Las responsabilidad de tu vida es tuya, no es de los demás ni de agentes externos…
Si asumes tu responsabilidad en la vida, todo suele ir mucho mejor. Primero, porque te esforzarás para que las cosas vayan bien y, por tanto, estarás tomando el control. Segundo, porque evitarás entregarle ese control a un tercero…
Sin embargo, es precisamente eso lo que suelen hacer muchas de las personas que conozco: entregar la responsabilidad y el control de su vida a terceros. Al hacerlo, quedamos en manos de otros. Pasamos de ser protagonistas a observadores, e incluso víctimas. Y ese victimismo se convierte la excusa perfecta para caer en el conformismo y en la autocomplacencia.
Hoy me gustaría darte algunas claves para que recuperes tu responsabilidad en la vida. Si lo logras, dejarás de ser un simple espectador, condenado a sufrir y soportar lo que la vida o los demás decidan por ti, y pasarás a ser dueño de propio destino. ¿Te parece buena idea?
1. ¿El destino está escrito o todo lo que nos ocurre depende de nosotros?
¿Todo está escrito? ¿O depende de nosotros? Foto vía Shutterstock
La eterna pregunta: ¿El mundo es determinista o indeterminista? O, dicho de otro modo: ¿todo lo que ocurre está escrito o depende de nuestros actos?
A lo largo de la historia, tanto filósofos como científicos han intentado resolver este enigma; sin demasiado éxito, que digamos. De hecho, Kant concluyó que desde nuestra condición humana nunca llegaremos a saber la respuesta.
Einstein, por ejemplo, creía profundamente en el destino, tanto que acuñó la famosa frase de: «Dios no juega los dados». Los físicos cuánticos, por otro lado, se inclinan a pensar que el universo es indeterminista e imposible de predecir, así que explican el funcionamiento de la realidad a través del azar y las probabilidades.
Al final, no queda más remedio que dejarnos llevar por nuestro raciocinio, nuestras sensaciones y nuestra intuición. En mi caso, estoy convencido de que el universo está en perfecto equilibrio y de que todo sucede por algún motivo que está en armonía con las leyes que lo rigen. Soy también de los que opina que la vida nos lleva siempre a experimentar las lecciones que necesitamos para seguir evolucionando. Es decir, me posiciono más bien del lado determinista.
Sin embargo, siento también que la vida es responsabilidad mía, y que para conseguir aquello que quiero o deseo tengo que dar lo máximo de mí para poder lograrlo. Tal vez suene contradictorio: todo está escrito pero debemos luchar para llegar a cumplir nuestro destino y nuestros sueños. Pues sí, tienes razón, pero ¿sabes? Como ya dije, ni filósofos ni científicos se ponen de acuerdo al respecto, así que, ¿por qué limitarnos a una sola posibilidad? ¡Juguemos con todos los ases en la manga!
El único consejo que puedo darte es que sigas tu intuición y, si te decantas por una visión más determinista, no caigas en pensamientos limitantes como: «Si existe un destino y todo está escrito, ¿para qué esforzarme en que las cosas vayan como yo quiero que vayan? ¿qué sentido tiene luchar para cumplir mis sueños y proyectos?»
Gran parte de lo que nos ocurre en la vida, depende de nosotros. Si no somos valientes y asumimos nuestra responsabilidad, alguien o algo lo hará en nuestro lugar. Y entonces pasamos de ser protagonistas activos a ser víctimas pasivas de nuestra vida.
2. Mejor dejar a Dios tranquilo haciendo su trabajo y centrarnos en lo nuestro
Mejor dejar a Dios tranquilo y centrarnos en lo nuestro. Foto vía Shutterstock
Seas religioso, espiritual o ateo (o cualquier otra opción posible), te diré una cosa. Veo muchas personas a mi alrededor que no hacen más que traspasarle a Dios sus propias responsabilidades, incluso sus propias iras y frustraciones.
Cuántas veces habré oído decir cosas como: «No creo en Dios porque mi hijo murió en un accidente. O porque me diagnosticaron una grave enfermedad hace dos años…O porque me he quedado sin trabajo cuando más lo necesitaba…»
Esa actitud suele ser aceptada, justificada e incluso hace que la persona afectada sea admirada y adquiera el estatus de mártir de la vida. Para mí, se trata de una actitud infantil, egoísta, hipócrita y falta de empatía. ¿Por qué?
