¿Cómo cruzar el río Amazonas?
Esta es la pregunta clave cuando te planteas recorrer –total o parcialmente– el río más caudaloso del mundo.
Para empezar, decirte que el río Amazonas tiene más de 6.000 kilómetros de largo y casi 50 de ancho en época de lluvias. Además, sus infinitos afluentes se infiltran por cada rincón de la selva amazónica de 9 países distintos (Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Bolivia, Guyana, Surinam y Guayana francesa).
Por tanto, entenderás que cruzar el río Amazonas puede llevarte meses y que, para ello, puedes usar multitud de transportes fluviales: fuera-bordas, botes rápidos, canoas tradicionales, embarcaciones públicas lentas…
Por ese motivo, voy a tomar como referencia un trayecto largo (Manaos-Tabatinga (frontera con Colombia, al lado de Leticia)) y compararé las dos opciones más comunes para recorrerlo.
Seguidamente, te contaré mi experiencia personal en la opción que elegí y, para terminar, abriré un apartado para otras opciones.
Espero que te sea útil.
Contents
Ruta desde Manaos hasta Tabatinga por el río Amazonas, más de 1000 kilómetros de trayecto. Foto: Google Maps.
1. Las 2 opciones más comunes para cruzar el río Amazonas, pros y contras
Para ir de Manaos –en pleno corazón del Amazonas– hasta Tabatinga (a unos 1.100 kilómetros al oeste, en la frontera con Colombia) existen 2 opciones principales.
Los tickets para ambas opciones pueden comprarse en el puerto fluvial de Manaos, donde se encuentran la mayoría de empresas dedicadas a ello.
1.1. Embarcación regional
La embarcación regional es un típico bote de madera y metal de tres piso que resulta imponente y vistoso a nivel estético.
Este tipo de transporte es el más barato (algo más de 120 euros al cambio en aquel momento), pero también el más lento para cruzar el río Amazonas: tarda 6 días en recorrer el trayecto.
Durante los días previos, había hablado con varios viajeros, y todos me desaconsejaron tomar este transporte por varios motivos:
- El trayecto se hace eternamente lento.
- Las embarcaciones suelen estar sucias y van repletas de gente.
- Hay frecuentes robos, con lo que tienes que estar permanentemente atento a tus pertenencias (a un colega, por ejemplo, le robaron el ordenador, aunque lo recuperó al día siguiente tras ofrecer por los altavoces 500 reales).
Imagen de un típico bote regional de 3 pisos a punto para cruzar el río Amazonas.
1.2. Ferry rápido
El ferry rápido es una embarcación más moderna, de un solo piso y que es impulsado por motores mucho más potentes.
Este tipo de transporte es el más caro para cruzar el río Amazonas (alrededor de 200 euros al cambio en aquel momento), pero también el más rápido: tarda sólo 36 horas en hacer el mismo trayecto de 1.100 kilómetros.
No coincidí con ningún viajero que hubiera utilizado aquel transporte pero, por la información que recabé, parecía un transporte:
- Cómodo, limpio y con opciones de entretenimiento.
- Climatizado y con comida decente.
- Cada pasajero dispone de un asiento asignado. Sin embargo, no hay camas; ni posibilidad de dormir en hamaca, como sí ocurre en las embarcaciones regionales.
Un ferry rápido, la segunda opción principal para recorrer el Amazonas.
1.3. Mi elección para cruzar el río Amazonas y los motivos
Finalmente, tras valorar los pros y los contras con Matías –el viajero con el que compartía ruta en aquel momento– decidimos cruzar el río Amazonas en ferry rápido.
Pensé que valía la pena ahorrarse 4 días y medio de viaje y pagar algo más de dinero.
Anteriormente, ya había realizado grandes recorridos en transportes públicos precarios; con lo que, en aquel momento, no quise arriesgarme a embarcarme en otro.
Por otra parte, en cualquiera de estas 2 opciones para cruzar el río Amazonas, el interés turístico es nulo; ya que no había paradas en lugares bonitos ni grandes paisajes que ver, aparte de la inmensidad omnipresente del río.
Sí hay, tal vez, un interés antropológico: el de contactar con gente local y observar la realidad de su día a día.
2. Mi experiencia personal en Ferry Rápido: Manaos-Tabatinga (frontera colombiana)
2.1. La experiencia de cruzar el río Amazonas
Salimos de Manaos puntualmente a las siete de la mañana y, tal y como prometían, se trataba de una embarcación pulcra y limpia en la que cada pasajero tenía su pequeño asiento asignado.
