que partimos de un lugar equivocado cuando sentimos envidia, porsupuesto que es muy humano ese tipo de sentimiento que viene siendo «lo que tiene ese en su vida lo quiero yo en la mía» pero estarás deacuerdo conmigo que muchas veces (muchísimas) solo vemos la parte boníta del éxito de los demás. No sabemos lo que «ha sufrido» las luchas internas, las tensiones, el estrés, o noches de imsomnio, por ponerlo muy negro. El éxito de otros para mi es la consecuencia de mucho trabajo y una actitud ferrea al propósito en cuestión. Cuando vemos ese éxito solemos decir algo así como, …que suerte tiene el cabronazo… …esque él tiene talento y yo no… …algunos nacen con estrella y otros estrellados… …viene de una buena familia que le ha ayudado… y así infinidad de afirmaciones negativas que hacen sentirnos desmerecedores de la abundancia que se presenta en la vida, como no creemos en la abundancia y la vida es muy generosa, esta nos da abundancia pero abundancia de fracasos por que no nos creemos merecedores y alfinal no tenemos lo que queremos por que tenemos lo que creemos merecer. El que aquí escribe ha pasado por varios procesos y e visto como la voz de mi mente son las opiniones de los otros y como bien dices, tenemos que aprender a escuchar nuestra voz interna y luego atreverte a seguirla que es siempre riesgo, un constante salto al vacío que por mi experiencia casi nadie quiere pagar por que el precio es muy alto. Por eso hay muchas víctimas pobres y pocos admirables ricos. La envidia siempre es del pobre que porsupuesto tiene mente pobre y que cree que quiere algo, pero no lo quiere realmente porque cuando ve el precio que hay que pagar, el ego, muy aconstumbrado a su zona de confort intentará todo lo posible para no dar un salto a lo desconocido, por que eso implicaría perder lo seguro y vivir incómodo constantemente. En definitiva, es más fácil posicionarse en el papel de víctima y justificar tus fracasos y sentir envidia de los que tienen éxito e insisto que nunca pensamamos en la parte «fea» del éxito, su antesala, solo vemos el producto final y creemos querer eso para nuestras vidas cuando ni locos pagaríamos ese precio. Opino que hay que ser honestos y consecuentes e intentar averiguar si queremos algo para nuestra vida, primero conocer integralmente todos los aspectos de eso que queremos y segundo preguntarnos si queremos pagar el precio que nos llevará a tener ese mismo o diferente resultado. La verdad que mis sentimientos actuales hacía personas que tienen unos valores y realizan ciertas acciones que me gustaría realizar es de profunda admiración y siempre que tengo la oportunidad soy muy pesado y pregunto pregunto y prenguto. También siento un fuerte deseo de que les siga yendo igual de bien o más. Por eso y como yo quiero también iniciar un proyecto Bloggin te deseo todos los éxitos Ubay. Abrazos
Ubay Serra Sánchez dice
Hola David!
Muchas gracias por tu extenso comentario y tus profundas reflexiones. La verdad es que tengo poco que decir al respecto porque aunque no he hablado sobre algunos temas que comentas, estoy plenamente de acuerdo con ellos.
Por ejemplo, que la gente prefiere ponerse en la posición cómoda de no moverse de su zona de confort mientras critica cómodamente el éxito ajeno. Un éxito que a veces ni desea ni, por supuesto, están dispuestos a luchar por él.
Pero, como decía en el artículo, hay que saber qué es lo que queremos desde lo más profundo de nosotros (no desde el ego), ser realistas e ir a por ello con esfuerzo y determinación sin olvidar admirar a la persona que envidiamos por ayudarnos a encontrar nuestro camino.
Por último, decirte que me alegro que enfoques la envidia sanamente, desde la admiración ajena de las personas a las que envidias y con la curiosidad necesaria para preguntar y aprender de ellos. Si todo el mundo lo enfocara así, viviríamos en un mundo mejor.
Y para concluir, desearte también lo mejor en tu futuro proyecto de blogging, espero que me mantengas informado…
Un abrazo
Sara dice
Me a servido de mucha ayuda. No soy nada celosa al contrario siempre me alegro por los demás, pero hay una persona en concreto por la que siento envidia, tanto, que hasta había pensado dejar de verla (jamás querría nada malo para ella). Al leer esto me a echo verlo de otra manera y me parece hasta un claro aprendizaje. Muchas gracias y un abrazo !
Ubay Serra Sánchez dice
¡Hola Sara!
Me alegro mucho de que el artículo te haya ayudado a ver las cosas de otra manera. La envidia puede ser muy destructiva, pero bien canalizada es una fuente de energía que nos ayuda a crecer, a agradecer, a conocernos a nosotros mismos y a luchar por nuestros sueños.
Gracias a ti por comentar y compartir
¡Un abrazo!