Porque estas personas han visto cada día gente morir, familias destrozadas por acontecimientos trágicos, agresiones, mutilaciones, violaciones, incendios o catástrofes naturales, pero todo ello no fue suficiente para que dejaran de creer en Dios. Simplemente porque la desgracia no les había afectado a ellos. Sin embargo, cuando algo malo acontece en su vida se rebelan contra un Dios que, esta vez sí, debería haberles protegido, a ellos y a su familia, de las desgracias del mundo.
Otras frases que también he oído decir tanto a ateos como a personas creyentes son:
‒»Si Dios existiera, ¿Cómo podría permitir esto».
‒“¿Cómo puede Dios permitir las violaciones, las guerras, el hambre, los huracanes o la muerte de mis seres queridos? Si realmente existiera no lo permitiría…”
‒¿Cómo puede Dios permitir que las personas actúen de ese modo?‒
Cuando oigo este tipo de reflexión me doy cuenta de que la mayoría de las cosas sobre las que la gente se queja (y que acaban amargando su vida) no son más que las consecuencias de sus propios actos. O de los actos de la humanidad como especie.
No olvidemos tampoco que la propia religión católica afirma que el hombre está dotado de libre albedrío y concebido «a imagen y semejanza de Dios». Por tanto, incluso desde esta óptica, podemos deducir que se nos ha otorgado un poder y una responsabilidad. ¿A que esperamos, pues, para utilizarla y transformar nuestra vida y nuestro entorno en aquello que queramos o deseemos?
3. Te conviertes en lo que cultivas
Te conviertes en lo que cultivas. Foto vía Shutterstock
Para terminar, permíteme una última reflexión que probablemente te parezca obvia y lógica, pero que parece que mucha gente ha olvidado: te conviertes en lo que cultivas.
- Si cultivas tu formación académica te convertirás en un buen estudiante.
- Si cultivas el amor por el trabajo duro y bien hecho te convertirás en un buen trabajador.
- Si cultivas tu vida familiar te convertirás en un buen padre, madre, hijo o hermano.
- Si cultivas tu vida social y tus relaciones personales serás capaz de tener buenos amigos y un excelente círculo social.
- Si cultivas tu cuerpo y tu salud probablemente tendrás un cuerpo más fuerte y sano.
- Si cultivas tu espiritualidad y tu filosofía personal serás una persona más centrada y equilibrada que tendrá sus propios valores y principios.
- Si cultivas tu resistencia aeróbica, tu fuerza o tu velocidad serás más resistente, fuerte o veloz.
¿Cuándo llegan los problemas?
- Cuando quieres ser buen estudiante y sólo estudias el día antes.
- Cuando quieres ser valorado en tu trabajo pero no eres serio ni responsable.
- Cuando quieres tener una buena vida familiar pero no tratas bien ni a tu pareja ni a tus hijos y nunca estás en tu hogar.
- Cuando quieres tener muchos amigos pero nunca llamas a nadie ni sales de casa.
- Cuando quieres tener una salud de hierro pero no haces ningún ejercicio físico ni cuidas bien tu dieta.
- Cuando deseas un equilibrio personal y espiritual pero nunca lees, meditas ni piensas en temas profundos.
- Cuando quieres ser rápido y te dedicas a entrenar la resistencia.
- Cuando quieres ser resistente y entrenas la velocidad.
En definitiva, el problema viene cuando decimos querer algo mientras hacemos cosas encaminadas a conseguir justamente lo contrario. Pero eso no es lo peor…
Lo peor de todo es que luego nos quejamos de nuestros fracasos y culpamos a todo el mundo de ellos salvo a nosotros mismos.
4. Conclusiones
Tras las tres reflexiones anteriores espero haber sabido defender la idea inicial de este artículo: la idea de que Tu vida es responsabilidad tuya.