También había varias pantallas de televisión en la que emitían videoclips de música y películas. También disponíamos de aire condicionado.
Por desgracia, al igual que me sucedió en los transportes de Venezuela, el aire condicionado empezó a congelarme hasta los huesos.
La solución la encontré en la parte trasera de la embarcación, una zona con sofás y sin aire condicionado. Pasé allí la mayor parte del viaje, con las piernas estiradas y leyendo o escribiendo con mi ordenador.
También me entretuve con las frecuentes visitas de mi amigo Matías y otras personas que iba conociendo, como viajeros de otros países o gente local que se emborrachaba tomando una cerveza tras otra.
Izquierda: el interior del ferry rápido. Derecha: mi compañero de viaje Matías visitándome en la parte posterior de la embarcación.
2.2. Comida
Fue de lo mejor del viaje.
Las comidas y cenas parecían caseras, y solían consistir arroz y pasta, frijoles con farofa (harina de mandioca), ensalada o ensaladilla rusa y algo de carne o pescado.
También sirvieron desayunos y meriendas simples a base de café, té y chocolate acompañados con galletas, bollos o sándwiches tipo “bikini”.
La comida, uno de los puntos fuertes del trayecto en el ferry rápido.
2.3. ¿Dónde se duerme?
Este punto fue, junto con el gélido aire condicionado, lo peor del viaje.
En realidad, no hay ningún lugar donde dormir, así que estás obligado a dar las pequeñas cabezaditas que tu cuerpo te permita dar estando sentado y que, en mi caso, no son muchas.
Por suerte, encontré una alternativa: dormir en el suelo de la parte posterior del barco, sobre la moqueta y con uno de los cojines de que había en los sofás (que no pude usar porque estaban ocupados por otros pasajeros).
La verdad es que dormí como un bebé: mecido por los vaivenes del bote y calentito gracias al calor que desprendían los motores, situados justo debajo. El continuo ruido que éstos hacían, más que desvelarme, contribuyeron a que durmiese más tranquilo.
2.4. ¿Aconsejas cruzar el río Amazonas en Ferry rápido?
Finalmente, llegamos a Tabatinga a las 7 de la tarde, justo 36 horas después de salir de Manaos. De ahí, cruzamos por tierra a la ciudad de Leticia (Colombia), y pude proseguir mi viaje a lo largo de este país.
Me encanta hacer largos trayectos para ordenar mis ideas, dedicarme a la introspección y recargar las pilas. No obstante, tras un día y medio metido en el ferry, acabé cansado y con el trasero plano de pasar tanto tiempo sentado.
No me quiero ni imaginar lo que hubiera sido estar 6 días seguidos metido en un barco repleto de gente y pendiente de mis cosas en todo momento por miedo a los frecuentes robos que suele haber.
Pasajeros de un barco regional con el que nos cruzamos. Detrás, sus hamacas. ¡Qué largos se me hubieran hecho 6 días ahí…!
Por ello, considero que aquel viaje (a pesar de ser más caro y de tener que dormir en el suelo) compensó los días de más que hubiera tardado en una embarcación regional.
No obstante, me gustaría preguntarte…
3. ¿Qué otras opciones conoces para cruzar el río Amazonas?
Como ya dije al principio, existen muchos otros trayectos que pueden hacerse por río Amazonas, y también existen muchas otras alternativas de trasporte fluvial que no conozco.
Por ello, creo que la mejor forma de crear un artículo más completo y fidedigno es a través de la opinión y experiencia de otros viajeros.
Por tanto, si has tenido la posibilidad de cruzar –total o parcialmente– el río Amazonas, me gustaría saber:
- ¿Qué otros trayectos has recorrido a lo largo de este río?
- ¿Qué tipo de trasporte utilizaste?
- ¿Cuál fue tu experiencia o vivencia personal? ¿La recomendarías o no?
- Si tú también has podido cruzar el río Amazonas en algunas de las 2 opciones que he comentado, ¿estás de acuerdo con lo que has leído? ¿Cómo viviste la experiencia? ¿Existen actualmente otras alternativas?
De momento, eso es todo lo que tenía que contarte acerca de cómo cruzar el río Amazonas.
Ahora, espero que seas tú quien me cuente su propia experiencia, en el caso que la tengas.
Y gracias de antemano por ayudarme a que este artículo sea mucho más completo y detallado.
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