¿Cuántas veces has oído (o leído) la frase “sé tú mismo”? Yo muchas; demasiadas, ya que no siempre va acompañada del trasfondo que la hace valiosa.
Sin embargo, también he oído (y leído) la frase “no seas tú mismo”. Quizás en este caso no demasiadas, ya que por lo chocante del enunciado, se hace necesaria una explicación.
Cuando oí la primera frase, “se tú mismo”, le encontré sentido. No hay que dejarse influenciar por los demás, debo ser yo, tener mi propia personalidad.
Sin embargo, cuando oí por primera vez la segunda frase “no seas tú mismo” y escuche su explicación; ¡también tenía sentido!
Esto provocó un cortocircuito en mi cerebro e hizo que me parase a reflexionar sobre esta paradoja.
1. ¿Debes dejar de ser tú mismo?
Lo cierto es que si alguien te sugiere que dejes de ser tú mismo, es posible que no te siente del todo bien.
Pensarás que tú eres así y que si a alguien no le gusta es problema suyo.
Pero… ¿Qué ocurre cuando no te gustas a ti mismo? O, por lo menos, una parte de ti.
La única solución que se me ocurre es la de hacer caso a aquellos que dicen que dejes de ser tú mismo. Es decir, que cambies aquello que no te gusta de ti.
2. Tu zona de confort
Si estás leyendo este post seguro que has oído hablar de la zona de confort.
Absolutamente todo lo que quieres conseguir en la vida y aún no tienes, está fuera de tu zona de confort ¿Cómo lo sé? Porque si estuviese dentro ya lo tendrías.
La primera vez que leí esta idea fue en un libro de Raimon Samsó, y en ese instante algo hizo “clic” en mi cabeza.
Tendemos a pensar que lo que queremos y no tenemos llegará algún día “por casualidad”, “cuando menos te lo esperes”, pero no te engañes. El camino más rápido y directo es salir ahí afuera a buscarlo.
Y para conseguir aquello que quieres, debes salir de tu zona de confort. No esperar a que se alineen los planetas.
¿Qué ocurre cuando sales de tu zona de confort?
Ocurre que haces cosas nuevas, o haces cosas que ya hacías pero de una manera diferente.
Es decir, te comportas de manera distinta. O en otras palabras, dejas de ser tú mismo.
3. ¿Quién eres en este momento?
Durante toda tu vida, has sido influenciado por todo lo que te rodea, especialmente, por tus padres, pero también, por amigos, profesores, experiencias propias y un sinfín de influencias externas. Ello ha provocado que, poco a poco, hayas dejado de ser tú mismo de manera inconsciente.
Pero tranquilo, esto no solo te ha ocurrido a ti, nos ha ocurrido a todos, en mayor o menor medida.
Sin darte cuenta, vas adoptando patrones y creencias ajenas, algunas de ellas desde edades muy tempranas, lo cual te lleva a alcanzar la vida adulta sin saber muy bien quien eres realmente, o por qué haces lo que haces.
De manera que el primer paso que debes dar es el de averiguar dónde estás ¿De quién son las gafas con las que ves el mundo?
Puede que descubras que para conseguir lo que quieres no tienes que dejar de ser tú mismo, sino todo lo contrario, deshacerte de todo lo que no es tuyo y comenzar a ser TÚ.
Durante toda tu vida has sido influenciado por todo lo que te rodea. Foto vía pixabay.com
4. ¿Te estás traicionando al dejar de ser tú mismo?
Esta pregunta puede atormentarte cuando decides cambiar tu forma de actuar para conseguir lo que quieres. Además, la gente de tu alrededor también notará que te comportas de manera diferente, y no siempre le sentará bien.
Puede que empiecen a decirte que has cambiado, que no eres el mismo de siempre, etc. Hasta el punto de hacerte dudar sobre si realmente estás haciendo lo correcto, o si te estás convirtiendo en una persona artificial.
Sin embargo, la respuesta a esta pregunta no vas a encontrarla en los demás, sino en ti mismo.
Lo que debes preguntarte es de dónde nace el deseo de cambiar, o el deseo de conseguir aquello por lo que te has propuesto luchar.