Tal vez no todo dependa de nosotros, pero probablemente sí muchas más cosas de las que realmente creemos. Si reflexionamos un poco sobre lo que nos quejamos, sobre aquello que no nos gusta y sobre por qué a veces no cumplimos nuestros objetivos, tal vez encontremos que la causa está en nosotros mismos y no en los demás o en lo externo.
Por tanto, creo que es bueno asumir nuestras responsabilidades ya que, de un modo u otro, como ya dije, estaremos dándole a terceros demasiado control sobre nuestra existencia.
Siempre he creído en que: «uno tiene lo que merece o lo que necesita«. Y también creo que, cuando ocurren cosas en nuestra vida que no nos gustan, sólo tenemos que cambiar nuestros actos para mejorarlo. Incluso cuando no podemos remediar algo seguimos teniendo opciones. ¿Cuáles? Hundirnos o seguir luchando con coraje y determinación.
Y tú…¿qué opción prefieres? ¿Quieres ser protagonista de tu vida o prefieres ser un simple observador o una simple víctima? ¿Crees que la vida es responsabilidad tuya o de los demás? Y por último: ¿Crees que todo está escrito o que nosotros creamos nuestro propio destino?
Me encantaría escuchar tu opinión y leer tus comentarios, así que no seas tímido y anímate a escribir unas líneas, pues serán siempre bienvenidas 😉
#####
Nota final: este artículo es parte de mi libro, El Despertar de la Esencia
Elsa dice
Creo que cada uno y cada una de nosotros y nosotras somos responsables de nuestra vida. Aunque pongamos la culpa sobre agentes externos (ya sean personas o cosas), no conseguiremos sentirnos mejor; pues lo que ponemos sobre otros es lo que nos resuena a nosotros mismos y darnos cuenta de ello nos ayudará a avanzar.
Estoy de acuerdo plenamente en que la vida nos trae lo que necesitamos para avanzar y/o para aprender, y también creo que podemos hacer mucho para mejorar nuestra vida y acelerar algunos procesos (ya que otros llevan su tiempo).
Hace tiempo me contaron algo que suelo contar a veces cuando doy formación a adultos… «Cuando señalas a alguien (con índice y pulgar estirados) dos dedos de tu mano señalan hacia fuera y tres hacia ti mismo… Esa es la realidad de la culpa que buscas».
Gracias, Ubay, por este artículo.
¡Saludos!
Ubay Serra Sánchez dice
Sí Elsa, yo también veo las cosas de esta manera. Cada uno es responsable de su vida y, sea cual sea nuestro destino, creo que eso no es óbice para dar lo máximo de nosotros en todo cuanto hacemos. Como ya comenté, nadie sabe a ciencia cierta hasta que punto todo está escrito o está en nuestras manos, así que usemos todas las herramientas posibles para cumplir nuestros sueños y objetivos.
Por cierto, la metáfora de la mano señalada me encanta, creo que te la tomaré prestada cuando llegue la ocasión. ¡Así que muchas gracias a ti por tu aportación!
jose maria dice
Efectivamente Ubay, nosotros y solo nosotros, somos de alguna manera los responsables de nuestra vida, de nuestro destino. Aunque muchas veces no seamos capaces de reconocer que la solución esta dentro de nosotros mismos y no en los demás. Y lo que solemos decir por aqui de lo que se come se cria, es decir que lo que cultivamos, nos hace ser la mejor versión de nosotros mismos.
Muchas gracias.
Ubay Serra Sánchez dice
¡Hola José María! Me alegro que estemos de acuerdo. Si tuviéramos presente lo que acabas de comentar, empezaríamos a tomar el control de nuestra vida y haríamos que todo nos fuese mejor. No podemos controlarlo todo, pero sí mucho más de lo que solemos creer, así que sólo hace falta responsabilizarse más de nuestros actos y dar lo máximo en lo que hacemos. Gracias por tu comentario. ¡Un abrazo!
Soldadito Marinero dice
Muy de acuerdo con el mensaje que subyace, aunque de una forma algo más tétrica, en mi última entrada la última mirada quizá en el fondo quiero decir lo mismo 🙂
Ubay Serra Sánchez dice
Probablemente en el fondo quieras decir lo mismo, sí…Por cierto, un gran artículo soldadito…¡Un abrazo!