Si lo que te lleva a actuar así es algo externo, un deseo superficial que viene de fuera, entonces es evidente que te estás traicionando a ti mismo. Pero si lo que te lleva a cambiar es un deseo interno, algo que nace de ti como una necesidad, lo que ocurre es que en lugar de dejar de ser tú mismo, comenzarás a ser tú.
5. ¿Qué significa ser tú mismo y qué beneficios obtienes de ello?
En mi opinión, todos deberíamos hacer el esfuerzo de ser nosotros mismos. Es decir, de deshacernos de todo lo que no nos pertenece. Especialmente, de aquello que no nos es útil, o que incluso nos complica la vida.
Ahora que eres consciente de que durante toda tu vida puede que hayas ido adquiriendo comportamientos que no han nacido de ti, sino de tu entorno, puedes empezar a ser quién eres y quién quieres ser.
El primer paso para lograrlo es ser crítico con aquello que identificas como ser tú mismo. ¿Por qué? Porque es posible que cuando dices “soy así” en realidad estés diciendo “he aprendido a ser así”. Y no es que aprender esté mal; pero, para ser tú mismo, primero debes deshacerte de todo lo que no es tuyo, lo cual suele coincidir con lo que nos hace sufrir.
Para ser tú mismo, debes deshacerte de todo lo que no es tuyo. Foto vía pixabay.com
‒ Bueno, ¿y por qué debería hacer el esfuerzo de ser yo mismo?‒ Puede que te preguntes.
Pues los motivos para intentarlo son muchos y variados, así que me voy a centrar en 3 de los beneficios que obtendrás cuando logres ser tú mismo.
1. Hace que te marques objetivos propios
Hay mucha gente que cumple objetivos por los que ha luchado durante mucho tiempo y en los que ha gastado mucha energía.
Sin embargo, cumplirlos no les ha hecho más felices, lo cual es un claro síntoma de que no eran objetivos propios que estuviesen alineados con sus valores.
De todas formas, cuando un objetivo no es propio, lo más probable es que no lo consigas falta de la motivación necesaria.
2. Le da sentido a tu vida y orientará tus pasos
Cuando sabes lo que quieres de verdad, es como cuando sabes a dónde quieres ir. Sigues tu camino y, si por algún motivo te desvías, rápidamente rediriges tu ruta.
3. Te da seguridad
Cuando eres tú mismo, se nota. Lo que haces y tu forma de actuar te sale de dentro con una fuerza y una determinación que no deja indiferente a nadie, ni a ti mismo.
6. 3 Pautas para volver a ser quien eres y conseguir tus objetivos
Supongo que a estas alturas estarás deseando ser realmente tú mismo, pero puede que no sepas por dónde empezar.
Y es que, si a lo largo de tu vida has ido adquiriendo creencias y patrones que no son tuyos ‒y esto ocurrió desde el momento que saliste de la tripa de tu madre‒, dejar atrás todo eso no va a ser tarea fácil.
Sin embargo, merece la pena intentarlo y cosechar los resultados. Para ello, te sugiero estas 3 pautas que a mí me están ayudando en este camino.
6.1. Aprende a escuchar tus emociones
A lo largo del día experimentas infinidad de sensaciones y emociones a las que es muy posible que apenas prestes atención. Todas estas sensaciones y emociones están llenas de información valiosa, y saber identificarlas te ayudará a conocerte mejor.
Cuando te sientas enfadado, no te quedes con que “Fulanito” te dijo “tal cosa”. Pregúntate en qué momento exacto y por qué comenzaste a experimentar el enfado, qué parte de responsabilidad tienes en tu enfado, en qué zona de tu cuerpo sientes el enfado, etc.
Y lo mismo con el resto de emociones: tristeza, alegría, rabia, culpa…
Identificar, entender y saber gestionar tus emociones es básico para avanzar en el propósito de ser tú mismo.
Si quieres ir más allá, te recomiendo que le eches un vistazo a este post de Ubay sobre la emoción oculta y el plexo solar.
Aprender a escuchar tus emociones. Foto vía pixabay.com
6.2. Analiza si tus comportamientos son realmente tuyos
Como decía en un apartado anterior, es posible que en ocasiones digas “soy así” cuando la realidad es que has aprendido a ser así.
Por eso resulta de gran ayuda saber desde qué momento o edad reaccionas o te comportas de una determinada manera ante ciertos estímulos.
Si lo haces, descubrirás qué circunstancias provocan estos comportamientos, podrás entenderlos y, por ende, estarás en disposición de poder cambiarlos o sustuirlos por otros.
Un ejemplo personal.
Hace años, me di cuenta de que no podía estar en casa con las manos sucias. Y no me refiero a visiblemente sucias, sino a que no me las hubiera lavado después de hacer cualquier cosa. Ello hacía que a la mínima me sintiera incómoda y tuviera que ir a lavarme las manos.
Pensando en ello, recordé que, cuando era pequeña, muchas veces me sentaba a comer sin lavarme las manos. Mi padre solía preguntarme: «¿Te has lavado las manos?» Si la respuesta era “no”, me mandaban al baño directamente. Y si intentaba escaquearme me intentaban meter miedo con posibles infecciones o enfermedades procedentes de mi perro, de la suciedad de la calle o de cualquier otra fuente.
No dudo de que sus intenciones eran las mejores, pero este hecho hizo que con el tiempo desarrollara un comportamiento exagerado que no era mío. Era algo que había aprendido en el seno familiar y que, con el tiempo, debía repetir para sentirme cómoda.
Si te fijas detrás de ese comportamiento había muchas emociones: Incomodidad, miedo, intranquilidad.
Como entenderás, analizar e intentar cambiar todos tus comportamientos es una tarea que requeriría mucho tiempo y esfuerzo. Por tanto, céntrate simplemente en aquéllos con los que no te sientes cómodo. Es posible que sean comportamientos aprendidos que hoy ya no te sirvan.
Finalmente, dicho análisis te permitirá sustituir esos comportamientos que no encaja contigo por otros más afines a ti.
6.3. Descubre tu verdadera forma de ser a través de los demás
En tu día a día interactúas con diferentes personas y, probablemente, hay comportamientos en ellas que no soportas y comportamientos que envidias o admiras.
Es interesante que identifiques qué comportamientos de otras personas te resultan insoportables, ya que es posible que no soportes comportamientos ajenos que tú mismo también tienes.
La pregunta que te propongo ante estas situaciones es: «¿Qué hay de mí en aquello que me incomoda de otros?» (una pregunta a tener muy en cuenta con los hijos y con los equipos que se tienen a cargo).
Esto te ayudará a descubrir aspectos de tu carácter que no te gustan, y podrás empezar a pulirlos para sentirte mejor contigo mismo.
Lo mismo ocurre en sentido inverso. Existen personas que tienen determinados comportamientos que te agradan. Es como si de forma latente formaran parte de ti.
En este caso te invito a que poco a poco trates de incorporarlos en tu día a día, ya que si te gustan en otros, es porque son afines a ti mismo y, por tanto, también te gustarán en ti.
7. Conclusiones
A modo de resumen, lo que he querido transmitir con este post es que, a la hora de realizar un cambio, debemos tener en cuenta cuál es el punto de partida. Y el único punto de partida válido es el que parte de nosotros mismos.
Sin embargo, a menudo nos encontramos muy lejos de ese lugar. Entonces, debemos desaprender gran parte de lo aprendido y volver a conectar con nosotros mismos, la mejor guía posible. Y es que sólo siendo nosotros mismos es posible encontrar nuestro camino y cumplir nuestros verdaderos objetivos.
Ha sido para mí un placer compartir esta reflexión con todos los lectores de Viaje a la Esencia. Espero que os haya gustado y me encantará saludaros en los comentarios.
Sobre la autora
Mi nombre es Diana Rebollar y el alto rendimiento integral para el día a día me ayuda a dedicar más tiempo productivo a aquello que quiero, sentirme mejor a todos los niveles y, como consecuencia inevitable, desatar mi potencial.
Puedes saber más sobre mí y sobre lo que hago en potencialdisruptivo.com
También estoy en Instagram y Youtube
P.D. Créditos de portada: hombre en gafas de sol. Vía Shutterstock
Deja una respuesta